Los técnicos de la Sección de Investigación Arqueológica Municipal (SIAM) serán los encargados de realizar el inventario y la catalogación de los restos del antiguo monumento. El encargo incluye también la realización de un estudio previo para la reconstrucción del monumento en su emplazamiento original. 

Lo avan­zó el regi­dor de Cul­tu­ra del Ayun­ta­mien­to de Valen­cia, José Luis Moreno, en decla­ra­cio­nes a Valen­cia City en su últi­ma edi­ción en papel que ya cir­cu­la por la ciu­dad: “Vamos a ini­ciar el pro­yec­to de la recu­pe­ra­ción del Monu­men­to a Soro­lla para vol­ver a ubi­car­lo don­de esta­ba, cer­ca de la pla­ya. Soro­lla dijo que su monu­men­to, hecho por su ami­go Ben­lliu­re, estu­vie­ra en la pla­ya”.

La Dele­ga­ción de Acción Cul­tu­ral, Patri­mo­nio y Recur­sos Cul­tu­ra­les ha encar­ga­do, con moti­vo del cen­te­na­rio del falle­ci­mien­to del pin­tor valen­ciano Joa­quín Soro­lla (1863–1923), la ela­bo­ra­ción de un estu­dio pre­vio sobre el anti­guo Monu­men­to a Soro­lla a los téc­ni­cos de la Sec­ción de Inves­ti­ga­ción Arqueo­ló­gi­ca Muni­ci­pal (SIAM), con el fin de ini­ciar los tra­ba­jos téc­ni­cos nece­sa­rios para eva­luar la via­bi­li­dad de su recons­truc­ción en la pla­ya del Caban­yal.

Para la redac­ción de este estu­dio pre­vio, la Sec­ción de Arqueo­lo­gía del Ayun­ta­mien­to ha comen­za­do a reco­pi­lar toda la docu­men­ta­ción dis­po­ni­ble, tan­to el pro­yec­to fir­ma­do por el arqui­tec­to Fran­cis­co Mora –autor mate­rial, entre otros edi­fi­cios, del Mer­ca­do de Colón, el Pala­cio de la Expo­si­ción o de la pro­pia Casa Con­sis­to­rial, y de cuyo naci­mien­to se cum­pli­rán en 2025 150 años– como cual­quier otro plano, foto­gra­fía o infor­ma­ción rela­cio­na­dos con el monu­men­to.

Con carác­ter para­le­lo, el SIAM está tra­ba­jan­do tam­bién en la cata­lo­ga­ción de la tota­li­dad de las pie­zas que inte­gra­ban el con­jun­to monu­men­tal que tenía dedi­ca­do Soro­lla en El Caba­n­­yal-Can­­ya­­me­­lar, así como en el inven­ta­rio de los res­tos que se con­ser­van en la actua­li­dad, todo ello acom­pa­ña­do de los estu­dios que acre­di­ten la pro­ce­den­cia de los mate­ria­les y la auten­ti­ci­dad de los mis­mos.

“Des­de el Gobierno muni­ci­pal, con­si­de­ra­mos que no hay mejor cul­mi­na­ción a todo un año con­sa­gra­do a la figu­ra de Soro­lla que el impul­so de los tra­ba­jos pre­li­mi­na­res para la recons­truc­ción de este monu­men­to en el esce­na­rio natu­ral de las crea­cio­nes de quien lle­vó el nom­bre de Valèn­cia por el mun­do y fue el mejor emba­ja­dor de nues­tra tie­rra”, ha decla­ra­do el con­ce­jal José Luis Moreno.

“Un siglo des­pués de su muer­te, la obra del ‘maes­tro de la luz’ no sólo no se ha depre­cia­do ni ha caí­do en el olvi­do, víc­ti­ma del paso inexo­ra­ble del tiem­po, sino que sigue des­per­tan­do el mis­mo reco­no­ci­mien­to que goza­ra en vida del artis­ta y sigue sien­do obje­to de nume­ro­sas expo­si­cio­nes, inves­ti­ga­cio­nes y publi­ca­cio­nes, tan­to en Espa­ña como allen­de nues­tras fron­te­ras”, ha mani­fes­ta­do Moreno.

Inauguración del Monu­men­to.

