Ber­nar­do Sán­chez, Álva­ro Borrás, Sol Car­ni­ce­ro, José Luis Gar­cía Ber­lan­ga y Eli­sa Durán en la expo­si­ción Inte­rior Ber­lan­ga del Cai­xa­Fo­rum Valen­cia.

CaixaForum València estrena esta exposición, que propone un recorrido por la trayectoria del cineasta Luis García-Berlanga a partir de proyecciones, objetos y documentos de su archivo personal, muchos de los cuales han permanecido inéditos hasta hoy.

Ber­nar­do Sán­chez, Álva­ro Borrás, Sol Car­ni­ce­ro, José Luis Gar­cía Ber­lan­ga y Eli­sa Durán en la expo­si­ción Inte­rior Ber­lan­ga del Cai­xa­Fo­rum Valen­cia.

Cai­xa­Fo­rum Valen­cia abre este mes de mar­zo y has­ta el 9 de junio su nue­va expo­si­ción Inte­rior Ber­lan­ga, con la que ofre­ce una mira­da ínti­ma y nun­ca expli­ca­da sobre el direc­tor de cine valen­ciano Luis Gar­cía Ber­lan­ga (1921–2010).

Un enfo­que iné­di­to gra­cias a los tra­ba­jos de cata­lo­ga­ción y digi­ta­li­za­ción del archi­vo par­ti­cu­lar de Ber­lan­ga y que, por pri­me­ra vez, se pon­drá al alcan­ce del públi­co. La expo­si­ción tran­si­ta por dife­ren­tes face­tas de su vida: des­de sus pelí­cu­las y pro­yec­ción inter­na­cio­nal has­ta la rela­ción con sus mie­dos y el con­tex­to his­tó­ri­co.

Inte­rior Ber­lan­ga ofre­ce una visión de la his­to­ria de Espa­ña a tra­vés de sus pelí­cu­las, mues­tra los pro­ble­mas con la cen­su­ra y exa­mi­na aspec­tos tan per­so­na­les como son sus mie­dos. Mie­do a la muer­te, al futu­ro o a las muje­res, que se con­vier­ten en temas recu­rren­tes en su obra.

Ber­lan­ga creó un uni­ver­so pro­pio  ber­lan­guiano  que com­bi­na el impre­vis­to, la sáti­ra, el cos­tum­bris­mo y la cari­ca­tu­ra. Como no podía ser de otro modo, la pues­ta en esce­na jue­ga a favor y acom­pa­ña este ima­gi­na­rio, has­ta lle­gar a un espa­cio tan valen­ciano como es una gran hogue­ra don­de arden sim­bó­li­ca­men­te pelí­cu­las, temas y per­so­na­jes. La expo­si­ción esta­rá acom­pa­ña­da duran­te estos meses de una amplia pro­gra­ma­ción de acti­vi­da­des para­le­las, des­de con­fe­ren­cias a talle­res y ter­tu­lias.

Un gran plano secuencia

La mues­tra empie­za con un pri­mer espa­cio esce­no­grá­fi­co que evo­ca las cajas que for­ma­ban el lega­do de Luis Gar­­cía-Ber­­la­n­­ga. En este ámbi­to se ofre­ce la ima­gen de un Ber­lan­ga toda­vía joven y con acti­tud refle­xi­va y sere­na, inmor­ta­li­za­do en una icó­ni­ca ins­tan­tá­nea del fotó­gra­fo Oriol Mas­pons. El obje­ti­vo es intro­du­cir a los visi­tan­tes en un espa­cio ínti­mo, de memo­ria y des­cu­bri­mien­to, y pre­dis­po­ner­los a encon­trar, jun­to a los aspec­tos más cono­ci­dos de la obra y de la vida de Ber­lan­ga, ele­men­tos igno­ra­dos o poco cono­ci­dos y otros per­te­ne­cien­tes a la esfe­ra per­so­nal que hablan de su for­ma­ción y de los por­me­no­res de su tra­ba­jo. Se tra­ta de una entra­da evo­ca­do­ra cuya inten­ción es pre­dis­po­ner a los visi­tan­tes a adop­tar una acti­tud de expec­ta­ción y curio­si­dad.

El estu­dio de Ber­lan­ga

El segun­do ámbi­to intro­du­ce al públi­co en el espa­cio de tra­ba­jo de Ber­lan­ga con una recons­truc­ción fiel de una par­te de su estu­dio en Somo­sa­guas, una zona resi­den­cial pró­xi­ma a Madrid, que invi­ta a los espec­ta­do­res a com­par­tir su inti­mi­dad.

