• Escu­cho una de las Dan­zas Sin­fó­ni­cas de Rach­ma­ni­nov, mi pre­fe­ri­da, La Isla de los muer­tos, se lla­ma. El gran com­po­si­tor ruso se ins­pi­ra en un cua­dro excep­cio­nal del mis­mo títu­lo.

  • Un mun­do, el de hoy, que se acer­ca peli­gro­sa­men­te a lo que cuen­ta la obra esen­cial de un escri­tor e inte­lec­tual Stephan Zweig

  • Tras tras­tear el tra­jín ciu­da­dano, las sole­da­des de este terri­to­rio deso­la­do a fina­les de invierno, crean una situa­ción fan­tas­mal. En oca­sio­nes, por la tar­de, y tur­ba­do cual per­so­na­je de Goethe jun­to al río, no doy cré­di­to a la vibra­ción bellí­si­ma del entorno.

  • Para los estu­dian­tes que cur­sa­mos carre­ra en los 70, el edi­fi­cio de La Nau for­ma par­te de nues­tra memo­ria sen­ti­men­tal mas que­ri­da. Su mag­ní­fi­co claus­tro está pre­si­di­do por un ada­lid valen­ciano de la lucha inte­lec­tual por la liber­tad del pen­sa­mien­to.

  • Se cum­plen 125 años de la muer­te de uno de los pen­sa­do­res más influ­yen­tes de nues­tra gene­ra­ción rebel­de.

  • Ha sido el riff de gui­ta­rra más famo­so de todos los tiem­pos y en cier­ta mane­ra sigue sien­do nues­tro himno de com­ba­te por enci­ma de los dul­zo­nes temas para niños y niñas cool de Cold­play.

  • Las pri­ma­ve­ras en el nor­te de Marrue­cos poseen un luju­rian­te ver­dor que pocos sos­pe­chan. Llue­ve mucho en el Atlán­ti­co. Resul­ta que pese a ser un país tan cer­cano al nues­tro no tene­mos ni la más remo­ta idea de su idio­sin­cra­sia, cos­tum­bres y peli­gros.

  • Sien­do el paseo marí­ti­mo del Caban­yal, lla­ma­do de Nep­tuno, uno de los mas gran­des y vis­to­sos del país, su esta­do de ser­vi­cios y man­te­ni­mien­to cla­man al cie­lo.

  • Este año se cum­ple siglo y medio del naci­mien­to del poe­ta más gran­de que ha teni­do este país en el siglo XX. Murió huyen­do de la bar­ba­rie.

  • La cró­ni­ca del perio­dis­mo valen­ciano está por escri­bir. Sobre todo la de sus pro­ta­go­nis­tas, perio­dis­tas que no lo eran y que a fal­ta de otra cosa se pusie­ron a escri­bir sin títu­lo ni carre­ra. A pesar de ello, muchos lle­ga­ron a lo mas alto en el ofi­cio. 

  • Hubo un tiem­po en que la pla­za con más sole­ra de la ciu­dad olía a boñi­ga de caba­llo. A algún genio muni­ci­pal se le ocu­rrió poner un pues­to de alqui­ler de carros para turis­tas cuan­do en la ciu­dad toda­vía no los había. Aho­ra tene­mos turis­tas, pero, por for­tu­na, no los carri­co­ches que afea­ban el espa­cio.

  • Las ter­tu­lias casi han des­pa­re­ci­do y eso es una mala noti­cia. Por­que Valen­cia es una urbe de cons­pi­ra­do­res de café y aquí ha habi­do muchos, en la dic­ta­du­ra y en la tran­si­ción.

  • Dis­po­ner en la casa fami­liar de una biblio­te­ca bien sur­ti­da es fun­da­men­tal para la for­ma­ción de los que allí viven.

  • El Cen­tro Cul­tu­ral la Nau expo­ne estos días una mues­tra muy ori­gi­nal y que recu­pe­ra el pasa­do con toda la dig­ni­dad que tie­ne. La copla y su faraón. El artis­ta mala­gue­ña que estu­vo a pun­to de correr la mis­ma suer­te de Lor­ca en la pos­gue­rra.

  • Nos hemos pasa­do la vida con­fun­dien­do sen­ti­mien­tos. Defor­man­do el sen­ti­do de las pala­bras. Cre­yen­do que amor es sexo. Los hay tan cenu­trios que hacen cuen­ta de los amo­res que han teni­do. Don Jua­nes de ope­re­ta.

  • El Ins­ti­tu­to Luis Vives de Valen­cia, aho­ra es un IES y ha hecho his­to­ria por­que allí esta­lló la lla­ma­da Pri­ma­ve­ra Valen­cia­na de 2012. Joven­zue­los pidien­do mejo­ras que tuvo sus fru­tos.