angeles_parra_restrepo_burruezo.jpg

 

Del 27 de febre­ro al 1 de mar­zo regre­sa Bio­cul­tu­ra a Feria Valen­cia. La cita, úni­co gran foro de los pro­duc­tos eco­ló­gi­cos y el con­su­mo sos­te­ni­ble, cul­mi­na­rá su sex­ta edi­ción en sue­lo valen­ciano con un amplio espec­tro de acti­vi­da­des, talle­res y expo­si­to­res. Gran pre­sen­cia, por supues­to, de alter­na­ti­vas agro­ali­men­ta­rias, pero tam­bién de otros ámbi­tos como los cos­mé­ti­cos, medi­ci­na alter­na­ti­va, bio­cons­truc­ción, ropa y cal­za­dos orgá­ni­cos, ener­gías reno­va­bles… Al fin y al cabo, una nue­va pro­pues­ta de mode­lo vital y socio­eco­nó­mi­co, de rela­cio­nar­nos con nues­tro entorno que con­tem­pla, no sólo la salud de las per­so­nas, sino tam­bién la del medioam­bien­te y la de las futu­ras gene­ra­cio­nes.

El ger­men de Bio­cul­tu­ra nació hace trein­ta y cin­co años, en Madrid, a tra­vés del movi­mien­to aso­cia­ti­vo Vida Sana. “Enton­ces nadie habla­ba de sos­te­ni­bi­li­dad o ali­men­ta­ción eco­ló­gi­ca”, comen­ta Pedro Burrue­zo, direc­tor de The Eco­lo­gist. Hoy, es cada vez mayor el núme­ro de empre­sas y con­su­mi­do­res que arro­pan este movi­mien­to, y por los más diver­sos moti­vos. Por salud, con­cien­cia, res­pon­sa­bi­li­dad… Como expli­ca Burrue­zo, “es un fenó­meno emer­gen­te que, aún en los peo­res años de la cri­sis, ha con­ti­nua­do cre­cien­do a un rit­mo de entre un 10 y un 15%”. Un cre­ci­mien­to sos­te­ni­do, impa­ra­ble, que impli­ca a mul­ti­tud de sec­to­res y que “no se ha pro­du­ci­do gra­cias a la cla­se polí­ti­ca, sino a pesar suyo”, con­vir­tien­do a Espa­ña en el pri­mer pro­duc­tor eco­ló­gi­co a nivel euro­peo. Una rique­za a la que se le está dan­do la espal­da: somos un país expor­ta­dor.

Por­que el mode­lo sos­te­ni­ble y eco­ló­gi­co, sí, resul­ta más caro en tér­mi­nos eco­nó­mi­cos sim­plis­tas. Lo pue­de com­pro­bar el con­su­mi­dor en cual­quier tien­da o mer­ca­do. El del pre­cio es un resu­men que no sos­tie­ne un aná­li­sis pro­fun­do. Un valor que dima­na, sobre todo, de la can­ti­dad de cos­to­sas cer­ti­fi­ca­cio­nes y fal­sos baluar­tes a los que la legis­la­ción some­te a este tipo de pro­duc­ción —la polí­ti­ca, otra vez—. A las tra­bas en acce­si­bi­li­dad, dis­tri­bu­ción e infor­ma­ción; cues­tio­nes que sí han tra­ba­ja­do en paí­ses como Dina­mar­ca o Ale­ma­nia.

El pro­duc­to eco­ló­gi­co debe iden­ti­fi­car­se, por supues­to. Al menos duran­te el tiem­po en que con­vi­va con el agre­si­vo mode­lo pro­duc­ti­vo actual. Pero no a tra­vés de una regu­la­ción impos­to­ra que sólo favo­re­ce los intere­ses de las fór­mu­las indus­tria­les, de las agro­quí­mi­cas y de las devas­ta­do­ras emi­sio­nes de insu­mos que, a lar­go pla­zo, estas sí, requie­ren de accio­nes correc­ti­vas real­men­te one­ro­sas. ¿Dón­de está el bien común? Esto lo expli­ca muy bien María Dolo­res Rai­gón, cien­tí­fi­ca de renom­bre, valen­cia­na, que habi­ta, enci­ma, en nues­tra uni­ver­si­dad Poli­téc­ni­ca. La inves­ti­ga­do­ra tam­bién ten­drá su espa­cio duran­te Bio­cul­tu­ra.

Pue­den visi­tar la feria de Bio­cul­tu­ra duran­te los tres pró­xi­mos días. Encon­tra­rán gen­te joven y peque­ñas empre­sas diná­mi­cas y crea­ti­vas. Empá­pen­se de lo que prue­ben, de su sabor, de sus cua­li­da­des; escu­chen duran­te las ponen­cias, las char­las, las acti­vi­da­des de par­ti­ci­pa­ción. Lle­ven a los niños, si los tie­nen. Bus­quen a los exper­tos que pue­dan encon­trar, a los de ver­dad (aquí tie­nen el pro­gra­ma). Enton­ces sí, valo­ren, sacú­dan­se y bus­quen en la infor­ma­ción el ali­men­to del pen­sa­mien­to crí­ti­co del futu­ro. Por­que en Bio­cul­tu­ra, como dijo su direc­to­ra, Ánge­les Parra, duran­te la pre­sen­ta­ción de la feria en el res­tau­ran­te Kim­pi­ra, “sobre todo se habla de futu­ro”.