En ese espa­cio, Ber­lan­ga se ence­rra­ba a medi­tar, escri­bir, idear y pla­near nue­vos pro­yec­tos, a leer y a dis­fru­tar de sus afi­cio­nes. A lo lar­go del tiem­po fue acu­mu­lan­do pre­ci­sa­men­te en ese estu­dio noti­cias, docu­men­tos y obje­tos sobre su vida, su ima­gen públi­ca, sus amis­ta­des, el cine, la fami­lia y la his­to­ria del país.

Depó­si­to de memo­ria, de bio­gra­fía y de crea­ción, el estu­dio es la ven­ta­na des­de la que, al final de su vida, Ber­lan­ga obser­vó el mun­do y la con­di­ción huma­na. Uno de los aspec­tos más intere­san­tes de esta sec­ción es la rela­ción de Ber­lan­ga con el cine, con una serie de ele­men­tos de cine pri­mi­ti­vo que nos intro­du­cen en la magia de la ima­gen en movi­mien­to.

Y tam­bién un docu­men­to excep­cio­nal: la pie­za audio­vi­sual La barra­ca del cine. Se tra­ta de una evo­ca­ción de las pelí­cu­las que el joven Ber­lan­ga veía y que con el tiem­po se con­vir­tie­ron en refe­ren­tes de su obra. En La barra­ca figu­ran, entre otros direc­to­res, René Clair, Jean Vigo, Fritz Lang y G. W. Pabst.

En las vitri­nas se pre­sen­tan las car­tas inter­cam­bia­das des­de fina­les de los años cin­cuen­ta con René Clair y Char­les Cha­plin. Uno de los pro­yec­tos de Luis Gar­­cía-Ber­­la­n­­ga no rea­li­za­dos era una pelí­cu­la con Cha­plin cuyo guion se mues­tra por pri­me­ra vez. Tam­bién se expo­nen hojas de un die­ta­rio per­so­nal, dibu­jos y foto­gra­fías fami­lia­res.

Infancia, juventud e historia

La escue­la tie­ne un papel cen­tral en la obra de Ber­lan­ga, que dedi­có su últi­mo pro­yec­to, el cor­to­me­tra­je El sue­ño de una maes­tra (2002), a la his­to­ria de una pro­fe­so­ra que cuen­ta a sus alum­nos de mane­ra por­me­no­ri­za­da las dis­tin­tas for­mas de eje­cu­ción de un hom­bre. Este espa­cio recons­tru­ye una escue­la ins­pi­ra­da en las que apa­re­cen en las pelí­cu­las Bien­ve­ni­do, Mis­ter Marshall o Cala­buch. Los visi­tan­tes podrán sen­tar­se en uno de esos anti­guos pupi­tres y visua­li­zar los audio­vi­sua­les que se pro­yec­tan en la piza­rra.

La obra de Ber­lan­ga tie­ne un con­te­ni­do his­tó­ri­co: habla de la His­to­ria a par­tir de las peque­ñas his­to­rias de sus con­tem­po­rá­neos. Des­creí­do, com­pa­si­vo y sin dog­mas, Ber­lan­ga es uno más entre ellos. Obser­va vir­tu­des y defec­tos, los disec­cio­na en esce­nas inol­vi­da­bles con humor corro­si­vo o com­pa­si­va ter­nu­ra.

En este apar­ta­do se recons­tru­ye la infan­cia y juven­tud de Ber­lan­ga con foto­gra­fías y docu­men­tos, muchos de ellos de la épo­ca esco­lar. Tam­bién se mues­tran obje­tos, fotos y car­tas rela­cio­na­dos con la Divi­sión Azul, a la que per­te­ne­ció entre 1941 y 1942.

A con­ti­nua­ción, una selec­ción de docu­men­tos pre­sen­ta a un Ber­lan­ga polí­ti­ca­men­te des­creí­do que com­par­te inquie­tu­des con otras figu­ras inte­lec­tua­les de los años cin­cuen­ta, como Fran­cis­co Umbral, y que se con­vier­te en un crea­dor incó­mo­do cuyas pelí­cu­las son obje­to de espe­cial vigi­lan­cia por par­te de la cen­su­ra y de aso­cia­cio­nes cató­li­cas. Fran­co lle­gó a til­dar­le de «mal espa­ñol». Un aspec­to poco cono­ci­do es su inte­rés juve­nil por la poe­sía, a la que se dedi­ca un apar­ta­do con manus­cri­tos ori­gi­na­les de la infan­cia en Valen­cia y de la cam­pa­ña de Rusia.

