Los obje­tos se con­vier­ten en suje­tos para con­tar sus his­to­rias, las vidas y anéc­do­tas de quie­nes un día estu­vie­ron con ellos. Es la base del tra­ba­jo de Oli­gor y Micros­co­pia, for­ma­ción meji­­cano-espa­­ño­­la­­que esta sema­na estre­na en la Comu­ni­tat Valen­cia­na La melan­co­lía del turis­ta, tras su paso por el fes­ti­val cata­lán Tem­po­ra­da Alta.  Den­tro de su línea de fomen­to de los nue­vos len­gua­jes escé­ni­cos, el 29 y 30 de noviem­bre el Tea­tre el Musi­cal aco­ge tres pases de esta deli­ca­da pro­pues­ta de ‘Tea­tro Docu­men­tal de Obje­tos’, un sub­gé­ne­ro que han crea­do Sha­day Larios y Jomi Oli­gor, los inte­gran­tes de esta com­pa­ñía sur­gi­da de unir a Micros­co­pia Tea­tro y Her­ma­nos Oli­gor.

“Cuan­do nos encon­tra­mos, nos dimos cuen­ta que era un tren que no podía­mos dejar pasar. Nos enten­de­mos sin pala­bras, Sha­day apor­ta la par­te de los tex­tos, la dra­ma­tur­gia, va hilan­do todo lo que ocu­rre en el esce­na­rio. Y yo lle­vo la cons­truc­ción de la esce­no­gra­fía, pre­pa­rar las luces, las minia­tu­ras y meca­nis­mos…”, expli­ca Oli­gor, des­cri­bien­do la pues­ta en esce­na de unos espec­tácu­los que poco tie­nen que ver con el clá­si­co con­cep­to de tea­tro.

“Se podría decir que hace­mos docu­men­ta­les escé­ni­cos por­que par­ti­mos de cosas que real­men­te han teni­do un uso, unos due­ños, un pasa­do. Cuan­do pen­sa­mos en un tema que nos gus­ta­ría tra­tar, hace­mos una inves­ti­ga­ción de cam­po, nos des­pla­za­mos a los espa­cios don­de podría­mos encon­trar his­to­rias rela­cio­na­das y bus­ca­mos los obje­tos que podrían haber­las vivi­do”, comen­ta el crea­dor.

Dán­do­les pro­ta­go­nis­mo, voz y pre­sen­cia escé­ni­ca, es como se arti­cu­lan las obras de Oli­gor y Micros­co­pia, que invi­tan al públi­co a subir a las tablas en fun­cio­nes de afo­ro redu­ci­do, para unas 40 per­so­nas. Los espec­ta­do­res viven la repre­sen­ta­ción con una cer­ca­nía que per­mi­te trans­mi­tir la poe­sía, la ter­nu­ra, la emo­ción y la huma­ni­dad que envuel­ve a estos obje­tos.

“Noso­tros no tra­ta­mos de dar­les for­ma antro­po­mór­fi­ca, a dife­ren­cia de lo que se hace muchas veces con los títe­res. Colo­cán­do­le bra­zos, pier­nas y ros­tro a un bote, lo con­vier­ten en un per­so­na­je. Nues­tros pro­ta­go­nis­tas pue­den ser un anti­guo som­bre­ro, una pos­tal o una vie­ja foto­gra­fía. A tra­vés de ellos y de todo lo que los rodeó, se va hilan­do el rela­to”, apor­tan des­de la com­pa­ñía.

El turismo como metáfora

Tras el éxi­to de su pri­mer espec­tácu­lo con­jun­to, La máqui­na de la sole­dad, con una lar­ga gira que inclu­yó varios paí­ses lati­nos, Jomi Oli­gor y Sha­day Larios han ido crean­do escue­la. A tra­vés de talle­res, labo­ra­to­rios y un libro están difun­dien­do los méto­dos crea­ti­vos y expre­si­vos del ‘Tea­tro Docu­men­tal de Obje­tos’.

En su nue­vo espec­tácu­lo, han bucea­do en el tema del turis­mo, de las cons­truc­cio­nes men­ta­les que se rea­li­zan ante la expec­ta­ti­va de via­jar, las ilu­sio­nes, anti­ci­pa­cio­nes, imá­ge­nes que cons­tru­ye quien va a cono­cer un nue­vo espa­cio. Estam­pas que des­pués poco tie­nen que ver con lo que se encuen­tra, pro­du­cién­do­se una melan­co­lía de aque­llo ima­gi­na­do, de la ilu­sión. 

Para crear La Melan­co­lía del turis­ta la com­pa­ñía visi­tó luga­res que en su momen­to fue­ron codi­cia­dos des­ti­nos turís­ti­cos, pero que hoy día han sido aban­do­na­dos. Y no pue­den escon­der el ansia de seguir sien­do un paraí­so.

Minia­tu­ras, obje­tos y meca­nis­mos se arti­cu­lan para com­po­ner una mira­da crí­ti­ca, pero tam­bién poé­ti­ca, sobre lo que rodea al perio­do vaca­cio­nal, esos mitos que for­man una ima­gen idí­li­ca del lugar per­fec­to, que rom­pen con la mono­to­nía, que ali­men­tan la fan­ta­sía duran­te todo el invierno. 

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