El ver­de­rón euro­peo cada vez se ve más en las ciu­da­des. — Pablo Vera

¿Han nota­do estos días que se escu­cha mucho más el can­to de las aves en la ciu­dad? ¿Las han vis­to volar y posar­se en las calles con mayor tran­qui­li­dad? Segu­ra­men­te sí, pero no es que haya más que antes. Sim­ple­men­te, al no haber tan­ta pre­sen­cia huma­na, al bajar la con­ta­mi­na­ción acús­ti­ca y ambien­tal oca­sio­na­da por el trá­fi­co roda­do, las aves que con­vi­ven con noso­tros se hacen más evi­den­tes y tam­bién se mues­tran algo más con­fia­das y segu­ras. Des­de SEO Bird­li­fe y tam­bién des­de la Socie­dad Valen­cia­na de Orni­to­lo­gía, comen­tan para Valen­cia City los efec­tos que el con­fi­na­mien­to oca­sio­na­do por el Covid-19 está tenien­do en las aves urba­nas y piden una mayor con­cien­cia­ción a nivel indi­vi­dual, pero tam­bién social y polí­­ti­­co-admi­­ni­s­­tra­­ti­­vo, para res­pe­tar más la flo­ra y la fau­na, y con­ser­var­la. Ambas orga­ni­za­cio­nes, ade­más, han orga­ni­za­do jor­na­das y mara­to­nes de avis­ta­mien­tos des­de casa, así como cur­sos y char­las onli­ne, para fomen­tar la orni­to­lo­gía así como la con­cien­cia­ción ambien­tal.

En este sen­ti­do, Mario Gimé­nez, dele­ga­do en Valen­cia de SEO Bird­li­fe, afir­ma que aho­ra “esta­mos más recep­ti­vos, pasa­mos más tiem­po en casa y tam­bién nos aso­ma­mos más a la ven­ta­na bus­can­do esa liber­tad, o sea, natu­ra­le­za. Por otra par­te, aho­ra las aves son más fáci­les de detec­tar por­que hay menos rui­do y menos moles­tias para ellas. Pero ellas siem­pre han esta­do ahí can­tan­do, solo que aho­ra las escu­cha­mos y las obser­va­mos más”. Él aña­de que solo en la ciu­dad de Valen­cia se han avis­ta­do duran­te el con­fi­na­mien­to más de 100 espe­cies, aun­que mati­za que vivien­do en ella hay entre 15 y 20. 

Habi­tual­men­te son una vein­te­na las espe­cies que viven en la ciu­dad: duran­te el con­fi­na­mien­to se han lle­ga­do a ver más de cien.

Este perio­do de con­fi­na­mien­to ha coin­ci­di­do, ade­más, con el de las migra­cio­nes hacia el nor­te de muchas espe­cies y tam­bién con el ini­cio de la tem­po­ra­da de cría. Entre las más visi­bles se encuen­tran las golon­dri­nas y los ven­ce­jos. Como comen­ta, Joan Ferré, pre­si­den­te de la Socie­dad Valen­cia­na de Orni­to­lo­gía, lo han podi­do cons­ta­tar a lo lar­go de los cua­tro mara­to­nes de avis­ta­mien­to coope­ra­ti­vo des­de el con­fi­na­mien­to que ya han orga­ni­za­do: “El pri­me­ro fue el 14 de mar­zo, el pri­mer día del con­fi­na­mien­to. Tenía­mos pre­vis­ta una sali­da orni­to­ló­gi­ca, pero la tuvi­mos que can­ce­lar y se nos ocu­rrió orga­ni­zar este mara­tón des­de casa. Par­ti­ci­pa­mos 34 per­so­nas y vimos más de 60 espe­cies. Ambas cifras han ido aumen­tan­do en cada mara­tón y tam­bién ha sido muy boni­to ver cómo cam­bia­ban las espe­cies que se avis­ta­ban, las que ya habían migra­do se deja­ron de ver y empe­za­mos a obser­var, cada vez más, a otras como las golon­dri­nas y ven­ce­jos que aho­ra ya están en un gran núme­ro en nues­tras ciu­da­des y pue­blos”.

