Jornaleros de la MCA, como los Lynyrd Skynyrd, harán mucho ruido repasando su singular trayectoria el sábado a las 20 h.

Los Hermanos Cubero es el nombre artístico con el que se les conoce a los músicos y hermanos Enrique y Roberto Ruiz Cubero. Nacieron en Guadalajara y comenzaron sus andaduras en el mundo musical en el año 1998, donde, junto a Ernesto, otro hermano, formaron un grupo de bluegrass que se hizo llamar RC Brothers. Este sábado llevaron su peculiar sonido, que algunos hay bautizado como Country de La Alcarria, al escenario de 16 Toneladas. La cita será el sábado a las 20 h. y el precio del billete es de 17 euros (14 anticipada).
Años más tarde, quisieron componer de forma más libre, y Roberto y Enrique, formaron Los Hermanos Cubero presentándose a un concurso en el año 2010 que les otorgó el II Premio Europeo de Nueva Creación de Folclore «Agapito Marazuela», con un sonido que mezcla la influencia del conocido folclorista español con la herencia de Bill Monroe, considerado el padre del bluegrass, y al que dedicaron una jota en su primer trabajo.
Dos años más tarde ve la luz su primer sencillo, La calle abajo, preludio de su primer LP (Cordaineros de la Alcarria) que ve la luz en agosto de ese mismo 2010. La fusión de seguidillas, paloteos, ruedas, fandangos, jotas… con sonidos más americanos gustó, como dice la profecía, hasta a los modernos de Madrid. Con temas como La Jota del Guijar, El mielero o Ronda de Olombrada lograron un primer éxito tan inesperado como merecido.
La ¿inesperada? acogida de ese primer disco empieza a abrirles puertas y, con sus siguientes referencias (Flores de canciones, Quique dibuja la tristeza, Arte y ensayo…) van consolidando una trayectoria única en el panorama español por su sonido y la carga filosófica de sus letras y por su capacidad de pasar de Tom T. Hall al Nuevo Mester de Juglaría (mítica su versión de La molinera y el corregidor). Cada nuevo álbum suma temas de la talla de Lo que ni yo soñara, Por ganarme la vida, Calle abajo, La boda y el entierro, Fabricando buenos tiempos o Y se va poniendo el sol consiguen cimentar uno de las repertorios más sólidos y originales de las últimas décadas.
La biblia Mondo Sonoro bendijo su estilo mientras eran invitados a los Conciertos de Radio 3. Ungidos por la jihad indie, a nadie extrañó pues que acabaran trabajando para la MCA, como los Lynyrd Skynyrd, pero de gregarios. Toda gracias a unas letras trufadas de reflexiones que piden mármol como cuando recordaban que «los buenos sábados noches, son los que no tienes planes, o madrugas el domingo o no llegas a acostarte». Por menos, hay poetas que se estudian en las universidades.
Por eso, a nadie extraña que cuando pusieron en marcha su último proyecto, Errantes telúricos, en el que buscan colaboraciones de músicos españoles consigan reclutar a Josele Santiago, Christina Rosenvinge, Ara Malikian, Nacho Vegas o Hendrik Röver entre otros.
El eclecticismo como seña de identidad
Su estilo es eminentemente acústico y aunque está muy enraizado en la música tradicional, el eclecticismo es una constante en toda su obra, caracterizada por respetar ritmos, estructura y métricas tradicionales pero dotando de una dimensión contemporánea tanto a los textos como a las armonías. Además de componer piezas originales, algunas de hasta un siglo de antigüedad, también incorporan piezas tradicionales a su repertorio.
Desde su inicio han sido capaces de derribar los prejuicios con los que se topa la música tradicional en entornos urbanos, llevando su música a circuitos ajenos a la tradición y cercanos al mainstream, encabezando una generación liberada de complejos y que reivindica la tradición de manera normalizada. A día de hoy su obra consta de 6 álbumes, 2 EPs, un box-set recopilatorio y un largometraje
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