El IVAM pre­sen­ta la expo­si­ción de la artis­ta fra­n­­co-arge­­li­­na, Zineb Sedi­ra, en la que es la pri­me­ra exhi­bi­ción indi­vi­dual en Espa­ña de esta crea­do­ra. Sedi­ra, a tra­vés de la repre­sen­ta­ción del mar Medi­te­rrá­neo en sus obras, mues­tra su obse­sión por la his­to­ria y la polí­ti­ca de Arge­lia, que fue ocu­pa­da duran­te más de 100 años y fue el pri­mer país del mun­do en lograr la inde­pen­den­cia de Fran­cia a tra­vés de una gue­rra.

La expo­si­ción cues­tio­na cómo se cons­tru­ye la expe­rien­cia colec­ti­va o se inte­rro­ga sobre las diná­mi­cas socio­cul­tu­ra­les rela­cio­na­das con el lega­do colo­nial del país, para enten­der el tiem­po pasa­do y ayu­dar a repen­sar­nos de nue­vo. En ella Sedi­ra vuel­ve su mira­da a Arge­lia y a los acon­te­ci­mien­tos que han mar­ca­do su exis­ten­cia en las últi­mas déca­das (de modo muy sig­ni­fi­ca­ti­vo la gue­rra civil, 1991–2001, del Esta­do Arge­lino con­tra los isla­mis­tas faná­ti­cos).

Sedi­ra plas­ma imá­ge­nes de bar­cos vara­dos, des­tar­ta­la­dos o foto­gra­fías de edi­fi­ca­cio­nes colo­nia­les fran­ce­sas des­ha­bi­ta­das como metá­fo­ra de un país que fue ocu­pa­do y que tras libe­rar­se de esa ocu­pa­ción deja tra­zos de casas «encan­ta­das o fan­tas­ma­les», fren­te al mar. Los bar­cos, por su par­te, cuen­tan his­to­rias de via­jes frus­tra­dos, de ilu­sio­nes de per­so­nas que desea­ban lle­gar a la otra ori­lla y se que­da­ron en el camino. Son cemen­te­rios de embar­ca­cio­nes que dan mues­tra de lo que fue la diàs­po­ra.

La artis­ta tam­bién se ha ser­vi­do de ele­men­tos coti­dia­nos como el azú­car. Las foto­gra­fies de los silos nos hablan del comer­cio de un pro­duc­to que car­to­gra­fía las rutas de los escla­vos que tenían lugar en dife­ren­tes mares. Comer­cio de azú­car, comer­cio de escla­vos, comer­cio hacia occi­den­te a tra­vés del mis­mo mar.

La vio­len­cia del isla­mis­mo radi­cal en la Arge­lia de los años 90 está refle­ja­da en la lis­ta de perio­dis­tas ase­si­na­dos y en la de los humo­ris­tas muer­tos tam­bién por com­ba­tir el terror con dibu­jos y cómics.

La expo­si­ción inclu­ye una ins­ta­la­ción rea­li­za­da ad hoc por la artis­ta para el IVAM. Se tra­ta de la recrea­ción en una maque­ta de su estu­dio, así como la recrea­ción a tama­ño real del salón de su casa en Lon­dres. A tra­vés de ellas, Zineb Sedi­ra quie­re mos­trar cómo ella se sien­te iden­ti­fi­ca­da con la movi­li­za­ción ciu­da­da­na de los años 60, entre los que figu­ró el fes­ti­val Pan­Afri­cano de Arge­lia.

En esta ins­ta­la­ción Sedi­ra pone de relie­ve su iden­ti­fi­ca­ción con la esté­ti­ca afri­ca­na, con el femi­nis­mo y con lo acon­te­ci­do en los años 60 en el ámbi­to mun­dial. La artis­ta ha afir­ma­do: «cons­truí un uni­ver­so per­so­nal en torno a los años 60 y a tra­vés de los con­cep­tos que repre­sen­ta­ban los obje­tos».

La crea­do­ra ha rela­ta­do que en 1969 se puso en mar­cha en Arge­lia el fes­ti­val Pan-Afri­­cano que se con­ver­ti­rá en una herra­mien­ta para que los arge­li­nos redes­cu­bran su iden­ti­dad y luchen con­tra el colo­nia­lis­mo. El fes­ti­val fun­cio­nó como espa­cio de unión y fra­ter­ni­dad entre los ciu­da­da­nos de todas las eda­des y de dife­ren­tes paí­ses colo­ni­za­dos de Áfri­ca, Amé­ri­ca del Sur o Viet­nam.

El direc­tor del IVAM, Jose Miguel G. Cor­tés ha comen­ta­do que la exhi­bi­ción está com­pues­ta de obras de carác­ter más ínti­mo y per­so­nal y otras que hacen refe­ren­cia a hechos del con­tex­to inter­na­cio­nal, vin­cu­la­do con el tra­ba­jo cada vez más estre­cho que desa­rro­lla en Arge­lia. El direc­tor del IVAM ha des­ta­ca­do que el via­je es un ele­men­to cen­tral en la expo­si­ción de Valèn­cia y que la crea­do­ra lo abor­da des­de un pun­to de vis­ta social, ínti­mo y polí­ti­co. Un momen­to en que ella expo­ne su inti­mi­dad es a tra­vés del vídeo que hizo con su fami­lia titu­la­do: Mother, father and I.

“Ale­ja­da de cual­quier tipo de pre­jui­cio social o polí­ti­co, — expli­ca el direc­tor del IVAM — Zineb Sedi­ra ha ido crean­do duran­te estas últi­mas déca­das un con­jun­to de obras que nos per­mi­ten com­pren­der mucho mejor ese mun­do (situa­do entre las dos ori­llas) en el cual vivi­mos y que aho­ra se mues­tra en Valen­cia”.

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