Con motivo del fin de temporada, la Galería Alba Cabrera inaugura dos exposiciones simultáneas en los espacios de la galería.
En el espacio Espacio Ase expondrá la obra de FORNER, jugador de pintura. Color, espacio y forma.
Por su parte, el espacio B acoge una muestra Colectiva de nuevas incorporaciones: Raquel Garín, y Nelson Santos, pintura, María Angélica Viso, y Manuel Sánchez Algora, esculturas.
Ambas exhibiciones estarán abiertas al público desde el jueves 27. Toda la información en su web.

Juan Carlos Forner. Color, espacio y forma
Los cauces de la pintura misma han fluctuado durante décadas por la senda dramática de la expresión, entre la exuberancia y la ansiedad, para realizar el retrato profundo del ser, abriéndose paso hacia una subjetividad desenfrenada. Recobrado el equilibrio, nos quedó el legado del color, del espacio y la forma puramente pictórica del que precisamente arranca la investigación de Juan Carlos Forner, que huye de la confrontación sempiterna figuración-abstracción para establecer el debate puramente visual acerca del poder del color.El color en su formato mancha es el epicentro de su exploración. El color-pigmento y sus cualidades líquidas dirigen la técnica hasta materializarse en el espacio o en el lienzo donde exhibe su identidad bidimensional, lejos de los juegos matéricos y de volúmenes informalistas u objetuales. El color como producto-material condiciona la forma que surge de manera ligeramente espontánea, acercándonos al campo de la referencia tema-significado. Este aspecto aunque decisivo en la recepción de la obra, es un condicionamiento poético que surge de forma natural pues evocan un paisaje-concepto, arquetípico y esencial, que se metamorfosea en las elucubraciones de sus campos cromáticos.
Los cauces de la pintura misma han fluctuado durante décadas por la senda dramática de la expresión, entre la exuberancia y la ansiedad, para realizar el retrato profundo del ser, abriéndose paso hacia una subjetividad desenfrenada. Recobrado el equilibrio, nos quedó el legado del color, del espacio y la forma puramente pictórica del que precisamente arranca la investigación de Juan Carlos Forner, que huye de la confrontación sempiterna figuración-abstracción para establecer el debate puramente visual acerca del poder del color.El color en su formato mancha es el epicentro de su exploración. El color-pigmento y sus cualidades líquidas dirigen la técnica hasta materializarse en el espacio o en el lienzo donde exhibe su identidad bidimensional, lejos de los juegos matéricos y de volúmenes informalistas u objetuales. El color como producto-material condiciona la forma que surge de manera ligeramente espontánea, acercándonos al campo de la referencia tema-significado. Este aspecto aunque decisivo en la recepción de la obra, es un condicionamiento poético que surge de forma natural pues evocan un paisaje-concepto, arquetípico y esencial, que se metamorfosea en las elucubraciones de sus campos cromáticos.
