La recién naci­da cría de man­ga­bey en Bio­parc. Foto: Bio­parc Valen­cia

Con­ti­núan los naci­mien­tos en este año de baby boom en Bio­parc, aho­ra con una hem­bra pri­me­ri­za de este pri­ma­te que lle­gó al par­que en 2018 y una cama­da de man­gos­tas enanas, el car­ní­vo­ro más peque­ño de Áfri­ca.

El man­ga­bey de coro­ni­lla blan­ca (Cer­co­ce­bus lunu­la­tus), inclui­do en la lis­ta roja de la UICN, está en gra­ve peli­gro de extin­ción y Bio­parc cola­bo­ra a nivel inter­na­cio­nal en su con­ser­va­ción con el gru­po repro­duc­tor valen­ciano y en su hábi­tat en Áfri­ca con la Fun­da­ción Bio­parc.

La recién naci­da cría de man­ga­bey en Bio­parc. Foto: Bio­parc Valen­cia

Cada nue­vo naci­mien­to de una espe­cie en peli­gro de extin­ción es una bue­na noti­cia para la con­ser­va­ción de la bio­di­ver­si­dad del pla­ne­ta y en este caso lo es de for­ma espe­cial pues se tra­ta de una de las espe­cies de pri­ma­tes afri­ca­nos más ame­na­za­das. Los man­ga­beys de coro­ni­lla blan­ca (Cer­co­ce­bus lunu­la­tus) están inclui­do­sen la tris­te­men­te famo­sa en la lis­ta roja de la UICN (Unión Inter­na­cio­nal para la Con­ser­va­ción de la Natu­ra­le­za).

El vídeo de las nue­vas crías en Bio­parc Valen­cia.

Los “monos de la raya en el ojo”

Cono­ci­dos como los “monos de la raya en el ojo”, por los par­ti­cu­la­res pár­pa­dos blan­cos, cuyos movi­mien­tos les per­mi­ten comu­ni­car­se, su dis­tri­bu­ción geo­grá­fi­ca en la natu­ra­le­za está res­trin­gi­da a la par­te nor­te del gol­fo de Gui­nea, en la cos­ta occi­den­tal de Áfri­ca. En esta zona cla­si­fi­ca­da como “calien­te” por su bio­di­ver­si­dad, la Fun­da­ción BIOPARC cola­bo­ra con el pro­yec­to WAPCA, que desa­rro­lla un tra­ba­jo vital para la con­ser­va­ción in situ de pri­ma­tes en Gha­na. Pese a las difi­cul­ta­des por las que está atra­ve­san­do Áfri­ca por el Covid-19, esta cola­bo­ra­ción ha podi­do incluir una nue­va zona de actua­ción en la Reser­va Fores­tal Cape Three Points, don­de hay pobla­cio­nes tan­to de estos man­ga­beys como de cer­co­pi­te­cos de Rolo­way. Estos últi­mos pode­mos ver­los en BIOPARC Fuen­gi­ro­la.

La primera cría para Torcuata

En el otro pilar de la con­ser­va­ción, el que se rea­li­za ex situ, BIOPARC Valen­cia par­ti­ci­pa acti­va­men­te en el pro­gra­ma euro­peo don­de se inclu­ye el gru­po repro­duc­tor valen­ciano que ha teni­do esta nue­va cría. El padre es Vito, que lle­gó a BIOPARAC en 2008 pro­ce­den­te del Zoo de Salz­burg (Aus­tria) y la madre Tor­cua­ta, que vino de Jerez en noviem­bre de 2018. Para esta joven hem­bra es su pri­me­ra cría y por lo que el equi­po téc­ni­co le está pres­tan­do espe­cial aten­ción.

La nue­va cría con su madre pri­me­ri­za, Tor­cua­ta, que se va acos­tum­bran­do a coger al bebé. Foto: Bio­parc Valen­cia

Aun­que en un pri­mer momen­to mos­tra­ba inex­pe­rien­cia al coger al bebé, rápi­da­men­te comen­zó a mane­jar­lo con nor­ma­li­dad. El equi­po sigue vigi­lan­do el esta­do de madre y cría y pau­tan­do su adap­ta­ción al recin­to exte­rior. En el gru­po con­vi­ven ade­más otra hem­bra adul­ta, Hope, y sus dos crías, Nasha y Buki. En Bio­parc Valen­cia pode­mos con­tem­plar esta valio­sa espe­cie com­par­tien­do recin­to con los gori­la­sen la zona que mues­tra los bos­ques de Áfri­ca Ecua­to­rial.

Nuevas crías de mangostas enanas

Una de las nue­vas crías de man­gos­tas enanas. Foto: Bio­parc Valen­cia

Por otro lado, en la recrea­ción del ter­mi­te­ro a tama­ño real que encon­tra­mos en la zona de la saba­na, pode­mos des­cu­brir las nue­vas crías de otra espe­cie, las man­gos­tas enanas (Helo­ga­le par­vu­la undu­la­ta), los car­ní­vo­ros más peque­ños de Áfri­ca. Cuen­tan con un intere­san­te sis­te­ma social don­de el pues­to más alto es ocu­pa­do por la hem­bra alfa, la de mayor edad, segui­da por su com­pa­ñe­ro, con el que sue­le empa­re­jar­se de por vida. Esta pare­ja es la úni­ca que se repro­du­ce de todo el gru­po, ya que la capa­ci­dad de pro­crear de las demás hem­bras es inhi­bi­da de mane­ra hor­mo­nal por la hem­bra alfa. La jerar­quía del res­to del gru­po está basa­da en la edad.

El res­to de miem­bros de la colo­nia par­ti­ci­pan en el cui­da­do y ali­men­ta­ción de los peque­ños. Tam­bién lla­ma la aten­ción el tra­to espe­cial que dis­pen­san a los indi­vi­duos de más edad y a los heri­dos o enfer­mos. BIOPARC nos ofre­ce en cada rin­cón del par­que “lec­cio­nes de vida” y moti­vos para amar y res­pe­tar, no solo a las dife­ren­tes espe­cies ani­ma­les, sino tam­bién nues­tro entorno, a nues­tros con­gé­ne­res y a noso­tros mis­mos, como una for­ma de sos­te­ni­bi­li­dad del pla­ne­ta que todos habi­ta­mos.

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