Mal preparado para este mundo del cine

«Mal pre­pa­ra­do para este mun­do del cine», le dijo Ber­lan­ga a Juan Cobos, acti­vis­ta y estu­dio­so del cine, en 1961. Ber­lan­ga se escu­da­ba detrás de esa idea y decía que le cos­ta­ba crear. Sin embar­go, sus pelí­cu­las, que con­tro­la­ba esté­ti­ca y artís­ti­ca­men­te al deta­lle, son un decha­do de suti­le­za y pre­ci­sión. En este apar­ta­do se pre­sen­ta una selec­ción de docu­men­tos de tra­ba­jo y se mues­tran dife­ren­tes aspec­tos rela­cio­na­dos con la crea­ción de sus pelí­cu­las. Se pone de relie­ve la dis­tan­cia entre la idea y lo roda­do, y se pre­sen­ta una serie de pro­yec­tos que no lle­ga­ron a buen fin.

Entre las pie­zas ori­gi­na­les des­ta­can los story­boards de Bien­ve­ni­do, Mis­ter Marshall y de Cala­buch (1953), una hoja de repar­to de Plá­ci­do, álbu­mes de loca­li­za­cio­nes y foto­gra­fías de roda­je de La vaqui­lla (1985) y de Nacio­nal III (1982). Bri­git­te Bar­dot estu­vo a pun­to de tra­ba­jar con Ber­lan­ga a prin­ci­pios de los años cin­cuen­ta en Novio a la vis­ta (1954), cuan­do ambos ini­cia­ban su carre­ra, y ese con­tac­to que­da refle­ja­do en un infor­me de la agen­te de espec­tácu­los de Bar­dot y una foto­gra­fía de la actriz en aquel momen­to.

Los car­te­les de las pelí­cu­las de Ber­lan­ga per­mi­ten revi­vir la evo­lu­ción del cine en Espa­ña aso­cia­da a la trans­for­ma­ción del dise­ño grá­fi­co. Imá­ge­nes suge­ren­tes y pro­vo­ca­ti­vas que eran el pri­mer con­tac­to de los espec­ta­do­res con el mun­do de Ber­lan­ga, con ele­men­tos cos­tum­bris­tas, humo­rís­ti­cos y toques eró­ti­cos. Entre el mate­rial rela­cio­na­do con las pelí­cu­las des­ta­can los pro­gra­mas de mano en for­ma de dólar de Bien­ve­ni­do, Mis­ter Marshall, que hacen refe­ren­cia al tema de la pelí­cu­la: la expec­ta­ción que des­pier­tan en un peque­ño pue­blo las anun­cia­das ayu­das del Plan Marshall ame­ri­cano. El humor es un ele­men­to indis­pen­sa­ble en el mun­do de Ber­lan­ga.

Un elen­co de acto­res fijos com­po­nía un mapa humano icó­ni­co de su fil­mo­gra­fía. En este apar­ta­do se pre­sen­ta tam­bién la reper­cu­sión inter­na­cio­nal de su obra, que iden­ti­fi­có el cine de Ber­lan­ga con la visión de Espa­ña en el paso del fran­quis­mo a la demo­cra­cia. Ber­lan­ga gozó de un amplio pres­ti­gio en Euro­pa, via­jó a Holly­wood y tuvo gran reper­cu­sión en Lati­noa­mé­ri­ca. Su últi­mo lar­go­me­tra­je, París-Tom­­bu­c­­tú (1999), es un via­je poé­ti­co en bus­ca de una ilu­sión.

Expe­ri­men­ta­ción del plano secuen­cia

La expo­si­ción aco­ge un pro­yec­to de expe­ri­men­ta­ción con el públi­co que se con­ci­be como una peque­ña cla­se de cine guia­da por su hijo, José Luis Gar­­cía-Ber­­la­n­­ga. En ella intro­du­ce el trá­ve­lin y el plano secuen­cia, tan pro­pios de Ber­lan­ga.

Las expli­ca­cio­nes se acom­pa­ñan de las imá­ge­nes del roda­je de un plano secuen­cia de La esco­pe­ta nacio­nal toma­das por un joven Fer­nan­do True­ba dis­cí­pu­lo de Ber­lan­ga. Tras la expli­ca­ción, los asis­ten­tes pue­den pro­bar esta téc­ni­ca con una cáma­ra sobre­pues­ta en un raíl que les per­mi­te rea­li­zar sus pro­pios trá­ve­lin y lle­vár­se­los a casa tras des­car­gar­los median­te un códi­go QR.

