Quiero empezar el año obligándoos a ir a visitar la muestra de Tamara de Lempicka, que alberga el Palacio de Gaviria en Madrid. Entrar en la exposición es un sueño hecho realidad, es poder vivir el momento histórico más elegante, sofisticado que ha habido en la historia del arte. Es respirar la vida de Tamara, o sentirse dentro de uno de sus cuadros. En varias salas se recrea la época de entreguerras en la que se asentó el Art Decó como movimiento, convirtiéndose París el centro de los “famosos años locos” donde se cocina la creatividad en todos los sentidos: nada se dejaba en manos del azar; la moda, el diseño, la arquitectura, el arte o las artes aplicadas eran un todo, cuidado delicadamente, y buscando la eterna belleza en cada uno de sus poros.
La exposición demuestra el gusto de Tamara de Lempicka, mujer sofisticada desde la cuna, su interés por la moda, la arquitectura siendo de las primeras arquitectas de la historia, el mobiliario, la joyería… toda esta belleza le rodeaba en su vida y la transmitía de igual manera en sus pinturas, en los retratos de la burguesía que realizaba, caracterizados por ricos y brillantes colores y formas contundentes que irán evolucionando hacia la abstracción.
Una mujer que se creó una imagen, admirada y criticada, casi una imagen mediática que le llevará a ser un icono de la modernidad, con una vida llena de escándalos que le ayudaron a fomentar su gloria, y un arte único que deja sin aliento. Bienvenidos a París, bienvenidos a los años 20 y 30.
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