Hor­ten­sia Herre­ro, pre­si­den­ta de la Fun­da­ción Hor­ten­sia Herre­ro y vice­pre­si­den­ta de Mer­ca­do­na, en Valen­cia, ante la escultura“La Pame­la”, de Mano­lo Val­dés. Fun­da­ción Hor­ten­sia Herre­ro (FHH).

La empre­sa­ria y mece­nas, vice­pre­si­den­ta de Mer­ca­do­na y espo­sa de su pre­si­den­te, Juan Roig, impul­sa un cen­tro de arte con­tem­po­rá­neo en Valen­cia para mos­trar su colec­ción al públi­co en un pala­cio del siglo XVII. Ten­drá 3.500 metros y abri­rá en 2023 con obras de Georg Base­litz, Anish Kapoor o Anselm Kie­fer.

En los años 80 fue el Juan Sebas­tián Bach, uno de los gari­tos más locos de la noche valen­cia­na. “Pub pata­fí­si­co”, así lo lla­ma­ba su due­ño. El mito cuen­ta que inclu­so había leo­nes vivos. Pre­via­men­te había alber­ga­do la redac­ción e impren­ta del perió­di­co Las Pro­vin­cias. Duran­te la Gue­rra Civil, cuan­do Valen­cia fue capi­tal de la Repú­bli­ca, allí se impri­mía el BOE. Y mucho antes, en el siglo XVII, fue esce­na­rio de uno de los crí­me­nes más tur­bios de la cró­ni­ca negra valen­cia­na, el ase­si­na­to del noble Jeró­ni­mo de Vale­rio­la. La audien­cia que juz­gó el cri­men hizo exhu­mar el cadá­ver y obli­gó a uno de los sos­pe­cho­sos a abra­zar­lo para dic­ta­mi­nar su cul­pa­bi­li­dad o ino­cen­cia.

De con­te­ni­do esti­lo neo­clá­si­co, allí se mos­tra­rá al públi­co la colec­ción de la mece­nas valen­cia­na, vice­pre­si­den­ta de Mer­ca­do­na y espo­sa del pre­si­den­te de la cade­na de super­mer­ca­dos, Juan Roig. Georg Base­litz, Anselm Kie­fer o Anish Kapoor, entre otros nom­bres gigan­tes del arte con­tem­po­rá­neo, se anto­jan hués­pe­des más intere­san­tes que los que podría alo­jar el penúl­ti­mo cin­co estre­llas.

Bün­del, de Georg Base­litz. 2015. Bron­ce pati­na­do. 146,5x73x78 cm. FHH.

La empre­sa­ria (Valen­cia, 20 de mayo de 1950) com­pró el edi­fi­cio, en un esta­do de dete­rio­ro impor­tan­te, en 2016 a títu­lo per­so­nal, pero es la Fun­da­ción Hor­ten­sia Herre­ro que lle­va su nom­bre y que ella mis­ma pre­si­de, la que se está encar­gan­do de la res­tau­ra­ción. “Doña Hor­ten­sia siem­pre ha teni­do una gran sen­si­bi­li­dad, muchí­si­mo talen­to, para des­cu­brir ese tipo de dia­man­tes en bru­to en el patri­mo­nio y poner­los en valor”, ase­gu­ra Ele­na Teje­dor, direc­to­ra de la fun­da­ción y mujer de con­fian­za de Herre­ro.

Fue bási­ca­men­te lo que hizo con la res­tau­ra­ción de la igle­sia de San Nico­lás, a no más de diez minu­tos a pie del Pala­cio Vale­rio­la y el pro­yec­to con el que arran­có la fun­da­ción a fina­les de 2011, prin­ci­pios de 2012. Cono­ci­da como la Capi­lla Six­ti­na de Valen­cia por el esplen­dor de los fres­cos de su bóve­da, la igle­sia, lan­gui­de­cía pese a haber sido decla­ra­da Monu­men­to His­tó­ri­co Artís­ti­co Nacio­nal en 1981.