Menores niveles de estrés para las aves

Mario Gimé­nez recal­ca que es muy pron­to para hacer valo­ra­cio­nes fia­bles, pero sí que plan­tea que esta tem­po­ra­da de nidi­fi­ca­ción pue­de ser mejor que las ante­rio­res, aun­que mati­za que no será algo que influ­ya en aumen­tar las pobla­cio­nes de aves, pues para ello debe­rían dar­se estas con­di­cio­nes más favo­ra­bles duran­te un tiem­po más pro­lon­ga­do y ten­dría que haber un cam­bio de modos de com­por­ta­mien­to huma­nos tan­to indi­vi­dual como colec­ti­vo. Él, jun­to con su com­pa­ñe­ro Pablo Vera, comen­ta que en las últi­mas déca­das se ha dado cier­to cam­bio en las espe­cies que tra­di­cio­nal­men­te esta­ban liga­das a las ciu­da­des. Así, mien­tras que algu­nas como el gorrión están sufrien­do un cla­ro des­cen­so en Euro­pa y en Espa­ña, otras como los mir­los o ver­de­ro­nes, que antes solían habi­tar en las zonas periur­ba­nas, han ido encon­tran­do su hue­co en ciu­da­des como Valen­cia. No obs­tan­te, mati­zan que esto no sig­ni­fi­ca que sea el lugar ideal para ellas, y ase­gu­ran que sufren, habi­tual­men­te, altos nive­les de estrés por diver­sos moti­vos que afec­tan a su sis­te­ma inmu­no­ló­gi­co. “Exis­ten estu­dios de nive­les hor­mo­na­les… que indi­can que sufren mayor estrés en las ciu­da­des. Tam­bién hay otros ele­men­tos como los nue­vos mode­los de urba­ni­za­ción o cons­truc­ción don­de des­apa­re­cen los hue­cos en los cua­les solían ani­dar, así como la dis­mi­nu­ción de los insec­tos en la ciu­dad, que les afec­tan nega­ti­va­men­te”, comen­ta Pablo Vera. 

Por su par­te, Mario Gimé­nez aña­de que estas aves que aho­ra resi­den más en las ciu­da­des “ganan en algu­nos aspec­tos como en tener menos pre­da­do­res, pero pier­den cali­dad de vida en gene­ral”. Algo así como nos suce­de a los seres huma­nos que en las ciu­da­des encon­tra­mos más opor­tu­ni­da­des en muchos sen­ti­dos, pero per­de­mos la cali­dad de vida del mun­do rural. Él recla­ma que debe­mos exi­gir a las admi­nis­tra­cio­nes un cam­bio de para­dig­ma para que “las ciu­da­des sean un poco más sal­va­jes y no ten­gan un aspec­to como de cam­po de golf”. Y tam­bién que a nivel indi­vi­dual ten­ga­mos un buen com­por­ta­mien­to con los seres vivos con los que con­vi­vi­mos en ellas, como las aves.

El car­bo­ne­ro común tam­bién se pue­de ver en nues­tras ciu­da­des. — Pablo Vera

Cambios de comportamiento de las aves

Los tres exper­tos con­sul­ta­dos por Valen­cia City coin­ci­den en que la reti­ra­da del ser humano de sus espa­cios habi­tua­les está cam­bian­do el com­por­ta­mien­to de las aves, pero piden pru­den­cia a la hora de valo­rar­lo. “Hay que tomar­lo con pre­cau­ción”, ase­ve­ra Mario Gimé­nez. Él comen­ta que cier­tos vídeos en los que se ve a palo­mas o gavio­tas yen­do detrás de la gen­te bus­can­do comi­da son situa­cio­nes pun­tua­les, pero que “sí refle­jan cómo algu­nos gru­pos de espe­cies se han hecho depen­dien­tes del ser humano de mane­ra arti­fi­cial. En muchos casos exis­te un exce­so de pobla­ción, un pro­ble­ma que hemos crea­do noso­tros mis­mos al dar­les de comer de mane­ra arti­fi­cial. Aho­ra se ve que esa depen­den­cia no es nada bue­na ni con­ve­nien­te y nos debe­ría hacer refle­xio­nar sobre cómo con­tro­lar esas pobla­cio­nes, que en gran medi­da tie­ne que ver con nues­tras accio­nes coti­dia­nas”.

Gimé­nez sí comen­ta que las gavio­tas, que sue­len man­te­ner más las dis­tan­cias de segu­ri­dad con el ser humano, aho­ra son más fáci­les de ver volan­do por la ciu­dad, patru­llan­do en bus­ca de carro­ña o para cazar otras aves como las palo­mas, así como parán­do­se en semá­fo­ros o bajan­do al sue­lo en luga­res don­de antes no solían hacer­lo.

“Al no estar tan­to en la calle los huma­nos, y sus mas­co­tas, sí se están dan­do esos cam­bios de com­por­ta­mien­to de cier­tas espe­cies que aho­ra bajan más a la calle mien­tras que antes se man­te­nían más en los árbo­les: se mues­tran de un modo más con­fia­do”, aña­de Pablo Vera.