Historia del monumento a Sorolla

El 10 de agos­to de 1923 la muer­te sor­pren­día a Soro­lla en la loca­li­dad madri­le­ña de Cer­ce­di­lla, dejan­do a sus espal­das un vas­to lega­do artís­ti­co for­ma­do por más de dos mil obras en las que el “maes­tro de la luz” ele­va­ría la coti­dia­nei­dad a la cate­go­ría de Arte. Cum­plien­do sus últi­mas volun­ta­des, Soro­lla sería ente­rra­do en su ciu­dad natal, Valen­cia. Años antes, había expre­sa­do a su ami­go Mariano Ben­lliu­re su deseo de que el bus­to de már­mol que el escul­tor le había rea­li­za­do for­ma­ra par­te de un monu­men­to eri­gi­do en su honor fren­te al Mar Medi­te­rrá­neo.

La cesión al Ayun­ta­mien­to del bus­to de Soro­lla, del que se eje­cu­ta­ría una répli­ca en bron­ce, fue deci­si­va para ini­ciar el pro­yec­to del nue­vo monu­men­to. Tras inten­sos deba­tes sobre cómo debía ser éste y sobre su empla­za­mien­to, la Aca­de­mia de San Car­los sugi­rió que se uti­li­za­sen algu­nos de los valio­sos res­tos arqui­tec­tó­ni­cos ‑colum­nas, basas y arqui­­tra­­bes- pro­ce­den­tes de la Real Fábri­ca de Pla­te­ría Mar­tí­nez de Madrid, que, por media­ción de Soro­lla, se habían adqui­ri­do para el Pala­cio de las Bellas Artes que se que­ría cons­truir en Valèn­cia.

Final­men­te, y siguien­do las reco­men­da­cio­nes de la Comi­sión de Monu­men­tos, se encar­gó, en sesión cele­bra­da el 17 febre­ro de 1925, la redac­ción del pro­yec­to del monu­men­to a Soro­lla al arqui­tec­to muni­ci­pal Fran­cis­co Mora, pro­yec­to que fue entre­ga­do por éste a la Alcal­día, pre­si­di­da por Luis Oliag, el día 31 de mar­zo de aquel mis­mo año. El pro­yec­to que­dó en sus­pen­so has­ta el verano de 1931, cuan­do, a pro­pues­ta de la Comi­sión de Monu­men­tos, el enton­ces alcal­de, Agus­tín Tri­go, soli­ci­tó de nue­vo a Mora que le remi­tie­se el refe­ri­do pro­yec­to, docu­men­to que fue apro­ba­do meses des­pués por la Aca­de­mia de Bellas Artes.

Con pos­te­rio­ri­dad, el 17 de febre­ro de 1932, el Ayun­ta­mien­to de Valen­cia acor­dó que “[…] se ins­ta­le en la pla­ya de Levan­te el bus­to de D. Joa­quín Soro­lla, […] cuya ins­ta­la­ción se efec­tua­rá en el pun­to don­de el insig­ne pin­tor eje­cu­tó su lien­zo ‘Tris­te heren­cia’. Para las obras, se reser­vó una par­ti­da de 15.000 pese­tas en el pre­su­pues­to muni­ci­pal. Menos de un mes más tar­de y, en con­cre­to, el 7 de mar­zo de 1932 se colo­có la pri­me­ra pie­dra del monu­men­to en la pla­ya del Caban­yal, entre las anti­guas Ter­mas Vic­to­ria y el Asi­lo de Nues­tra Seño­ra del Car­men.

Monu­men­to Tras Ria­da de 1957.

Como se ha comen­ta­do, en su cons­truc­ción se emplea­ron los mate­ria­les de la facha­da de la Real Fábri­ca y Escue­la de Pla­te­ría Mar­tí­nez de Madrid. A tal efec­to, se uti­li­za­ron fun­da­men­tal­men­te aque­llas pie­zas refe­ri­das en un recien­te estu­dio de Fer­nan­do A. Mar­tín: “la colum­na­ta del pór­ti­co de orden dóri­co, así como las pilas­tras, enta­bla­men­tos, macho­nes y los pedes­ta­les, todos ellos de gra­ni­to gris, pro­ce­den­tes de la Sie­rra de Gua­da­rra­ma, mien­tras que las basas y los capi­te­les eran de pie­dra cali­za pro­ce­den­te de las can­te­ras de Col­me­nar”.