Tra­ba­jos de res­tau­ra­ción en la igle­sia de San Nico­lás de Valen­cia. FHH.

“Esta­ba cerra­da, sucia, gris, tris­te”, des­cri­be Teje­dor. Tras su res­tau­ra­ción, ínte­gra­men­te finan­cia­da por la Fun­da­ción Hor­ten­sia Herre­ro y en la que aún se tra­ba­ja, aun­que el tem­plo ya es visi­ta­ble (8 euros la entra­da com­bi­na­da para ver­la jun­to al Museo de la Seda y la igle­sia de los San­tos Jua­nes, pro­yec­tos ambos en cuya res­tau­ra­ción tam­bién ha inter­ve­ni­do la fun­da­ción), “es un atrac­ti­vo turís­ti­co más de la ciu­dad de Valen­cia”.

La inter­ven­ción alcan­zó al for­ta­le­ci­mien­to arqui­tec­tó­ni­co del edi­fi­cio y a la res­tau­ra­ción de las pin­tu­ras mura­les, de fina­les del siglo XVII, en una labor lle­va­da a cabo en cola­bo­ra­ción con la Uni­ver­si­tat Poli­tèc­ni­ca de Valèn­cia y el Depar­ta­men­to de Con­ser­va­ción y Res­tau­ra­ción de Bie­nes Cul­tu­ra­les bajo la direc­ción de la cate­drá­ti­ca Pilar Roig, quien, pese a com­par­tir ape­lli­do, no tie­ne nin­gún paren­tes­co con el pre­si­den­te de Mer­ca­do­na.

Bóve­da de San Nico­las, la lla­ma­da “Capi­lla Six­ti­na valen­cia­na”. FHH.

El éxi­to del pro­yec­to ani­mó a seguir la sen­da. La fun­da­ción cos­teó la reha­bi­li­ta­ción del Cole­gio del Arte Mayor de la Seda, una acti­vi­dad de gran peso en la Valen­cia del siglo XVIII, se esti­ma que alre­de­dor de los tela­res tra­ba­ja­ba direc­ta o indi­rec­ta­men­te la mitad de la pobla­ción de la ciu­dad. Ubi­ca­do en un edi­fi­cio del siglo XV, los tra­ba­jos de recu­pe­ra­ción se aco­me­tie­ron entre 2013 y 2015. Hoy el cole­gio se pre­sen­ta como “el archi­vo gre­mial más anti­guo y amplio de Euro­pa”. El sue­lo de su Salón de la Fama, obra de Vicen­te Nava­rro en 1757, es uno de los ejem­plos más per­fec­tos del arte cerá­mi­co valen­ciano.

Patio inte­rior en el Pala­cio Vale­rio­la. FHH.

En esta línea encon­tró Herre­ro uno de los cana­les idea­les por los que encau­zar sus esfuer­zos filan­tró­pi­cos, enca­mi­na­dos en últi­ma ins­tan­cia , como afir­ma Teje­dor “poner a Valen­cia en el mapa”. Los otros dos res­pon­den, ade­más, a sus intere­ses. Uno es la dan­za. El otro el arte con­tem­po­rá­neo.

Con Roig como vice­pre­si­den­te y las cua­tro hijas del matri­mo­nio, Ampa­ro, Hor­ten­sia, Jua­na y Caro­li­na, com­ple­tan­do como voca­les el patro­na­to (Fran­cis­co Barea actúa como secre­ta­rio no patrono), la Fun­da­ción Hor­ten­sia Herre­ro dis­pu­so el pasa­do 2019 de un pre­su­pues­to de 4,5 millo­nes de euros.

Su pro­gra­ma de dan­za, dis­ci­pli­na que dis­fru­ta Herre­ro y que han prac­ti­ca­do sus cua­tro hijas, con­tem­pla la orga­ni­za­ción de un cam­pus con jóve­nes bai­la­ri­nes de toda Euro­pa cada verano, acti­vi­da­des con niños y la orga­ni­za­ción anual de una gala en el Palau de Les Arts con pri­me­ros bai­la­ri­nes de los mejo­res ballets inter­na­cio­na­les cuya recau­da­ción se des­ti­na ínte­gra a algu­na enti­dad bené­fi­ca. El año pasa­do, a la Aso­cia­ción Fami­lia­res Alzhei­mer de Valen­cia.

