Fun­da­ción Ban­ca­ja, en su sede de la Pla­za Tetuán aco­ge una mag­ní­fi­ca expo­si­ción anto­ló­gi­ca del escul­tor Miquel Nava­rro, espe­cia­li­za­do en la ela­bo­ra­ción de pai­sa­jes escul­tó­ri­cos, ciu­da­des, ins­ta­la­cio­nes y mon­ta­jes de peque­ños ele­men­tos varia­bles que con­ju­gan escul­tu­ra y arqui­tec­tu­ra. El reco­rri­do por la mues­tra, titu­la­da Flui­dos, deja ver su tra­ba­jo con dis­tin­tos mate­ria­les como barro, plo­mo, zinc, vidrio, pie­dra, yeso y ace­ro cor­ten. La expo­si­ción reco­rre más de 40 años de la tra­yec­to­ria artís­ti­ca del escul­tor valen­ciano, des­de media­dos de los 70 has­ta 2018 y reúne las obras más repre­sen­ta­ti­vas de las dis­tin­tas eta­pas crea­ti­vas del autor en todas las téc­ni­cas y mate­ria­les en los que ha tra­ba­ja­do.

La mues­tra, comi­sa­ria­da por  Lola Durán Úcar, se estruc­tu­ra en torno a dos de los ele­men­tos más repre­sen­ta­ti­vos de la obra de Miquel Nava­rro: la ciu­dad y el cuer­po humano. Jun­to con la obra escul­tó­ri­ca, se pre­sen­ta tam­bién al públi­co un impor­tan­te con­jun­to de acua­re­las, dibu­jos y foto­gra­fías.
La expo­si­ción está com­pues­ta por 73 obras pro­ce­den­tes de las colec­cio­nes del artis­ta, de la Fun­da­ción Ban­ca­ja y de la Fun­da­ción Caja Medi­te­rrá­neo, y des­ta­can cua­tro ins­ta­la­cio­nes de sus ciu­da­des: La Ciu­tat (1984–1985), Espa­cio de Bata­lla (2000–2001), Mar­jal (2017–2018) y La Ciu­dad de las torres (2018), estas dos últi­mas son obras iné­di­tas.
La obra bidi­men­sio­nal está repre­sen­ta­da por un impor­tan­te con­jun­to de acua­re­las, dibu­jos y foto­gra­fías. La mues­tra inclu­ye tam­bién la pro­yec­ción de dos pelí­cu­las rea­li­za­das por Miquel Nava­rro: Mine­ral y Fuer­te como el opio. En oto­ño se edi­ta­rá el catá­lo­go de la expo­si­ción para así poder incluir imá­ge­nes del mon­ta­je real de la mues­tra.

Miquel Nava­rro (Mis­la­ta, Valen­cia, 1945) está con­si­de­ra­do una de las voces más per­so­na­les de la escul­tu­ra con­tem­po­rá­nea. En su tra­ba­jo, dis­po­ni­ble en la Fun­da­ción Ban­ca­ja has­ta noviem­bre, pro­po­ne una revi­sión de la noción de espa­cio, de la cons­truc­ción de luga­res y del pro­pio cuer­po como medi­da sin­gu­lar de lo humano y de la ciu­dad. Sus pai­sa­jes escul­tó­ri­cos, ins­pi­ra­dos en el teji­do urbano, se com­po­nen de ele­men­tos arqui­tec­tó­ni­cos que actúan como vehícu­los for­ma­les en la expe­rien­cia del pai­sa­je de la ciu­dad.

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