La edi­to­rial Shan­gri­la recu­pe­ra en un úni­co volu­men tres rela­tos del escri­tor fran­cés

Ray­mond Que­neau.

El poe­ta y escri­tor Ray­mond Que­neau (El Havre 1903- Paris 1976) comen­zó vin­cu­la­do al movi­mien­to surrea­lis­ta del que se dis­tan­ció; fue cofun­da­dor de Ouli­po (ini­cia­les, en fran­cés, de  Obra­dor de lite­ra­tu­ra poten­cial), gru­po de expe­ri­men­ta­ción  lite­ra­ria crea­do en 1960; se pro­po­nía crear obras  a par­tir de  pre­mi­sas o limi­ta­cio­nes mate­­má­­ti­­co-for­­ma­­les auto­im­pues­tas; esta­ba cons­ti­tui­do por escri­to­res y mate­má­ti­cos; entre sus miem­bros habían nom­bres tan ilus­tres como Geor­ge Pérec, Mar­cel Duchamp o Ita­lo Cal­vino.

Ilus­tra­ción de Sta­s­­sart-Spri­n­­ger para el libro.

Que­neau fue tam­bién miem­bro des­ta­ca­do del Cole­gio de Pata­fí­si­ca —con­cep­to toma­do del pre­su­rrea­lis­ta Alfred Jarry, que  lo defi­nía como «un saber de  las excep­cio­nes» y la  pos­tu­la­ba  como  una «cien­cia de  las solu­cio­nes ima­gi­na­rias»—. Que­neau es autor de títu­los de nota­ble nom­bra­día como Ejer­ci­cios de esti­lo o Zazie, en el metro.

La edi­to­rial Shan­gri­la aca­ba de publi­car un bre­ve y exqui­si­to volu­men que aco­ge tres tex­tos de Que­neau: Mi vida en cifras, Auto­bio­gra­fía ama­ña­da y El apar­ta­men­to. Los acom­pa­ña un pre­fa­cio del escri­tor Pie­rre Ber­gou­nioux, un pos­fa­cio de Manuel Arranz —tra­duc­tor, a su vez, de todo el libro— y  unas sobrias ilus­tra­cio­nes de Clau­de Sta­s­­sart-Spri­n­­ger.

En Homo nume­ri­cus, el pre­fa­cio de Ber­gou­nioux, éste ase­gu­ra que nada tan absur­do como intro­du­cir la exac­ti­tud numé­ri­ca en la futi­li­dad de la vida coti­dia­na, habi­da cuen­ta de que las mate­má­ti­cas tie­nen su ori­gen en la pura abs­trac­ción. Los gran­des even­tos son sus­cep­ti­bles de cálcu­los geo­­mé­­tri­­co-alge­­brai­­cos, pero la medio­cre ruti­na de la vida indi­vi­dual se adap­ta mejor  a una aprehen­sión intui­ti­va y mera­men­te prác­ti­ca. De este modo expo­ne su admi­ra­ti­vo des­con­cier­to ante la inver­sión de pro­ce­di­mien­tos que emplea Que­neau.

En su pos­fa­cio titu­la­do El color de los can­gre­jos de rio, Manuel Arranz nos recuer­da que en mayo de 1942, Que­neau asis­tió en París a una inter­pre­ta­cion de El arte de la fuga de J.S Bach, con su ami­go Michel Lei­ris, al que comen­tó que sería intere­san­te hacer algo pare­ci­do en lite­ra­tu­ra. Ese fue el ori­gen de com­po­ner 99 varia­cio­nes sobre un tema tri­vial, un peque­ño inci­den­te ano­dino en un auto­bús, del que sur­gió los men­cio­na­dos, Ejer­ci­cios de esti­lo (1947), que está con­si­de­ra­da su obra maes­tra. Apli­có pues de fór­mu­las músi­­co-mate­­má­­ti­­cas a la escri­tu­ra crea­ti­va.

En este orden de cosas, cite­mos un frag­men­to de Mi vida en cifras:

«Me pre­sen­to, Pros­per Rim­baut, un ape­lli­do de 7 letras pre­ce­di­do de un nom­bre de 7 letras. Si aña­do que mi otro nom­bre es Adhé­mar, a nadie le extra­ña­rá ya que mis señas de iden­ti­dad ofi­cia­les for­men un total de 21 letras, cosa que es tan­to más curio­sa pues­to que yo nací el 21.2.1921, y lo que es más, soy uno de los 212.121 emplea­dos del Cré­di­to Inter­re­gio­nal de Nitra­tos, socie­dad anó­ni­ma con per­so­nal y capi­tal varia­bles, capi­tal que ascien­de a 2.121.212.121 fran­cos con 93 cén­ti­mos […].

Vivo en la nº 19 de la rue Lemer­cier en la puer­ta 17, en el 5º piso en un apar­ta­men­to de 1, sola habi­ta­ción por la que pago 10. 030 fran­cos al mes, los 30 fran­cos son para los bue­nos ami­gos».

En cuan­to al rela­to Auto­bio­gra­fia ama­ña­da, se pue­de leer:

«La niñi­ta que seguía allí pare­cía abu­rrir­se.

Me dijo:

— Pue­do trans­for­mar­te en lo que yo quie­ra.

No iba a enta­blar nin­gu­na con­ver­sa­ción con aque­lla niña y, como antes, me limi­té a son­reír­le y seguir mi camino. Fue enton­ces cuan­do me tocó con la vari­ta mien­tras pro­nun­cia­ba estas pala­bras:

— Eres un coche.

Me paré de gol­pe y me sen­tí obli­ga­do a poner­me a cua­tro patas».

Humor inte­lec­tual, excén­tri­co, irre­cu­sa­ble­men­te fran­cés, con su gus­to por los mode­los lógi­­co-for­­ma­­les y las res­tric­cio­nes en cuan­to incen­ti­vos com­po­si­ti­vos. Pero no es ésta una inven­ción del todo nue­va: las com­ple­jas deman­das téc­ni­cas de un magis­tral sone­to barro­co —pon­ga­mos por caso— son otra for­ma de mate­má­ti­ca clan­des­ti­na.

En varios aspec­tos Ray­mond Que­neau nos recuer­da a nues­tro Ramón Gómez de la Ser­na. Den­tro de sus res­pec­ti­vos ámbi­tos, han sido pala­di­nes de un tipo de van­guar­dia lúdi­ca. El gus­to pues por las idées recués y la lite­ra­tu­ra con­ven­cio­nal, no fue­ron su fuer­te.

Título: Mi vida en cifras
Autor: Raymond Queneau 
Traductor: Manuel Arranz
Editorial: Shangrila (2023)
Páginas: 46
Precio: 14 €

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