Para el res­to del monu­men­to ‑esca­li­na­ta, basa­men­to, pedes­tal de la escul­tu­ra a Soro­lla y pavimento‑, se uti­li­za­ron, por el con­tra­rio, mate­ria­les loca­les, en con­cre­to, pie­dra cali­za local, pie­dra cali­za tipo rodeno y can­tos roda­dos (lithos­tro­tos). Este últi­mo recur­so sería muy uti­li­za­do en la ciu­dad de Valèn­cia en otras obras públi­cas, espe­cial­men­te en zonas ajar­di­na­das, como, por ejem­plo, en las cono­ci­das como mon­ta­ñi­tas del Gene­ral Elio, en los Jar­di­nes del Real.

Fina­li­za­das las obras el 31 de diciem­bre del año 1933, se inau­gu­ró el monu­men­to a Soro­lla, con la pre­sen­cia del hijo del pin­tor, el escul­tor Mariano Ben­lliu­re, los arqui­tec­tos muni­ci­pa­les Fran­cis­co Mora y Javier Goer­lich, el Minis­tro de Indus­tria y Comer­cio, el alcal­de de Valèn­cia y demás miem­bros de la Cor­po­ra­ción Muni­ci­pal, entre otras per­so­na­li­da­des, jun­to con el nume­ro­so públi­co con­gre­ga­do.

El acto con­tó igual­men­te con una amplia repre­sen­ta­ción de la pren­sa local. El acon­te­ci­mien­to fue de tal mag­ni­tud que el pro­pio Mariano Ben­lliu­re en su inter­ven­ción mani­fes­tó a los asis­ten­tes las siguien­tes pala­bras: “Yo jamás he asis­ti­do a la inau­gu­ra­ción de nin­gu­na obra mía, pero esta vez, por excep­ción, he inte­rrum­pi­do este pro­pó­si­to por la devo­ción que siem­pre sen­tí por Soro­lla”.

A prin­ci­pios del año 1957, el monu­men­to ya pre­sen­ta­ba algu­nos sig­nos de dete­rio­ro. Así lo mani­fes­tó el enton­ces arqui­tec­to muni­ci­pal, Car­los Soler. No hubo tiem­po de rea­li­zar nin­gu­na inter­ven­ción, ya que la ria­da de octu­bre de 1957 lo des­tru­yó, arrui­nán­do­se la colum­na­ta y la par­te pos­te­rior del monu­men­to. Mejor suer­te corrie­ron las basas de las colum­nas, el pedes­tal y la escul­tu­ra rea­li­za­da en bron­ce de Soro­lla, así como la pla­ta­for­ma empe­dra­da, que se pre­ser­va­ron.

Años des­pués, en 1962, el Con­sis­to­rio acor­dó su tras­la­do a la pla­za de la Arma­da Espa­ño­la ‑hoy de la Sema­na San­ta Marinera‑, que­dan­do en su nue­va ubi­ca­ción com­ple­ta­men­te des­con­tex­tua­li­za­do. Del pro­yec­to se encar­gó el arqui­tec­to Car­los Soler. Una déca­da más tar­de, en 1974, se modi­fi­có lige­ra­men­te el monu­men­to, incor­po­ran­do a éste la por­ta­da del anti­guo Ban­co His­pano Ame­ri­cano, con sede en Calle de las Bar­cas, cedi­da por esta enti­dad ban­ca­ria.

Por últi­mo, a media­dos de los años 70 del siglo pasa­do, se des­man­te­ló lo que que­da­ba del anti­guo monu­men­to. Mien­tras que de los mate­ria­les derri­ba­dos duran­te la ria­da tene­mos poca infor­ma­ción, sobre éstos últi­mos res­tos sabe­mos, en cam­bio, que se depo­si­ta­ron en diver­sos empla­za­mien­tos muni­ci­pa­les. Por ejem­plo, se con­ser­van res­tos de ellos en el depó­si­to de San Isi­dro, en el mata­de­ro muni­ci­pal de Bor­bo­tó y posi­ble­men­te tam­bién en el vie­jo cau­ce del Turia.

Comparte esta publicación

amadomio.jpg

Suscríbete a nuestro boletín

Reci­be toda la actua­li­dad en cul­tu­ra y ocio, de la ciu­dad de Valen­cia