La exposición, que abrirá sus puertas el 15 de septiembre, incluye Las tres Gracias, jamás expuesta en público

El pin­tor Anto­nio Sau­ra, retra­ta­do por su her­mano Car­los, en 1994.

La Fun­da­ción Ban­ca­ja pre­sen­ta­rá a par­tir del 15 de sep­tiem­bre en su sede en Valen­cia una gran expo­si­ción retros­pec­ti­va de Anto­nio Sau­ra, que reco­rre­rá seis déca­das de su tra­yec­to­ria con obras rea­li­za­das entre los años 40 y los 90. Será una de las mayo­res retros­pec­ti­vas del artis­ta inter­na­cio­nal rea­li­za­da has­ta la fecha. La mues­tra, que se cele­bra coin­ci­dien­do con el 25 ani­ver­sa­rio de la muer­te de Anto­nio Sau­ra, se enmar­ca en la pro­gra­ma­ción espe­cial con moti­vo del déci­mo ani­ver­sa­rio de la nue­va Fun­da­ción Ban­ca­ja.

La expo­si­ción Anto­nio Sau­ra. Esen­cial, comi­sa­ria­da por Fer­nan­do Cas­tro Fló­rez y Lola Durán Úcar, esta­rá inte­gra­da por cer­ca de 90 obras pro­ce­den­tes casi en su tota­li­dad de la colec­ción del artis­ta pre­sen­te en los fon­dos del Museo Nacio­nal Cen­tro de Arte Rei­na Sofía, algu­nas de las cua­les son iné­di­tas.

La expo­si­ción per­mi­ti­rá a la Fun­da­ción Ban­ca­ja mos­trar por pri­me­ra vez al públi­co la obra Las tres Gra­cias, que se aca­ba de incor­po­rar a su colec­ción de arte, refor­zan­do la sec­ción de arte con­tem­po­rá­neo inter­na­cio­nal en sus fon­dos artís­ti­cos. El lien­zo es un tríp­ti­co de gran for­ma­to, crea­do por Sau­ra en 1997, un año antes de su falle­ci­mien­to. La mues­tra se com­ple­ta­rá con una Mul­ti­tud, pro­ce­den­te de la Caja Rural de Ara­gón.

Recorrido por una trayectoria

Anto­nio Sau­ra. Esen­cial pro­pon­drá al visi­tan­te una narra­ción por la tra­yec­to­ria de Sau­ra, en la que su pro­duc­ción artís­ti­ca se mos­tra­rá rela­cio­na­da con sus tex­tos. La expo­si­ción, que inclui­rá tan­to su obra pic­tó­ri­ca como sus dibu­jos y obra grá­fi­ca, ofre­ce­rá un reco­rri­do por el len­gua­je y los temas icó­ni­cos de Sau­ra como Damas, Des­nu­dos, Cru­ci­fi­xio­nes, Mul­ti­tu­des, Cabe­zas y Retra­tos ima­gi­na­rios.

Anto­nio Sau­ra (Hues­ca, 1930-Cue­n­­ca, 1998) empie­za a pin­tar y a escri­bir en Madrid, en 1947, mien­tras se recu­pe­ra de una tubercu­losis que lo man­tie­ne inmo­vi­li­za­do duran­te cin­co años. Comien­zan enton­ces sus pri­me­ras bús­que­das y expe­rien­cias pic­tó­ri­cas. Rei­vin­di­ca la influen­cia de Arp y Tan­guy, pero se dis­tin­gue ya por un esti­lo per­so­nal. Crea nume­ro­sos dibu­jos y pin­tu­ras de carác­ter oní­ri­co y surrea­lis­ta.

En 1952 rea­li­za su pri­me­ra estan­cia en París y, entre 1954 y 1955 cono­ce en esta ciu­dad a Ben­ja­min Péret y fre­cuen­ta al gru­po de los surrea­lis­tas, de los que pron­to se dis­tan­cia­rá jun­to con su ami­go el pin­tor Simon Han­taï. Emplea enton­ces la téc­ni­ca del grat­ta­ge, adop­ta un esti­lo ges­tual y una pin­tu­ra radi­cal­men­te abs­trac­ta, colo­ris­ta, de con­cep­ción orgá­ni­ca y alea­to­ria. Se pro­du­cen las pri­me­ras apa­ri­cio­nes de for­mas que pron­to se con­ver­ti­rán en arque­ti­pos del cuer­po de la mujer o de la figu­ra huma­na, dos temas fun­da­men­ta­les que ocu­pa­rán lo esen­cial de su obra.

Grandes series

A par­tir de 1956 Sau­ra ini­cia sus gran­des series, Damas, Des­nu­dos, Auto­rre­tra­tos, Suda­rios, Cru­ci­fi­xio­nes, que pin­ta tan­to sobre lien­zo como sobre papel. En 1957 fun­da en Madrid el gru­po El Paso, que diri­gi­rá has­ta su diso­lu­ción en 1960. Cono­ce a Michel Tapié y rea­li­za su pri­me­ra expo­si­ción indi­vi­dual en la gale­ría de Rodolphe Stad­ler, en París, don­de expon­drá de for­ma cons­tan­te a lo lar­go de toda su vida. Limi­ta enton­ces su pale­ta a los negros, gri­ses y marro­nes.

Se afir­ma en un esti­lo pro­pio e inde­pen­dien­te de los movi­mien­tos y las ten­den­cias de su gene­ra­ción. Su obra se ins­cri­be en la línea de Veláz­quez y Goya. Entra en los prin­ci­pa­les museos y a par­tir de 1959 se dedi­ca a una pro­lí­fi­ca obra grá­fi­ca. En 1967 se ins­ta­la defi­ni­ti­va­men­te en París, se impli­ca en la opo­si­ción a la dic­ta­du­ra fran­quis­ta y par­ti­ci­pa en nume­ro­sos deba­tes y polé­mi­cas en los ámbi­tos de la polí­ti­ca, la esté­ti­ca y la crea­ción artís­ti­ca.

En 1971 aban­do­na la pin­tu­ra sobre lien­zo, que reto­ma­rá en 1979, para dedi­car­se a la escri­tu­ra, el dibu­jo y la pin­tu­ra sobre papel. A par­tir de 1977 empie­za a publi­car sus escri­tos y rea­li­za varias esce­no­gra­fías para el tea­tro, así como para el ballet y la ópe­ra.

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