El cantautor norteamericano visitará el Loco Club el martes 14 a las 21 horas

No todo el mundo puede presumir de haber aprendido música viviendo tocar en directo. El cantautor americano Dylan Leblanc (Louisiana, 1990), sí. Desde que cumplió diez años, acompañaba a su padre, compositor, a los estudios donde éste se ganaba la vida tocando con otros músicos. Ahora, con su último trabajo bajo el brazo —Coyote, 2023— visita Loco Club (martes 14, 21:15 h., 19 euros / 15 anticipada), en una noche que en la que sonará folk y country del tranquilito.
Cuatro años más tarde, con el veneno de la música corriendo por sus venas, se une a Daniel Goodwill y su banda Jimmy Sad Eyes Blue. Fueron tiempos intensos. Por un lado, Goodwill le anima a firmar sus propias composiciones; por otra, acaba en un centro de rehabilitación. Superados sus problemas, prueba con la banda de punk Sons of Roswell y, decepcionado por la experiencia, acaba formando Abraham y decantadose por el folk y el country.
Poco después, en 2010, lanza su primer trabajo, Paupers Fields, que remite a Gram Parsons y Neil Young, y en el que cuenta con una pequeña colaboración de la mítica Emmylou Harris en el tema If the Creek Don’t Rise. El relative éxito de este debut —BBC Musico lo destroza diciendo que carece de alma— le lleva a telonear a Lucinda Williams, Laura Marlin, Calexio o George Ezra.
Cada vez más conocido entre los amantes de la americana, dos años más tardes edita una nueva referencia —Cast the Same Old Shadow— y un nuevo tour teloneado a The Drive by Truckers, First Aid Kit y, sobre todo, Bruce Springsteen. Ahora, tres discos más tarde, vuelve a los escenarios con Coyote, una nueva apuesta por un estilo que se caracteriza por un folk clásico y tranquilo, y una interpretación impecable.
La idea de Coyote nace durante un viaje a Austin (Texas), escalando la pared de un acantilado de 100 metros. Una vez en la cima, todo lo que le esperaba era una línea de árboles exuberantes. En un abrir y cerrar de ojos, LeBlanc vio cómo un mapache frenético salía a toda velocidad de la línea de árboles, seguido por un animal que se detuvo y lo miró con sorprendente intensidad: un coyote. Una anécdota que le inspiró este último trabajo, el primero que en el que además es productor.
“Nos miramos fijamente a los ojos… y yo digo, en voz alta: ‘Si somos tú o yo, te voy a tirar por el costado de este acantilado’. No voy a caer’. Fue intenso este momento humano-animal —contó en una entrevista—. Nunca he olvidado que… él solo estaba tratando de sobrevivir y yo también».
Rodeado de ‘killer sesión players’
Para la grabación se rodeó de un grupo de killer session players, según su propia definición, seleccionados personalmente por él. Una lsita que incluye al batería Fred Eltringham (Ringo Starr, Sheryl Crow), al pianist Jim ‘Moose’ Brown (Bob Seger), y al bajo Seth Kaufman (Lana Del Rey). El resultado es un sonido que roza la perfección para un disco que es a la vez conceptual y autobiográfico.
El resultado son doce temas entre los que destacan, por ejemplo, No Promises Broken, sobre una pareja que provienen del mismo pasado turbulento y deciden darse una oportunidad sin hacerse promesas mutuas que saben que no podrán cumplir. En Wicked Kind, habla de la tentación siempre presente de volver a las drogas mientras en The Outside, habla del mundo que encuentras fuera cuando dejas de meterte.
Ahora, tres años después de una primera visita a Valencia —vino a esta misma sala a presentar Renegade— que dejó muy buen sabor de boca, vuelve a citarse con sus fans para presentarles su último trabajo y en que seguro que no faltan algunas de sus canciones más conocidas como Easy way out, Cautionary Tale, Bang bang bang y, por supuesto, If the Creek Don’t Rise