 

Del 27 de febre­ro al 1 de mar­zo regre­sa Bio­cul­tu­ra a Feria Valen­cia. La cita, úni­co gran foro de los pro­duc­tos eco­ló­gi­cos y el con­su­mo sos­te­ni­ble, cul­mi­na­rá su sex­ta edi­ción en sue­lo valen­ciano con un amplio espec­tro de acti­vi­da­des, talle­res y expo­si­to­res. Gran pre­sen­cia, por supues­to, de alter­na­ti­vas agro­ali­men­ta­rias, pero tam­bién de otros ámbi­tos como los cos­mé­ti­cos, medi­ci­na alter­na­ti­va, bio­cons­truc­ción, ropa y cal­za­dos orgá­ni­cos, ener­gías reno­va­bles… Al fin y al cabo, una nue­va pro­pues­ta de mode­lo vital y socio­eco­nó­mi­co, de rela­cio­nar­nos con nues­tro entorno que con­tem­pla, no sólo la salud de las per­so­nas, sino tam­bién la del medioam­bien­te y la de las futu­ras gene­ra­cio­nes.

El ger­men de Bio­cul­tu­ra nació hace trein­ta y cin­co años, en Madrid, a tra­vés del movi­mien­to aso­cia­ti­vo Vida Sana. “Enton­ces nadie habla­ba de sos­te­ni­bi­li­dad o ali­men­ta­ción eco­ló­gi­ca”, comen­ta Pedro Burrue­zo, direc­tor de The Eco­lo­gist. Hoy, es cada vez mayor el núme­ro de empre­sas y con­su­mi­do­res que arro­pan este movi­mien­to, y por los más diver­sos moti­vos. Por salud, con­cien­cia, res­pon­sa­bi­li­dad… Como expli­ca Burrue­zo, “es un fenó­meno emer­gen­te que, aún en los peo­res años de la cri­sis, ha con­ti­nua­do cre­cien­do a un rit­mo de entre un 10 y un 15%”. Un cre­ci­mien­to sos­te­ni­do, impa­ra­ble, que impli­ca a mul­ti­tud de sec­to­res y que “no se ha pro­du­ci­do gra­cias a la cla­se polí­ti­ca, sino a pesar suyo”, con­vir­tien­do a Espa­ña en el pri­mer pro­duc­tor eco­ló­gi­co a nivel euro­peo. Una rique­za a la que se le está dan­do la espal­da: somos un país expor­ta­dor.

Por­que el mode­lo sos­te­ni­ble y eco­ló­gi­co, sí, resul­ta más caro en tér­mi­nos eco­nó­mi­cos sim­plis­tas. Lo pue­de com­pro­bar el con­su­mi­dor en cual­quier tien­da o mer­ca­do. El del pre­cio es un resu­men que no sos­tie­ne un aná­li­sis pro­fun­do. Un valor que dima­na, sobre todo, de la can­ti­dad de cos­to­sas cer­ti­fi­ca­cio­nes y fal­sos baluar­tes a los que la legis­la­ción some­te a este tipo de pro­duc­ción —la polí­ti­ca, otra vez—. A las tra­bas en acce­si­bi­li­dad, dis­tri­bu­ción e infor­ma­ción; cues­tio­nes que sí han tra­ba­ja­do en paí­ses como Dina­mar­ca o Ale­ma­nia.

El pro­duc­to eco­ló­gi­co debe iden­ti­fi­car­se, por supues­to. Al menos duran­te el tiem­po en que con­vi­va con el agre­si­vo mode­lo pro­duc­ti­vo actual. Pero no a tra­vés de una regu­la­ción impos­to­ra que sólo favo­re­ce los intere­ses de las fór­mu­las indus­tria­les, de las agro­quí­mi­cas y de las devas­ta­do­ras emi­sio­nes de insu­mos que, a lar­go pla­zo, estas sí, requie­ren de accio­nes correc­ti­vas real­men­te one­ro­sas. ¿Dón­de está el bien común? Esto lo expli­ca muy bien María Dolo­res Rai­gón, cien­tí­fi­ca de renom­bre, valen­cia­na, que habi­ta, enci­ma, en nues­tra uni­ver­si­dad Poli­téc­ni­ca. La inves­ti­ga­do­ra tam­bién ten­drá su espa­cio duran­te Bio­cul­tu­ra.

Pue­den visi­tar la feria de Bio­cul­tu­ra duran­te los tres pró­xi­mos días. Encon­tra­rán gen­te joven y peque­ñas empre­sas diná­mi­cas y crea­ti­vas. Empá­pen­se de lo que prue­ben, de su sabor, de sus cua­li­da­des; escu­chen duran­te las ponen­cias, las char­las, las acti­vi­da­des de par­ti­ci­pa­ción. Lle­ven a los niños, si los tie­nen. Bus­quen a los exper­tos que pue­dan encon­trar, a los de ver­dad (aquí tie­nen el pro­gra­ma). Enton­ces sí, valo­ren, sacú­dan­se y bus­quen en la infor­ma­ción el ali­men­to del pen­sa­mien­to crí­ti­co del futu­ro. Por­que en Bio­cul­tu­ra, como dijo su direc­to­ra, Ánge­les Parra, duran­te la pre­sen­ta­ción de la feria en el res­tau­ran­te Kim­pi­ra, “sobre todo se habla de futu­ro”.

Comparte esta publicación

Sin cate­go­ría
amadomio.jpg

Suscríbete a nuestro boletín

Reci­be toda la actua­li­dad en cul­tu­ra y ocio, de la ciu­dad de Valen­cia

Otros artículos