En este espa­cio des­ta­can tam­bién algu­nas pie­zas del archi­vo que docu­men­tan la face­ta de pro­fe­sor de Ber­lan­ga, entre las que des­ta­ca un ejer­ci­cio dibu­ja­do por su alumno y actual direc­tor de cine Víc­tor Eri­ce. Y es que Ber­lan­ga man­tu­vo siem­pre la volun­tad de favo­re­cer a los jóve­nes y dar con­ti­nui­dad al cine espa­ñol.

El aus­tro­hún­ga­ro

La pala­bra aus­tro­hún­ga­ro se con­vier­te en un talis­mán que apa­re­ce en varias de las pelí­cu­las del cineas­ta. Ber­lan­ga con­tem­pla­ba el pasa­do con una mez­cla de melan­co­lía y humor. Para refe­rir­se a épo­cas y luga­res de anta­ño solía uti­li­zar esta expre­sión auto­iró­ni­ca con la que indi­ca­ba que, más allá del mun­do per­so­nal des­apa­re­ci­do, sub­ya­cían unos temas uni­ver­sa­les.

Eros y mie­dos

El ero­tis­mo fue uno de los gran­des tabús de la socie­dad espa­ño­la de pos­gue­rra. Ber­lan­ga pro­mo­vió una ima­gen de ero­tó­mano que res­pon­de a un aspec­to com­ple­jo de su pen­sa­mien­to: deseo, pla­cer, ten­sión entre los sexos, libe­ra­ción del ins­tin­to, hedo­nis­mo, liber­tad, vis­ce­ra­li­dad, feti­chis­mo, moral y miso­gi­nia son con­cep­tos que apa­re­cen tra­ta­dos en su obra y se aso­cian a menu­do con la idea de la muer­te. Eros y Tána­tos se entre­la­zan en sus pelí­cu­las intro­du­cien­do una mane­ra poé­ti­ca de negar la muer­te y pre­sen­tan el humor como una herra­mien­ta de super­vi­ven­cia.

Ber­lan­ga, gran lec­tor de nove­las galan­tes, de las que se mues­tran algu­nos ejem­pla­res, fue impul­sor del pre­mio y de la colec­ción de lite­ra­tu­ra eró­ti­ca de la edi­to­rial Tus­quets La son­ri­sa ver­ti­cal, que tuvo gran impac­to en los años seten­ta. Se mues­tran tam­bién dibu­jos de zapa­tos y pier­nas feme­ni­nos ―los zapa­tos de tacón alto como feti­che eró­ti­co―, así como fichas sobre temas sexua­les. Tam­bién se pue­den ver dos foto­gra­fías de pri­mer plano de la muñe­ca de Tama­ño natu­ral, la pelí­cu­la de 1974 pro­ta­go­ni­za­da por Michel Pic­co­li.

Como con­tras­te, en este ámbi­to se habla tam­bién de los mie­dos que ace­cha­ron al cineas­ta. Del mie­do a las muje­res y, sobre todo, del mie­do a la muer­te. De hecho, el gra­ba­do de Goya Muchos han aca­ba­do así repre­sen­ta una eje­cu­ción en el garro­te vil que nos recuer­da esta otra face­ta del cineas­ta.

Lo berlanguiano

Ber­lan­guiano es una pala­bra popu­lar que la Real Aca­de­mia Espa­ño­la incor­po­ró al dic­cio­na­rio en vís­pe­ras del cen­te­na­rio del naci­mien­to de Ber­lan­ga como un home­na­je y un reco­no­ci­mien­to. A Ber­lan­ga, que no se empe­ña­ba en «per­du­rar», le hubie­ra encan­ta­do, en cam­bio, saber que su ape­lli­do sería reco­gi­do por la RAE como adje­ti­vo; aun­que al igual que sola­nes­co, goyes­co, velaz­que­ño o cer­van­tino es tam­bién posee­dor de un valor moral y esté­ti­ca­men­te sus­tan­ti­vo.

