27 de junio.

Días con ten­den­cia hacia los musi­ca­les. En dos tar­­des-noches veo Sina­tra: All or nothing at all (2015, Net­flix, mini­se­rie con un capí­tu­lo de 118 minu­tos y otro de 127 minu­tos, los dos diri­gi­dos por Alex Gib­ney), y Sanz: lo que fui es lo que soy (2018, pro­du­ci­do por Tele­cin­co, con varios direc­to­res, 101 minu­tos). La dife­ren­cia de cali­dad es con­si­de­ra­ble. El docu­men­to audio­vi­sual sobre Frank Sina­tra es un buen repor­ta­je, con foto­gra­fías y secuen­cias nun­ca vis­tas, muchas de las cua­les mues­tran las zonas oscu­ras en la vida del can­tan­te. La pelí­cu­la sobre Ale­jan­dro Sanz es pura pro­pa­gan­da.

De Sina­tra se nos cuen­tan cosas que lo ensal­zan como ser humano y cosas que entur­bian su ima­gen públi­ca (pro­gre­sis­ta y reac­cio­na­rio pro­fun­do; femi­nis­ta sen­si­ble y machis­ta enlo­que­ci­do). De Ale­jan­dro Sanz solo se narra su tena­ci­dad, sus éxi­tos y su buen rollo con todo el equi­po que le acom­pa­ña. En Sina­tra vemos a un ser humano. En Ale­jan­dro Sanz inten­tan que vea­mos a un san­to.

Hay algo en lo que ambos pro­duc­tos coin­ci­den: su horri­ble títu­lo. Tra­duz­co All or nothing at allTodo o nada en abso­lu­to. Pare­ce un tra­ba­len­guas. La auto­bio­gra­fía de Woody Allen se titu­la A pro­pó­si­to de nada. Dos gran­des artis­tas. Sina­tra es inten­so, sin­ce­ro y vul­ne­ra­ble. Allen, un cineas­ta que pue­de ofre­cer­nos mag­ní­fi­cas pelí­cu­las con una lige­rí­si­ma mate­ria pri­ma. La pala­bra “nada”, pre­sen­te en los dos títu­los, está de más. Es pre­ten­cio­sa, equí­vo­ca y a la vez, ano­di­na.

El títu­lo de la pelí­cu­la sobre el autor de Cora­zón par­tío me pare­ce toda­vía peor. Sanz: lo que fui es lo que soy. Somos muchos los que lla­ma­mos Ale­jan­dro a Ale­jan­dro Sanz. Sin embar­go, no he cono­ci­do a nadie que se refie­ra a él como “Sanz”. Te dicen “qué bien can­ta Sanz” y no caes en quién pue­de ser el tal Sanz. ¿Un vecino, un pre­sen­ta­dor de la tele? Pero si te dicen que Ale­jan­dro es un buen can­tan­te, pien­sas inme­dia­ta­men­te en Ale­jan­dro Sanz y no en el direc­tor Ale­jan­dro Ame­ná­bar. Y no hable­mos ya de lo que sigue: Lo que fui es lo que soy. Más rebus­ca­do, impo­si­ble.

DIARIO UN CINÉFILO

«Que la vida iba en serio / uno lo empie­za a com­pren­der más tar­de”
Jai­me Gil de Bied­ma

DIARIO DE UN CINÉFILO Es una sec­ción dedi­ca­da al mun­do de las Series de TV, a todos sus aspec­tos ciné­fi­los pero tam­bién a sus deri­va­cio­nes socio­ló­gi­cas y rela­ti­vas a la vida coti­dia­na de las per­so­nas. La cons­truc­ción de roles, las rela­cio­nes fami­lia­res, la actua­li­dad, la come­dia y el dra­ma, la épi­ca his­tó­ri­ca, dra­go­nes y maz­mo­rras… Todo cabe en el mun­do de las series, y cual­quier pers­pec­ti­va del mun­do pue­de ser vis­ta des­de la ópti­ca de un ciné­fi­lo, de un serió­fi­lo inte­li­gen­te y pers­pi­caz. La sec­ción está per­so­na­li­za­da en Rafa Marí, uno de los últi­mos gran­des ciné­fi­los espa­ño­les. La perio­di­ci­dad es alea­to­ria, y la lon­gi­tud de cada entra­da, tam­bién. Pue­de ser tan­to muy cor­ta: un afo­ris­mo, como un exten­so mini­en­sa­yo, o entre­vis­ta, o diá­lo­go inte­rior.

Pese a ser un perio­dis­ta tar­dío, Rafa Marí (Valen­cia, 1945) ha teni­do tiem­po para tra­ba­jar en muchos medios de comu­ni­ca­ción: Car­te­le­ra Turia, Cal Dir, Valen­cia Sema­nal, car­te­le­ra Qué y Don­de, Noti­cias al día, Papers de la Con­se­lle­ria de Cul­tu­ra, Leva­n­­te-EMV, El Hype… Siem­pre en las pági­nas de cul­tu­ra. En 1984 fichó por Las Pro­vin­cias, dia­rio don­de actual­men­te es colum­nis­ta y crí­ti­co de arte.

Comparte esta publicación

amadomio.jpg

Suscríbete a nuestro boletín

Reci­be toda la actua­li­dad en cul­tu­ra y ocio, de la ciu­dad de Valen­cia