Un recien­te estu­dio rea­li­za­do con pacien­tes de clí­ni­cas den­ta­les ha deter­mi­na­do que los valen­cia­nos son los que más impor­tan­cia dan al hecho de tener una son­ri­sa atrac­ti­va y salu­da­ble: has­ta un 97,8% de los encues­ta­dos lo con­si­de­ran una cua­li­dad sig­ni­fi­ca­ti­va, la cifra más alta de todas las comu­ni­da­des autó­no­mas y más de un pun­to por enci­ma de la media de toda Espa­ña, fija­da en el 96,1%. Igual­men­te, los valen­cia­nos supe­ran el bare­mo nacio­nal cuan­do se les pre­gun­ta si se ven mejor en las foto­gra­fías cuan­do son­ríen (el 91,4% fren­te al 88,2%) y tam­bién al opi­nar si unos dien­tes poco atrac­ti­vos pue­den afec­tar a su éxi­to pro­fe­sio­nal (67,7% fren­te al 61,7% nacio­nal).

Por el con­tra­rio, los valen­cia­nos no son los que más veces se cepi­llan los dien­tes, ya que solo el 40,9% lo hace tres o más veces al día, por deba­jo de la media nacio­nal —que se sitúa en el 53,5%— . Si bien el 50,5% de los habi­tan­tes de la Comu­ni­dad Valen­cia­na reco­no­ce que sí se cepi­lla los dien­tes al menos dos veces al día, un por­cen­ta­je muy por enci­ma de la media espa­ño­la (38,6%).

Sobre estos datos del Estu­dio de Salud Buco­den­tal de Clí­ni­cas W, con una mues­tra de más de 1200 per­so­nas, el Dr. Pri­mi­ti­vo Roig, quien defien­de una odon­to­lo­gía de pre­ven­ción y cree en “el poder de la son­ri­sa”, con­si­de­ra que “cepi­llar­se los dien­tes for­ma par­te de los hábi­tos de la higie­ne de una per­so­na. Un hábi­to que se adquie­re des­de bien peque­ño y cuyo obje­ti­vo es pre­ve­nir enfer­me­da­des futu­ras que incu­rran en la nece­si­dad de tra­ta­mien­tos cos­to­sos e inva­si­vos a lar­go pla­zo”. Asi­mis­mo, des­ta­ca que “ade­más de tra­tar­se de una cues­tión de salud y de pre­ven­ción, cui­dar de nues­tra son­ri­sa afec­ta posi­ti­va­men­te a nues­tra vida labo­ral y per­so­nal”.

El odon­tó­lo­go valen­ciano difun­de los bene­fi­cios de una boni­ta son­ri­sa y ofre­ce la posi­bi­li­dad de que todo el mun­do se sien­ta cómo­do en este ámbi­to apor­tan­do solu­cio­nes para las per­so­nas que quie­ran o nece­si­ten mejo­rar­la. Y es que, ade­más de tra­tar­se de nues­tra car­ta de pre­sen­ta­ción, es un ges­to que no solo se inter­pre­ta como una expre­sión de feli­ci­dad sino tam­bién de segu­ri­dad y de con­fian­za en uno mis­mo.

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