Herre­ro con Jau­me Plen­sa, duran­te la inau­gu­ra­ción de la expo­si­ción del artis­ta orga­ni­za­da por la FHH en la Ciu­dad de las Artes y las Cien­cias en 2019. FHH.

Pero qui­zás las actua­cio­nes que más han reso­na­do fue­ra de Valen­cia de cuan­tas ha empren­di­do la fun­da­ción has­ta la fecha hayan sido sus expo­si­cio­nes de escul­tu­ra monu­men­tal en la Ciu­dad de las Artes y las Cien­cias. En 2017 fue­ron las obras de Mano­lo Val­dés, valen­ciano de naci­mien­to. Al año siguien­te, las capri­cho­sas colum­nas orgá­ni­cas del bri­tá­ni­co Tony Cragg. Y en 2019 las cabe­zas de niñas de Jau­me Plen­sa.

Ade­más de expo­ner­se al aire libre duran­te cua­tro meses en el espa­cio idea­do por San­tia­go Cala­tra­va, y al mar­gen de que Hor­ten­sia Herre­ro adquie­ra algu­nas para su colec­ción par­ti­cu­lar, la fun­da­ción ha com­pra­do algu­na de esas pie­zas para donar­las a la ciu­dad de Valen­cia. De Mano­lo Val­dés hay tres en dis­tin­tas ubi­ca­cio­nes; de Tony Cragg, una, y de Jau­me Plen­sa, a expen­sas de que se deci­da su empla­za­mien­to defi­ni­ti­vo en la capi­tal del Turia, dos cabe­zas, las de “María” y “Sil­via”, esta­rán has­ta julio de este año en la Pla­za del Con­gre­so Euca­rís­ti­co de Elche, en la pro­vin­cia de Ali­can­te.

“Nues­tro obje­ti­vo”, apun­ta Teje­dor, “y lo ha repe­ti­do en varias oca­sio­nes la pre­si­den­ta, no es tan­to atraer públi­co a Valen­cia, que tam­bien está muy bien, sino que el públi­co valen­ciano pue­da dis­fru­tar de artis­tas a los que a lo mejor de otra for­ma no ten­dría acce­so. Si atrae­mos visi­tan­tes, mejor, pero se pien­sa sobre todo en el públi­co local”.

El inte­rés por el arte de Herre­ro, casa­da con Roig des­de 1973, des­pués de haber­se cono­ci­do en la Facul­tad de de Eco­nó­mi­cas, vie­ne de anti­guo. Ha toma­do cla­ses de pin­tu­ra inclu­so. Pero es en los últi­mos años cuan­do ese inte­rés ha cogi­do más vue­lo, en par­ti­cu­lar su apre­cia­ción del arte con­tem­po­rá­neo.

Maque­ta del futu­ro Cen­tro de Arte Hor­ten­sia Herre­ro. ERRE Arqui­tec­tu­ra / FHH.

Javier Molins, comi­sa­rio artís­ti­co, direc­tor de la gale­ría Marl­bo­rough de Madrid entre 2005 y 2006 y exdi­rec­tror de comu­ni­ca­ción del Ins­ti­tu­to Valen­ciano de Arte Moderno (IVAM), le ha ase­so­ra­do en la con­fi­gu­ra­ción de una colec­ción que ya reba­sa las 200 pie­zas y sigue cre­cien­do. Inclu­so recien­te­men­te, con la cri­sis del Covid-19 ya empe­za­da, ha cerra­do algu­nas adqui­si­cio­nes.