En este sen­ti­do, Joan Ferre lla­ma a la refle­xión: “Al ser los huma­nos la espe­cie más dañi­na para el medio ambien­te, cuan­do nos reti­ra­mos bene­fi­cia­mos al res­to. Debe­mos apren­der de ello, cuan­do menor sea nues­tro impac­to en la natu­ra­le­za, mejor. Está bien ir a los par­ques a correr o a estar con los niños, la fami­lia o las mas­co­tas, pero tam­bién pode­mos ir a obser­var la natu­ra­le­za y a apren­der a res­pe­tar la fau­na y la flo­ra. Hay que poner más hin­ca­pié en la cul­tu­ra ambien­tal”.

Joan Ferre comen­ta que las aves duran­te este con­fi­na­mien­to “se sien­ten más libres y menos per­se­gui­das. La gen­te dice que se las oye más can­tar, pero no es que can­ten más, sino que al no haber tan­to rui­do de fon­do nos damos cuen­ta de que lo úni­co que escu­cha­mos son las aves. Ade­más, aho­ra no tie­nen que esfor­zar­se tan­to en can­tar”. 

Gavio­tas, golon­dri­nas y ven­ce­jos se han con­ver­ti­do en visi­tan­tes asi­duos del cas­co urbano de Valen­cia.

Por su par­te, Pablo Vera, reco­no­ce que el can­to de las aves no es igual en un entorno urbano que en uno rural, pues varían aspec­tos como el volu­men, la fre­cuen­cia o las horas. “Un ver­de­ci­llo o un jil­gue­ro en la ciu­dad ten­drá que can­tar más alto, debi­do al rui­do de fon­do del trá­fi­co…, debe hacer­lo para que la hem­bra lo escu­che y esto le supo­ne un esfuer­zo extra. Por tan­to, en las ciu­da­des can­tan más alto, con mayor fre­cuen­cia y en horas en que tie­nen que evi­tar el rui­do ambien­tal. Duran­te estas últi­mas sema­nas eso pue­de haber varia­do, como haría­mos noso­tros. Si pue­den gas­tar menos ener­gía y obte­ner los mis­mos resul­ta­dos, lo harán, por lo que pue­den dedi­car esa ener­gía extra a otras tareas como bus­car comi­da o cui­dar de sus crías. Pue­de ser algo posi­ti­vo, pero fal­tan estu­dios serios que lo ana­li­cen y lo con­tras­ten”. En esta línea, Mario Gimé­nez mati­za que son adap­ta­cio­nes indi­vi­dua­les, pues una ver­da­de­ra adap­ta­ción o cam­bio requie­re de años e inclu­so déca­das: “Lo que ha ocu­rri­do es que lle­va­mos dos meses moles­tan­do menos. Si tene­mos en cuen­ta que somos un fac­tor de ame­na­za, que haya dis­mi­nui­do duran­te dos meses es posi­ti­vo, pero hay que ser cau­tos. Está empe­zan­do la tem­po­ra­da de nidi­fi­ca­ción. Vamos a ver cómo evo­lu­cio­na, pero hay que tener cla­ro que es algo pun­tual y para que fue­ra bene­fi­cio­so debe­ría tra­tar­se de fenó­me­nos que se man­tu­vie­ran más en el tiem­po. Por otra par­te, esta­mos vien­do com­por­ta­mien­tos en las aves y otros ani­ma­les que antes no veía­mos por­que no los mirá­ba­mos”.

Las pobla­cio­nes de gorrio­nes están en des­cen­so en toda Euro­pa — Pablo Vera

Adecuada gestión de Parques y Jardines

Otro fac­tor cla­ve para man­te­ner en un buen esta­do a las aves que viven en las ciu­da­des es la ges­tión de los árbo­les y de los par­ques y jar­di­nes. Des­de SEO Bird­li­fe reco­no­cen que en Valen­cia es algo que va mejo­ran­do y que ya se van tenien­do en cuen­ta las nece­si­da­des de las aves al dise­ñar los par­ques o al plan­tear su con­ser­va­ción y ges­tión. Por otra par­te, des­acon­se­jan que la ciu­da­da­nía pon­ga come­de­ros en sus bal­co­nes, pues estos no sue­len tener el ali­men­to ade­cua­do para muchos tipos de aves. Por otra par­te, sí les ani­man a ins­ta­lar bebe­de­ros o a dejar mace­tas en un esta­do, diga­mos, de semi­aban­dono, pues ahí, entre lo que lla­ma­mos malas hier­bas, es don­de muchos de ellos encuen­tran el ali­men­to que nece­si­tan. “Las lla­ma­das malas hier­bas son bue­nas para la bio­di­ver­si­dad: debe­mos tener un cam­bio de men­ta­li­dad a nivel indi­vi­dual y colec­ti­vo”, recla­ma Pablo Vera.

