Lo peor que le pasó a la selección española en el Mundial de Qatar fue ganar su primer partido contra Costa Rica por 7–0. El resultado nos hizo ver, y les hizo creer a sus jugadores, lo que no existía: que nuestro equipo, excampeón del mundo, poseía un enorme potencial y que su fuerza y puntería para los disparos a puerta eran fabulosos.

Todo el mun­do con­si­de­ró, a cau­sa de ese ines­pe­ra­do 7–0 ini­cial, que Espa­ña iba a ser una de las prin­ci­pa­les can­di­da­tas a alzar­se con la Copa del Mun­do. La reali­dad tenía un ros­tro dife­ren­te. La selec­ción espa­ño­la mos­tró gran­des caren­cias en sus tres par­ti­dos siguien­tes (mar­có solo dos goles en esos tres encuen­tros: con­tra Ale­ma­nia, 1–1; con­tra Japón, derro­ta por 2–1; y con­tra Marrue­cos, 0–0 y eli­mi­na­da en la tan­da de penal­tis). El balan­ce es muy decep­cio­nan­te, con un pau­pé­rri­mo acier­to en el rema­te (evi­den­te­men­te meto en ese saco tam­bién el tor­pe lan­za­mien­to de penal­tis). 


La selec­ción espa­ño­la fue de mal en peor. Exce­len­te ante la débil Cos­ta Rica; peleo­na y dig­na con­tra Ale­ma­nia; muy flo­ja y ama­ne­ra­da ante Japón (sobre todo en la segun­da par­te) e impo­ten­te a la hora de deci­dir con­tra Marrue­cos. No insis­to en el tema de los penal­tis (¿en los entre­na­mien­tos no se cui­da ese aspec­to? Supon­go que sí, pero des­de lue­go los resul­ta­dos no son bue­nos). En la piza­rra de fút­bol de Luis Enri­que da la sen­sa­ción de que hay más piza­rra que fút­bol.

En para­le­lis­mo con esa ten­den­cia de ir de más a menos de la selec­ción espa­ño­la me vinie­ron a la cabe­za las fil­mo­gra­fías de dos direc­to­res con títu­los muy intere­san­tes pero que sus tra­ba­jos iban per­dien­do inte­rés poco a poco. O no tan poco a poco. Me refie­ro a Roman Polans­ki y Álex de la Igle­sia.

Polans­ki (1933, fra­n­­co-pola­­co) se con­vir­tió para este cro­nis­ta, en los años sesen­ta y pri­me­ros seten­ta, en uno de mis direc­to­res favo­ri­tos. Me apa­sio­na­ba todo lo que hacía: Repul­sión (1965), El bai­le de los vam­pi­ros (1967), la magis­tral La semi­lla del dia­blo (1968), Chi­na­town (1974), Tess (1979)… Lue­go, ines­pe­ra­da­men­te, se pro­du­jo un apa­gón crea­ti­vo. Todo lo que Polans­ki reali­zó con pos­te­rio­ri­dad fue menor, por deba­jo de las expec­ta­ti­vas ini­cia­les, con bas­tan­tes pro­pues­tas imper­so­na­les, … Entre­te­ni­das y dig­nas la mayo­ría, pero ya sin caris­ma. Ofi­cio, solo ofi­cio. He dicho “ines­pe­ra­da­men­te” y creo que soy injus­to: Polans­ki sufrió en esa épo­ca una tre­men­da tra­ge­dia per­so­nal y serios con­flic­tos judi­cia­les. Es muy posi­ble que esos pro­ble­mas mina­sen su crea­ti­vi­dad.

Álex de la Igle­sia (Bil­bao, 1965) rodó en 1995, a sus 30 años, una de las mejo­res pelí­cu­las de la his­to­ria del cine espa­ñol: El día de la Bes­tia. Extra­or­di­na­ria, inven­ti­va, alu­ci­nó­ge­na, satá­ni­ca… Cin­co años des­pués, en el 2000, estre­nó la mal­va­da y enlo­que­ci­da La Comu­ni­dad, el últi­mo gran tra­ba­jo de Car­men Mau­ra. El direc­tor vas­co es pro­lí­fi­co y ren­ta­ble en taqui­lla, rue­da bien, lo que hace nun­ca está mal del todo, pero ¿cuán­do y por qué moti­vo per­dió su genia­li­dad ini­cial?

Ir pro­fe­sio­nal­men­te de más a menos y no saber cómo ende­re­zar ese rum­bo deca­den­te es una mal­di­ción mar­ti­ri­zan­te. Y casi siem­pre, irre­so­lu­ble. La men­te es una fuen­te de enig­mas.



LA COLUMNA ABIERTA de Rafa Marí

«Que la vida iba en serio / uno lo empie­za a com­pren­der más tar­de”
Jai­me Gil de Bied­ma

Duran­te los dos últi­mos años, el perio­dis­ta cul­tu­ral Rafa Marí ha veni­do publi­can­do en este espa­cio de Valen­cia City sus cró­ni­cas sobre cine, pri­me­ro como Dia­rio de un ciné­fi­lo, y pos­te­rior­men­te bajo el títu­lo Des­de el sillón de mi casa… en Mis­la­ta. Han sido dos años de diver­ti­das y ori­gi­na­les digre­sio­nes sobre su gran pasión, el cine, pero aho­ra toca explo­rar nue­vos terri­to­rios, reno­var una fruc­tí­fe­ra cola­bo­ra­ción, una colum­na abier­ta.

En aje­drez, otra de las inte­li­gen­tes acti­vi­da­des de Rafa Marí, una colum­na abier­ta es una colum­na sin peo­nes; en el perio­dis­mo, una colum­na abier­ta es una colum­na don­de pue­de refle­xio­nar­se sobre el pre­cio de las cosas, la alta coci­na, un libro, una pelí­cu­la o los amo­res de Isa­bel Pan­to­ja.

Pese a ser un perio­dis­ta tar­dío, Rafa Marí (Valen­cia, 1945) ha teni­do tiem­po para tra­ba­jar en muchos medios de comu­ni­ca­ción: Car­te­le­ra Turia, Cal Dir, Valen­cia Sema­nal, car­te­le­ra Qué y Don­de, Noti­cias al día, Papers de la Con­se­lle­ria de Cul­tu­ra, Leva­n­­te-EMV, El Hype… Siem­pre en las pági­nas de cul­tu­ra. En 1984 se incor­po­ró a la redac­ción de Las Pro­vin­cias, dia­rio don­de actual­men­te ejer­ce su acti­vis­mo como gran comen­ta­ris­ta.

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