Aun­que Molins es valen­ciano y está afin­ca­do en Lon­dres, el con­tac­to entre ellos sur­gió en Dallas a fina­les de 2013, con moti­vo de la inau­gu­ra­ción de la expo­si­ción “Soro­lla y Amé­ri­ca” en el Mea­dows Museum. Herre­ro había acu­di­do a ver­la [posee algún cua­dro del pin­tor valen­ciano que ha cedi­do para algu­na mues­tra] y Molins para escri­bir una rese­ña para el perió­di­co ABC.

Nha Trang, de Andreas Gursky. 2004. Impre­sión de color cro­mo­gé­ni­co mon­ta­da en ple­xi­glás. 295,5 x 207 cm. FHH.

“Coin­ci­di­mos”, expli­ca el ase­sor, “y ella ya alber­ga­ba de algu­na for­ma ese pen­sa­mien­to de devol­ver a la socie­dad lo que la socie­dad le ha dado. Tenía muy cla­ro que tenía que ser algo rela­cio­na­do con Valen­cia e ini­cial­men­te pen­sa­ba en apo­yar de algu­na for­ma a los artis­tas valen­cia­nos, pero le suge­rí que los artis­tas valen­cia­nos están bas­tan­te bien repre­sen­ta­dos en la ciu­dad de Valen­cia, lo cual es cier­to, y que por qué no pen­sar, más que en los artis­tas de Valen­cia, en los ciu­da­da­nos de Valen­cia. ¿Por qué no acer­car a la ciu­dad la obra de artis­tas que si un valen­ciano quie­re ver hoy tie­ne que via­jar a Lon­dres o a Nue­va York, artis­tas vivos y rele­van­tes?”.

Como colec­cio­nis­ta, Hor­ten­sia Herre­ro había segui­do has­ta enton­ces un patrón que Molins des­cri­be como muy común: “Es fre­cuen­te que se intro­duz­can a tra­vés de artis­tas loca­les, com­pran­do en las gale­rías de su ciu­dad, lue­go se abren a artis­tas y gale­rías nacio­na­les y final­men­te algu­nos, no todos, dan el sal­to inter­na­cio­nal. Cuan­do yo empe­cé a tra­ba­jar con ella se encon­tra­ba en el segun­do pel­da­ño, ya había adqui­ri­do obras en algu­na gale­ría madri­le­ña”.

Pen­san­do en un futu­ro museo, la apues­ta por auto­res con­tem­po­rá­neos pare­cía razo­na­ble. El Museo de Bellas Artes de Valen­cia posee una estu­pen­da colec­ción de arte has­ta el siglo XIX, con ver­da­de­ras obras maes­tras. El IVAM ate­so­ra abun­dan­tes fon­dos del siglo XX y tam­bién del XXI, pero des­de la cri­sis (la eco­nó­mi­ca que afec­tó a todo el país des­de 2008 y la ins­ti­tu­cio­nal que cul­mi­nó con el cese de su direc­to­ra, Con­sue­lo Cis­car, en 2014) ha fre­na­do su rit­mo de adqui­si­cio­nes.

Y ese hue­co coin­ci­día, ade­más, con el gus­to de Hor­ten­sia Herre­ro a medi­da que se iba aden­tran­do en él. Molins cuen­ta cómo al prin­ci­pio de empe­zar a cola­bo­rar con ella la empre­sa­ria qui­so ir a Lon­dres a ver la expo­si­ción que en el oto­ño de 2014 la Tate Bri­tain dedi­có a los años fina­les de William Tur­ner y le lla­mó para ver qué más podía ver en la ciu­dad. “Coin­ci­día con una mues­tra de Anselm Kie­fer en la Royal Aca­demy y le reco­men­dé que no se la per­die­ra. La vio, le pre­gun­té y me dijo: ‘No sé, es muy duro. Pero tie­ne algo…’ ”. Hoy el pin­tor ale­mán es una de las figu­ras cla­ves de la colec­ción.