Diver­sas per­so­na­li­da­des del mun­do del cine y de los estu­dios cul­tu­ra­les deba­ten el sig­ni­fi­ca­do de este tér­mino en un espa­cio mul­ti­pan­ta­lla. Es una mane­ra coral de acer­car­se a la per­so­na­li­dad y a la obra del cineas­ta, con una pues­ta en esce­na que pro­du­ce en los espec­ta­do­res la sen­sa­ción de estar toman­do par­te de la char­la. Nin­gu­na defi­ni­ción por sepa­ra­do resu­me el sig­ni­fi­ca­do del tér­mino ni la suma de todas ellas ago­ta su sen­ti­do.

Final del recorrido: «Inventario y cremá. La falla»

Naci­do entre las calles Sor­ní y Con­de de Sal­va­tie­rra, en Valen­cia, Ber­lan­ga con­tem­pla­ba las fallas des­de el enton­ces Hotel Lon­dres, que fue pro­pie­dad de su fami­lia y que daba a la pla­za del Ayun­ta­mien­to, o en las calles y las pla­zas, des­de el cen­tro de la ciu­dad has­ta Bur­jas­sot. La rela­ción de Ber­lan­ga con las fallas tie­ne múl­ti­ples ver­tien­tes: fue dis­tin­gui­do con el títu­lo de Falle­ro Mayor y repre­sen­ta­do varias veces como ninot. Él mis­mo defi­nía su cine como falle­ro y piro­téc­ni­co.

La memo­ria del fue­go es un ras­go emo­cio­nal visi­ble y pro­fun­do de su valen­cia­nía. Como cie­rre de la expo­si­ción, el esce­nó­gra­fo Car­les Ber­ga ha arma­do una falla con ele­men­tos emble­má­ti­cos de sus his­to­rias: el moto­ca­rro de Plá­ci­do, una bici­cle­ta, una bar­ca, un ataúd y ban­de­ri­tas ame­ri­ca­nas de adorno. Los espec­ta­do­res asis­ten a una cre­má con simu­la­ción de humo y fue­go. El men­sa­je es que todo debe aca­bar y puri­fi­car­se para rena­cer de las ceni­zas.

Com­ple­men­tan la esce­no­gra­fía dos obje­tos car­ga­dos de sim­bo­lis­mo: una caja de ceri­llas de la épo­ca de la Divi­sión Azul y un fós­fo­ro que Ber­lan­ga con­ser­vó de una expo­si­ción de los años sesen­ta del gru­po Zaj. Nos recuer­dan que nues­tros empe­ños están des­ti­na­dos al fue­go del tiem­po y a la vez nos hablan del cine que tie­ne la capa­ci­dad de revi­vir la reali­dad a cada nue­vo visio­na­do.

Los inicios del proyecto

«Mis her­ma­nos y yo no sabía­mos qué hacer con todos esos ele­men­tos que mi padre había con­ser­va­do», recuer­da su hijo, José Luis Gar­cía Ber­lan­ga. «Vi un buzón de suge­ren­cias en la web de la Fun­da­ción ”la Cai­xa” y escri­bí: “Hola, soy José Luis Gar­­cía-Ber­­la­n­­ga, hijo del direc­tor de cine, y ten­go un archi­vo que no sé qué hacer con él”. Y así empe­zó todo».

De eso hace cin­co años. Un via­je de los res­pon­sa­bles del Área de Cul­tu­ra y Cien­cia de la Fun­da­ción ”la Cai­xa” a Madrid, a la casa fami­liar, per­mi­tió com­pro­bar el enor­me valor patri­mo­nial del archi­vo Ber­lan­ga. Sur­gió la idea no solo de rea­li­zar una expo­si­ción sino tam­bién de cola­bo­rar en la cata­lo­ga­ción y digi­ta­li­za­ción de su lega­do por par­te de la Fun­da­ción ”la Cai­xa”. Inte­rior Ber­lan­ga es mucho más que una expo­si­ción: es una pues­ta en valor de un patri­mo­nio, un tra­ba­jo colec­ti­vo en el que han inter­ve­ni­do pro­fe­sio­na­les de dis­tin­tas áreas e ins­ti­tu­cio­nes. El pro­pó­si­to es con­se­guir que todo ese patri­mo­nio, que aho­ra es de titu­la­ri­dad públi­ca, pue­da ser acce­si­ble en línea para toda la ciu­da­da­nía, como volun­tad con­jun­ta de la fami­lia Ber­lan­ga, la Fun­da­ción ”la Cai­xa” y el Minis­te­rio de Cul­tu­ra.

Al mis­mo tiem­po, es una opor­tu­ni­dad de conec­tar con el deba­te social actual. En una épo­ca de gran­des con­flic­tos, la mira­da de Ber­lan­ga ayu­da a com­pren­der la diná­mi­ca de los gru­pos socia­les, a detec­tar vicios y vir­tu­des, y a sub­ra­yar el valor de la bue­na gen­te.

