Bode­gas Mur­vie­dro ha inau­gu­ra­do su Cue­va Museo en el barrio de la Villa de Reque­na, que pre­ten­de ser un espa­cio de divul­ga­ción para acer­car la cul­tu­ra del vino a todo tipo de públi­co, acom­pa­ñán­do­les a des­cu­brir su his­to­ria y hacién­do­les par­tí­ci­pes de los secre­tos que encie­rra el mun­do eno­ló­gi­co en la comar­ca Reque­­na-Utiel.

No es casual que se haya hecho coin­ci­dir este acon­te­ci­mien­to con la cele­bra­ción del 90 Ani­ver­sa­rio de la bode­ga, ya que como ha des­ta­ca­do el Direc­tor Gene­ral de Bode­gas Mur­vie­dro, Marc Grin, “es en Reque­na, don­de se tras­la­dó la bode­ga hace ya más de 20 años, don­de que­re­mos estar y lle­var a cabo nues­tro pro­yec­to de futu­ro. Y es en el barrio de la Villa, des­de la nue­va Cue­va Museo, des­de don­de Mur­vie­dro quie­re con­tri­buir a acer­car la cul­tu­ra del vino al visi­tan­te, para que pue­da dis­fru­tar aden­trán­do­se en las cue­vas de un tro­ci­to de nues­tra his­to­ria, que es la de nues­tra comar­ca”.

El even­to ha recrea­do un reco­rri­do por la his­to­ria de la bode­ga, que sur­ge en 1927 cuan­do la fami­lia Schenk deci­de dar un paso más en su expan­sión ins­ta­lán­do­se en Espa­ña en bus­ca de vino de cali­dad para el nor­te de Euro­pa; recor­dan­do la eta­pa de los 80 en la que se pro­du­ce el sal­to del vino a gra­nel al embo­te­lla­do, pasan­do por su tras­la­do a Reque­na en 1997, lo que modi­fi­có la estra­te­gia de la com­pa­ñía y le con­du­jo a un mayor cre­ci­mien­to y con­so­li­da­ción de su mar­ca. Un reco­no­ci­mien­to a la cali­dad de sus vinos que le ha vali­do la pro­yec­ción inter­na­cio­nal a lo lar­go de todos estos años.

Marc Grin ha que­ri­do enfa­ti­zar que en esta nue­va eta­pa el viñe­do va a adqui­rir un pro­ta­go­nis­mo espe­cial, ya que a la inau­gu­ra­ción de la nue­va Cue­va Museo hay que sumar la adqui­si­ción de la nue­va Fin­ca Casa Lo Alto, don­de la bode­ga quie­re lle­var a cabo un pro­yec­to de enotu­ris­mo que verá la luz en el verano de 2018 y apos­tar por la agri­cul­tu­ra eco­ló­gi­ca y las téc­ni­cas bio­di­ná­mi­cas. Un paraí­so de 150 hec­tá­reas que se suman a los vie­jos viñe­dos de la par­ti­da El Ardal.

En defi­ni­ti­va, “una apues­ta por el terru­ño y la tipi­ci­dad que cie­rran el círcu­lo y dan sen­ti­do al sue­ño de Arnold Schenk de crear un gru­po empre­sa­rial que cubrie­se todas las fases del pro­ce­so viti­vi­ní­co­la, des­de el viñe­do al con­su­mi­dor final”.

El acto ofi­cial, cele­bra­do en la Igle­sia de San Nico­lás, ha con­ta­do con la pre­sen­cia del Alcal­de de Reque­na y de la Direc­to­ra Gene­ral de Desa­rro­llo Rural y Polí­ti­ca Agra­ria, Michel Grin, ante­rior Direc­tor Gene­ral de la bode­ga, y nume­ro­sos repre­sen­tan­tes del sec­tor.

 

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