Walha­lla, de Anselm Kie­fer. 2015- 2017. Óleo, acrí­li­co, plo­mo y metal sobre lien­zo y made­ra. 280 x 380 x 38 cm. FHH

De momen­to la fun­da­ción solo ha des­ve­la­do cua­tro de las pie­zas que se verán en el futu­ro Cen­tro de Arte Hor­ten­sia Herre­ro: Nha Trang, una de las foto­gra­fías de gran for­ma­to de Andreas Gursky; Bün­del, escul­tu­ra de Georg Base­litz; un enor­me cua­dro de Kie­fer (280 x 380 cm) rea­li­za­do entre otros mate­ria­les con plo­mo para la serie Walha­lla , y el vis­to­so Ran­dom Trian­gle Mirror de Anish Kapoor, una espe­cie de sec­ción de esfe­ra de ace­ro inoxi­da­ble tra­ba­ja­do de mane­ra que des­com­po­ne la ima­gen de quien se acer­ca a mirar­se en ella. Herre­ro la adqui­rió hace unos años tras ver­la en el stand de la gale­ría lon­di­nen­se Lis­son en ARCO, don­de en pala­bras de Car­los Urroz, enton­ces direc­tor de la feria, fue la pie­za más postea­da en redes de aque­lla edi­ción.

Ran­dom Trian­gle Mirror, de Anish Kapoor. 2013. Ace­ro inoxi­da­ble y resi­na. 190 x 191 x 29 cm. FHH.

Tam­bién hay obras de Mano­lo Val­dés, Tony Cragg y Plen­sa. Y otros nom­bres que figu­ran son los de Ola­fur Elias­son, Cris­ti­na Igle­sias, Tomás Sara­ceno, Anto­nio Gir­bés y artis­tas del siglo XX como Eduar­do Chi­lli­da o Jean Dubuf­fet. Pre­do­mi­na la escul­tu­ra o la pin­tu­ra muy maté­ri­ca. “La colec­ción se va cons­tru­yen­do de mane­ra muy orgá­ni­ca, a par­tir de sus gus­tos y con el cri­te­rio de reu­nir un cor­pus de obra sig­ni­fi­ca­ti­vo de artis­tas, sobre todo del siglo XXI, cuya for­ma de tra­ba­jar supon­ga un pun­to de infle­xión. Artis­tas que den­tro de cien años segui­rán sien­do obje­to de estu­dio. Todos los que están están por su cali­dad”, sub­ra­ya Molins.

Des­de 2014, ade­más, la Fun­da­ción Hor­ten­sia Herre­ro aus­pi­cia un pre­mio de adqui­si­ción en el ámbi­to de Abier­to Valèn­cia, el even­to que orga­ni­zan las gale­rías de la comu­ni­dad para inau­gu­rar la tem­po­ra­da. Por esta vía se han suma­do obras de Juan Geno­vés, el Pre­mio Nacio­nal de Foto­gra­fía Manuel Vila­ri­ño o Pie­rre Louis Gel­denhuys.

Anda­na o plan­ta supe­rior del Pala­cio Vale­rio­la, apun­ta­la­da duran­te los tra­ba­jos de res­tau­ra­ción. FHH.

El Cen­tro de Arte Hor­ten­sia Herre­ro, que cuan­do se inau­gu­re en 2023 esta­rá bajo la direc­ción de Ale­jan­dra Sil­ves­tre, abo­ga­da en el depar­ta­men­to legal de Mari­na de Empre­sas, el ace­le­ra­dor de start-ups pro­mo­vi­do por Juan Roig, aúna así dos de las líneas de actua­ción de la fun­da­ción, la res­tau­ra­ción de patri­mo­nio y el arte con­tem­po­rá­neo. Que las pie­zas se vayan a exhi­bir en el Pala­cio Vale­rio­la, edi­fi­ca­do ori­gi­nal­men­te a prin­ci­pios del siglo XVII, no hace sino aumen­tar su poten­cial, a jui­cio de sus pro­mo­to­res. “Que un edi­fi­cio con tan­ta his­to­ria alber­gue una colec­ción tan con­tem­po­rá­nea es un desa­fío, pero a la vez tie­ne un gran atrac­ti­vo. Cuan­do lo vemos en luga­res como Vene­cia es algo que nos fas­ci­na”, sub­ra­ya Molins.

