Carlos Salazar, arquitecto

Car­los Sala­zar Frai­le (Valèn­cia, 1962) es un arqui­tec­to con des­pa­cho pro­pio y pro­fe­sor de pro­yec­tos arqui­tec­tó­ni­cos y del Mas­ter de Pai­sa­jis­mo en la UPV. Aca­ba de publi­car el libro “Lo que ocul­ta un arqui­tec­to”, edi­ta­do por New­Castle, que nos apro­xi­ma a un mun­do espe­cia­li­za­do que se sue­le idea­li­zar de puer­tas para fue­ra.

¿Qué ocul­ta un arqui­tec­to?

Lo que ocul­ta un arqui­tec­to es todo aque­llo que rodea al mun­do de los arqui­tec­tos y que el públi­co en gene­ral se ve sor­pren­di­do cuan­do lo des­cu­bre. Una acti­vi­dad con un fuer­te com­po­nen­te téc­ni­co fácil de intuir, pero tam­bién muy huma­nis­ta, refle­xi­vo y que abar­ca muchos aspec­tos del saber.

En su ante­rior libro (edi­ta­do por Micro­me­gas) tra­ta­ba sobre la arqui­tec­tu­ra de Frank O. Gehry, sobre su tra­ba­jo des­de el dise­ño de su pro­pia casa al Gug­genheim de Bil­bao. ¿Qué se va a encon­trar quien lea “Lo que ocul­ta un arqui­tec­to”?

Un com­pen­dio de situa­cio­nes con­ta­da a tra­vés de rela­tos bre­ves en los que cual­quie­ra podría ver­se inmer­so sin espe­rar­lo. Rela­ta expe­rien­cias per­so­na­les de las que se des­pren­den ense­ñan­zas que son par­te del pro­ce­so de for­ma­ción del arqui­tec­to y no sue­len apren­der­se en el ámbi­to aca­dé­mi­co.

¿Su libro es para pro­fe­sio­na­les, para ini­cia­dos o con que te intere­se la arqui­tec­tu­ra a nivel de afi­cio­na­do es sufi­cien­te para acce­der a su jugo?

Pre­ci­sa­men­te está escri­to con un len­gua­je cla­ro, divul­ga­ti­vo, con notas de humor y des­en­fa­do para que públi­cos de todo tipo pue­dan acer­car­se al per­fil de un arqui­tec­to y des­ha­cer­se de cier­tos pre­jui­cios, muchos en torno al papel de la mujer en el mun­do de la arqui­tec­tu­ra, al cual doy espe­cial rele­van­cia por­que la requie­re.

¿Cuá­les son sus refe­ren­tes en arqui­tec­tu­ra?

Mis refe­ren­tes son varia­dos. La arqui­tec­tu­ra es una acti­vi­dad muy liga­da al ser humano y la socie­dad, a la vida, el ejer­ci­cio de refle­xión es cons­tan­te y por ello bási­ca­men­te me baso en el arte y la lite­ra­tu­ra como refe­ren­tes exter­nos y natu­ral­men­te en la his­to­ria, la arqui­tec­tu­ra del pasa­do, la con­tem­po­rá­nea y los acon­te­ci­mien­tos de la vida de hoy pen­san­do un futu­ro inno­va­dor.

¿Un edi­fi­cio debe hablar del arqui­tec­to que lo ha pro­yec­ta­do?

Creo que todo edi­fi­cio habla del autor que lo ha dise­ña­do. Tam­bién es cier­to que la inter­pre­ta­ción de lo que debe ser o no debe ser un edi­fi­cio hoy en día no es uná­ni­me, aho­ra no hay van­guar­dias, los pro­ta­go­nis­tas sue­len ser pro­duc­tos efí­me­ros some­ti­dos al már­que­tin y la comu­ni­ca­ción.

¿Qué se espe­ra de la arqui­tec­tu­ra hoy en día? ¿Ser arqui­tec­to es una pro­fe­sión con futu­ro? ¡Defién­da­lo!

