La reseña de Ballester Añón: «El arte de la prudencia»

El Oráculo manual y arte de prudencia de Baltasar Gracián (1601-1658) fue publicado en Huesca, en 1647, por Vicencio Juan de Lastanosa, un culto mecenas. El Oráculo es un prontuario sobre el arte de lidiar airosamente el peligroso e imprevisible mundo de lo real, mediante aforismos escuetamente comentados. Resulta fácil su portabilidad para poder consultarlo en cualquier momento del día, al igual que los Ejercicios espirituales de Ignacio de Loyola, aunque estos estén pensados para propósito salvíficos. El Oráculo de Gracián es la versión laica de los Ejercicios ignacianos.

El Oráculo manual fue publicado bajo el nombre de Lorenzo Gracián; rebasó pronto las fronteras, porque el castellano era en ese momento la lengua primordial de la elite europea. Su influencia comenzó a declinar después de la Paz de los Pirineos de 1659.

El libro de Gracián fue pronto traducido al francés bajo el título de L´Homme de Cour (El hombre de corte), en1684, por al diplomático y erudito Amelot de Houssaie.

El éxito del L´Homme de Cour de Amelot fue inmediato en París y no tardó en extenderse a otros países de Europa, donde se realizaron nuevas traducciones, pero no ya a partir del original de Gracián sino de la traducción de Amelot. Se produjeron pues una suerte de sucesivos palimpsestos tanto lingüísticos como de interpretaciones ideológicas.

La traducción de Amelot presupone una actitud reacia a toda convergencia posible entre la conducta astuta y resolutiva en el mundo real y las virtudes y conductas cristianas. Dentro de la tradición de Maquiavelo, consideraba tales virtudes nefastas para el hábil político y el gobierno de las gentes.

LA QUERELLA DE LA GRACIA

Los dos textos -el original de Gracián y la traducción de Amelot- surgieron de las primeras grietas entre razón y fe, política y religión, prudencia civil y piedad religiosa que escindió la conciencia de la Europa cristiana a partir, sobre todo, del siglo XVII.

Tras el Concilio de Trento, esta fractura tomó la forma de la denominada Querella de la Gracia, que enfrentó dos posiciones teológicas: la jesuita que postula la libertad relativa del hombre; y la jansenista que sostiene la libertad absoluta de Dios, la única capaz de salvar a la naturaleza humana totalmente envilecida. El mundo está dominado por el mal. No hay ningún esfuerzo provechoso. Todo ha de ser gracia de la Providencia.

Gracián toma abiertamente partido contra el jansenismo, en favor de una cierta existencia autónoma del complejo mundo civil, esa Ciudad Terrenal privada de gracia en la que San Agustín no había visto más que vanidad, crimen y fugacidad, pero de la que el humanismo renacentista valora su posible aprovechamiento y positividad.

El libro de Gracián propone unas instrucciones morales para quienes deseen transitar el mundo temporal y destacarse en él, pero sin extraviarse ni envilecerse, ni a los propios ojos ni a los de la Divina Providencia. Su propósito es pues teológico y civil. Un tratado de educación para la independencia y la dignidad personales, que instruye para imponerse a la incomprensión y el resentimiento del mundo, en lugar de convertirse en su pasivo chivo expiatorio.

EXTRAORDINARIA INFLUENCIA

El Oráculo manual y arte de prudencia, de Gracián, una suerte de extracto del humanismo y el catolicismo aristocráticos del siglo XVII, volvió a tener una influencia creciente e intensa en el siglo XIX a partir de la admiración que sintió por él Schopenhauer, interés y admiración que contagió a Federico Nietzsche. Azorín caracteriza a Gracián como el Nietzsche español. El Oráculo adiestra a vencer el miedo a la muerte y a una confianza en sí mismo que se deben tanto a la autodisciplina adquirida como a los carismas que recibe de su naturaleza superior.

L´Homme de cour, por su parte, también conoció otro momento de notoria influencia en el Paris posterior a 1945, entre las cenáculos filosóficos y políticos del más diverso cariz: troskistas eruditos, existencialistas pragmáticos, hombres de negocios, galeristas de arte contemporáneo…L´Homme fue uno de los libros de culto de los ideólogos del izquierdismo europeo. Tuvo también como nuevos admiradores a Jacques Lacan, y los situacionistas Guy Debord y Raoul Vaneigen -autor del Tratado del saber vivir para uso de las nuevas generaciones.

L´Homme de cour de Amelot, tiende a convertir a Gracián en un filósofo de la inmanencia, y a su Oráculo en un protomanual de autoayuda tanto del perseverante activista de las nuevas corrientes morales del mayo del 68 como del expeditivo tiburón de la economía de mercado.

La traducción norteamericana del Oráculo manual y arte de prudencia fue presentada como un tratado de struggle for life para versátiles ejecutivos de grandes corporaciones. El eminente defraudador Bernard Madoff fue también, al parecer, un lector perverso del opúsculo del jesuita aragonés.

Digamos para concluir que resulta admirable esta obra de erudición interpretativa de Marc Fumaroli, una de las grandes autoridades de la literatura europea, recientemente fallecido.

Título: «La extraordinaria difusión del arte de prudencia en Europa»

Autor: Marc Fumaroli

Editorial: Acantilado

Páginas: 178

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