La inten­ción, por otra par­te, no es solo exhi­bir la colec­ción Hor­ten­sia Herre­ro sino orga­ni­zar tam­bién expo­si­cio­nes tem­po­ra­les “alre­de­dor de artis­tas pre­sen­tes en la colec­ción”.

Se suma­rá enton­ces a una reno­va­da esce­na artís­ti­ca en la ciu­dad del Turia. Des­de hace un par de años el cen­tro Bom­bas Gens, impul­sa­do por el matri­mo­nio Susa­na Llo­ret y José Luis Soler, del gru­po Ube­sol (curio­sa­men­te, uno de los prin­ci­pa­les pro­ve­do­res de Mer­ca­do­na, pro­duc­tor de las mar­cas Deli­plus y Bos­que Ver­de), y con la super­vi­sión artís­ti­ca de Vicen­te Todo­lí, exdi­rec­tor de la Tate Modern de Lon­dres, vie­ne agi­tan­do un eco­sis­te­ma en el que siguen acti­vos la Fun­da­ción Ban­ca­ja o el pro­pio IVAM y la quin­ce­na de gale­rías que inte­gran la aso­cia­ción LaVAC.

En 2022 se inau­gu­ra­rá Cai­xa­Fo­rum Valen­cia, ape­nas un año antes que el Cen­tro de Arte Hor­ten­sia Herre­ro, cuyas obras no se han dete­ni­do duran­te la cua­ren­te­na por el coro­na­vi­rus.

Entra­da a una calle de la anti­gua jude­ría de Valen­cia apa­re­ci­da duran­te las obras. FHH.

En la actua­li­dad, esas obras ya se han con­clui­do en su pri­me­ra fase de cimen­ta­ción de la estruc­tu­ra. Segui­rán con la reha­bi­li­ta­ción del pala­cio y con­clui­rán con las ins­ta­la­cio­nes del Cen­tro de Arte, al cabo de las cua­les que­da­rá una super­fi­cie dis­po­ni­ble de 3.500 metros cua­dra­dos. Y ya han depa­ra­do las pri­me­ras sor­pre­sas.

Duran­te los tra­ba­jos, diri­gi­dos por el estu­dio de arqui­tec­tu­ra ERRE, del que Ampa­ro Roig Herre­ro, hija de Hor­ten­sia y Juan Roig, es socia fun­da­do­ra, han emer­gi­do res­tos arqueo­ló­gi­cos que como estra­tos geo­ló­gi­cos van dan­do cuen­ta de la his­to­ria de la ciu­dad de Valen­cia.

“Nos hemos encon­tra­do con res­tos del cir­co romano de la Valen­tia del siglo II d.C., con el lími­te y una de las estre­chas calles del anti­guo barrio judío, con un horno bajo­me­die­val y con ras­tros de lo que fue un patio islá­mi­co con una alber­ca y fuen­tes. Están sien­do hallaz­gos muy intere­san­tes para los arqueó­lo­gos”, comen­ta Ele­na Teje­dor.

Res­tos del gra­de­río occi­den­tal del anti­guo cir­co de la Valen­tia roma­na (siglo II d.C.) que han emer­gi­do duran­te las obras de res­tau­ra­ción en el Pla­cio Vale­rio­la. FHH.

Las demo­li­cio­nes, ase­gu­ran des­de la fun­da­ción en un vídeo ela­bo­ra­do para mos­trar cómo van yen­do los tra­ba­jos, se han hecho manual­men­te para sal­va­guar­dar estos res­tos, que se con­ser­va­rán e inte­gra­rán en el futu­ro Cen­tro de Arte Hor­ten­sia Herre­ro. Así, zas, del siglo II al XXI en un giro de cabe­za.


Este artícu­lo, que repro­du­ci­mos por su inte­rés, fue ori­gi­nal­men­te publi­ca­do en Expan­sión.

Comparte esta publicación

amadomio.jpg

Suscríbete a nuestro boletín

Reci­be toda la actua­li­dad en cul­tu­ra y ocio, de la ciu­dad de Valen­cia