CaixaForum+ estrenará dos nuevos documentales y cuatro películas emblemáticas

Con moti­vo de la expo­si­ción, la pla­ta­for­ma ha pre­pa­ra­do una pro­gra­ma­ción espe­cial sobre este cineas­ta fun­da­men­tal de la his­to­ria del cine espa­ñol. En los pró­xi­mos meses estre­na­rá un lar­go­me­tra­je y un cor­to­me­tra­je docu­men­tal (ambos diri­gi­dos por su hijo, José Luis Gar­­cía-Ber­­la­n­­ga) y cua­tro de sus pelí­cu­las más emble­má­ti­cas: La esco­pe­ta nacio­nal, Moros y cris­tia­nos, Nacio­nal III y La bou­ti­que. La pri­me­ra de ellas lle­ga a la pla­ta­for­ma hoy mis­mo coin­ci­dien­do con la inau­gu­ra­ción de la mues­tra y se podrá ver gra­tui­ta­men­te en la pla­ta­for­ma has­ta el pró­xi­mo 4 de junio.

Cai­xa­Fo­rum+ tam­bién estre­na hoy, en exclu­si­va, el cor­to­me­tra­je docu­men­tal ori­gi­nal La mira­da de Ber­lan­ga. José Luis Gar­­cía-Ber­­la­n­­ga diri­ge este sin­ce­ro home­na­je a su padre con una enor­me sen­si­bi­li­dad y hacien­do gala de un gran sen­ti­do del humor. Como con­clu­ye la voz en off de esta pie­za, «si la vida no es como en las pelí­cu­las, las pelí­cu­las de Ber­lan­ga sí son como la vida». Den­tro de unos meses lle­ga­rá a la pla­ta­for­ma otro docu­men­tal, en este caso lar­go­me­tra­je, tam­bién diri­gi­do por su hijo y ela­bo­ra­do a par­tir de mate­rial iné­di­to, el cual nos mues­tra la face­ta más ínti­ma del genio valen­ciano.

Más allá de las salas de exposiciones: actividades para ampliar la mirada de Berlanga

La Fun­da­ción ”la Cai­xa” pro­po­ne un sur­ti­do de inno­va­do­ras acti­vi­da­des duran­te los meses en los que per­ma­ne­ce­rá la mues­tra en Cai­xa­Fo­rum Valèn­cia para que todos los públi­cos pue­dan acer­car­se al arte del gran cineas­ta des­de dis­tin­tas pers­pec­ti­vas. El pis­to­le­ta­zo de sali­da lo dará este jue­ves un con­cier­to a car­go de Pablo Gar­­cía-Ber­­la­n­­ga, pia­nis­ta y sobrino nie­to del direc­tor, que rin­de home­na­je a sus pelí­cu­las de cul­to: a tra­vés de la músi­ca, el públi­co regre­sa­rá a fil­mes como Plá­ci­do, El ver­du­go, Cala­buch o Bien­ve­ni­do, Mis­ter Marshall, entre muchos otros.

Tam­bién des­ta­ca el ciclo Todo me pare­ce Ber­lan­ga, que inclu­ye con­fe­ren­cias y mesas redon­das de la mano de la escri­to­ra Elvi­ra Lin­do; el direc­tor de cine y escri­tor Vicen­te Moli­na Foix; el hijo del direc­tor, José Luis Gar­­cía-Ber­­la­n­­ga, y los comi­sa­rios de la mues­tra, Sol Car­ni­ce­ro y Ber­nar­do Sán­chez Salas. El cen­tro tam­bién aco­ge­rá una lec­tu­ra dra­ma­ti­za­da de ¡Viva Rusia!, guion iné­di­to que habría sido una cuar­ta entre­ga de su saga nacio­nal.

Ade­más, el públi­co fami­liar podrá aden­trar­se en la obra de Ber­lan­ga a tra­vés del taller «¡Ame­ri­ca­nooos!», don­de mayo­res y peque­ños des­cu­bri­rán todo el poder del ele­men­to invi­si­ble del cine: la músi­ca. Como es habi­tual, el cen­tro cul­tu­ral tam­bién pone a dis­po­si­ción del públi­co visi­tas comen­ta­das en dis­tin­tos for­ma­tos. Toda la infor­ma­ción amplia­da pue­de con­sul­tar­se aquí.

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