Como pre­mi­sa gene­ral que se ade­cue o mejo­re la vida de la gen­te y que con­tri­bu­ya a crea un entorno agra­da­ble en el que sien­tan bien: sí, radi­cal­men­te. La arqui­tec­tu­ra tie­ne futu­ro por­que es inevi­ta­ble, com­po­ne nues­tro eco­sis­te­ma. Es don­de desa­rro­lla­mos nues­tras vidas y hay que tener en cuen­ta que la ten­den­cia actual es que las ciu­da­des crez­can mucho más por cómo se están desa­rro­llan­do los movi­mien­tos de pobla­ción. Todo ello se pro­du­ce a gran velo­ci­dad, va a hacer fal­ta pen­sar con cohe­ren­cia y pro­fe­sio­na­li­dad cómo nos vamos a reor­ga­ni­zar arqui­tec­tó­ni­ca­men­te.

Ade­más de este libro que aho­ra ha escri­to, ¿qué otros pro­yec­tos le man­tie­nen ocu­pa­do aho­ra mis­mo?

En mi estu­dio tene­mos en mar­cha pro­yec­tos tras­ver­sa­les que unen cada vez más crea­ti­vi­dad e inno­va­ción. Para noso­tros todos son espe­cia­les, si bien hay algu­nos que por sus carac­te­rís­ti­cas resul­tan atí­pi­cos y que repre­sen­tan retos que se han de afron­tar con la inten­si­dad de lo nue­vo. Me refie­ro a pro­yec­tos teó­ri­cos de inves­ti­ga­ción que disi­pan fron­te­ras entre arte, gas­tro­no­mía, arqui­tec­tu­ra y otras áreas. Los resol­ve­mos con la mis­ma acti­tud e impli­ca­ción que des­tino al Bar­to­lí­Lab que Vicen­te Todo­lí me encar­gó con­tan­do con la cola­bo­ra­ción de Ferràn Adrià.

¿Cómo se ve Valen­cia des­de los ojos de un arqui­tec­to? ¿Está bien pla­ni­fi­ca­da? ¿Hacia dón­de apun­tan las ten­den­cias en urba­nis­mo en las ciu­da­des euro­peas? ¿Valen­cia va enca­mi­na­da?

 Con­si­de­ro que Valèn­cia es una ciu­dad muy intere­san­te para vivir, bien comu­ni­ca­da, con un cli­ma agra­da­ble, gen­te socia­ble con bue­na ofer­ta gas­tro­nó­mi­ca y cul­tu­ral, todo lo cual le otor­ga poten­cial de futu­ro.

Las ciu­da­des no son entes está­ti­cos, depen­den de múl­ti­ples varia­bles que cam­bian con el tiem­po, nues­tro con­tex­to está en pro­ce­so y por lo tan­to si no anda­mos aler­ta para detec­tar pro­ble­má­ti­cas que van sur­gien­do pue­den gene­rar con­flic­tos gra­ves. Pre­fie­ro hablar de esta­ble­ci­mien­to de obje­ti­vos y defi­ni­ción de estra­te­gias que de basar­se una pla­ni­fi­ca­ción rígi­da.

Pare­ce ser que en Valèn­cia se están dan­do pasos en una direc­ción con­cre­ta, pero creo que no se comu­ni­ca lo sufi­cien­te para que la ciu­da­da­nía esté infor­ma­da real­men­te. ¿Qué sabe­mos de los efec­tos de la con­ta­mi­na­ción? Aspec­tos muy gene­ra­les. Cada vez es más habi­tual oír cómo se dis­pa­ran las alar­mas por con­ta­mi­na­ción en ciu­da­des como Madrid y Bar­ce­lo­na estan­do Valèn­cia bor­dean­do los lími­tes míni­mos de cali­dad del aire. Pea­to­na­li­zar o fomen­tar el ir en bici, son tími­dos pasos hacia la solu­ción de este pro­ble­ma que es uno de muchos y que requie­re qui­zás nue­vas estra­te­gias en las que por supues­to pien­so y que me encan­ta­ría com­par­tir públi­ca­men­te si se die­ra el foro ade­cua­do.

 

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