Cua­tro res­tau­ran­tes ale­ja­dos del cap i casal se des­cu­bren como des­ti­nos ape­te­ci­bles para el gas­tró­no­mo.

 

 

Tex­to: David Blay

Foto­gra­fía supe­rior: uno de los pla­tos de Fari­go­la & Men­ta.

En una ciu­dad don­de cru­zar Cor­tes Valen­cia­nas o Ausias March se con­si­de­ra casi un sacri­le­gio, la gas­tro­no­mía está con­si­guien­do ver­te­brar el terri­to­rio en for­ma de res­tau­ran­tes a los que muchas per­so­nas se plan­tean acu­dir a pesar de la (en reali­dad exigua) dis­tan­cia.

Sería muy sen­ci­llo no salir de la urbe, habi­da cuen­ta de las nume­ro­sas y varia­das pro­pues­tas que ofre­ce. Pero exis­ten pro­yec­tos que están cre­cien­do de mane­ra cons­tan­te y comien­zan a aca­pa­rar con­ver­sa­cio­nes de for­ma con­ti­nua­da.

Cua­tro esta­ble­ci­mien­tos lide­ran una selec­ción que nos acer­ca des­de la rein­ven­ción de la coci­na tra­di­cio­nal valen­cia­na a pro­pues­tas de inno­va­ción culi­na­ria. En un radio máxi­mo de 45 kiló­me­tros des­de la capi­tal.

Fari­go­la & Men­ta

Para­le­lo a la ave­ni­da prin­ci­pal de Torrent, David Joa­quín ha evo­lu­cio­na­do un local que comen­zó sir­vien­do boca­di­llos a un con­cep­to gas­tro­nó­mi­co don­de comer a la car­ta o en menú degus­ta­ción. Con­si­gue com­bi­nar ingre­dien­tes de liga­zón poco común para crear pla­tos con mucha per­so­na­li­dad.

Sim­po­sio

Roger Julián apues­ta en San Anto­nio de Bena­gé­ber por una sala para 12 per­so­nas, coci­na vis­ta, ingre­dien­tes de pro­xi­mi­dad y mucha ela­bo­ra­ción. Gana­dor ya de varios con­cur­sos, se está con­so­li­dan­do como uno de los chef jóve­nes des­ta­ca­dos de la región.

L’Es­ti­ba­dor

Si bien las pla­yas del Saler son tér­mino muni­ci­pal de Valen­cia, cru­zar los cam­pos de arroz ya es con­si­de­ra­do por los luga­re­ños un trán­si­to poco habi­tual. Y que­dan ya pocos espa­cios don­de comer rece­tas tra­di­cio­na­les con los pies casi en la are­na, como es su caso.

Ori­gen

Hay quien via­ja para comer en Etxe­ba­rri o Bagá, pero des­co­no­ce que a 47,2 kiló­me­tros de Valen­cia aca­ban de otor­gar una Estre­lla Miche­lin a un con­cep­to basa­do en los pla­tos de nues­tra infan­cia. En una sala cómo­da y amplia, varios menús a pre­cios razo­na­bles espe­ran a los comen­sa­les que se deci­dan a rea­li­zar una excur­sión algo más lar­ga de lo habi­tual.

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