Mejorar nuestra relación con el entorno

Los exper­tos coin­ci­den tam­bién en valo­rar que todo esto nos debe lle­var a ver que la natu­ra­le­za no está en luga­res remo­tos, sino que nos rodea por todas par­tes. “En las ciu­da­des com­par­ti­mos nues­tro entorno con los seres vivos y si somos capa­ces de tener una rela­ción más ama­ble con esa natu­ra­le­za, de la cual veni­mos, pero nos hemos ale­ja­do, ten­dre­mos un futu­ro mejor como espe­cie. Esta pan­de­mia y otros desas­tres natu­ra­les, tie­nen mucho que ver con nues­tra rela­ción desas­tro­sa y des­equi­li­bra­da y con la pér­di­da de bio­di­ver­si­dad. Y solo logra­re­mos afron­tar­los si con­vi­vi­mos en armo­nía con nues­tro entorno. Aho­ra, que esta­mos con­fi­na­dos obli­ga­da­men­te por este virus que no vemos, pode­mos empe­zar esta refle­xión de cómo rela­cio­nar­nos de otra mane­ra con nues­tro eco­sis­te­ma y con los seres vivos que nos rodean. En nues­tros com­por­ta­mien­tos tene­mos las solu­cio­nes de cómo vamos a vivir en esta lla­ma­da nue­va nor­ma­li­dad”, sen­ten­cia Mario Gimé­nez.

SEO Bird­li­fe y la Socie­dad Valen­cia­na de Orni­to­lo­gía orga­ni­zan mara­to­nes de avis­ta­mien­tos de aves urba­nas.

Peque-maratón ornitológica desde casa

Como decía­mos al prin­ci­pio de este repor­ta­je, este con­fi­na­mien­to pue­de ser una opor­tu­ni­dad para parar­nos a obser­var a la fau­na que nos rodea, espe­cial­men­te a las aves. Para faci­li­tar esta labor y para fomen­tar una acti­vi­dad que se pue­da lle­var a cabo en fami­lia, des­de SEO Bird­li­fe han orga­ni­za­do un peque-mara­­tón orni­to­ló­gi­co des­de casa que ten­drá lugar del 1 al 3 de mayo. “La idea es apro­ve­char la situa­ción para sen­si­bi­li­zar y con­cien­ciar sobre la bio­di­ver­si­dad urba­na que nos rodea. Este tipo de acti­vi­da­des per­si­guen acer­car­nos a las aves como una herra­mien­ta o apro­xi­ma­ción al res­to de la bio­di­ver­si­dad”, comen­ta Pablo Vera. Él ins­ta a las fami­lias a apo­yar­se en apli­ca­cio­nes como ebird-org así como en libros espe­cia­li­za­dos o en Inter­net para saber más sobre las aves que nos rodean. Y aña­de que apli­ca­cio­nes como la cita­da son una for­ma de fomen­tar la cien­cia ciu­da­da­na por­que los datos que apor­ta cada ciu­da­dano, con sus obser­va­cio­nes, son úti­les pos­te­rior­men­te para lle­var a cabo estu­dios sobre la bio­lo­gía de las aves y apli­car­los a su con­ser­va­ción.

Para apun­tar­se a este peque-mara­­tón orni­to­ló­gi­co hay que ins­cri­bir­se en el siguien­te link:

https://forms.gle/tELsmGuGUDN9PtPV9

Mien­tras tan­to, el pre­si­den­te de la Socie­dad Valen­cia­na de Orni­to­lo­gía, Joan Ferre, enti­dad que ya ha orga­ni­za­do cua­tro mara­to­nes de avis­ta­mien­tos des­de casa, ani­ma a la ciu­da­da­nía a acer­car­se, aho­ra y siem­pre, a la orni­to­lo­gía. Para ello están ofre­cien­do tam­bién char­las onli­ne. “Salir al cam­po con unos pris­má­ti­cos, con una guía de cam­po de aves… te abre una nue­va ven­ta­na que tenías cerra­da. No solo verás más pája­ros a los que antes tal vez no pres­ta­bas aten­ción, sino que sabrás iden­ti­fi­car su espe­cie, si son macho o hem­bra y mucho más”.

Más infor­ma­ción:

https://www.seo.org/

Comparte esta publicación

IVC Teatro Principal diciembre
Lotes España
DIPUTACION VALENCIA_ORIGENS
balearia
Salud Mental en valenciano
Salud Mental en castellano
sanitat vacunacion
amadomio.jpg

Suscríbete a nuestro boletín

Reci­be toda la actua­li­dad en cul­tu­ra y ocio, de la ciu­dad de Valen­cia