¿Han notado estos días que se escucha mucho más el canto de las aves en la ciudad? ¿Las han visto volar y posarse en las calles con mayor tranquilidad? Seguramente sí, pero no es que haya más que antes. Simplemente, al no haber tanta presencia humana, al bajar la contaminación acústica y ambiental ocasionada por el tráfico rodado, las aves que conviven con nosotros se hacen más evidentes y también se muestran algo más confiadas y seguras. Desde SEO Birdlife y también desde la Sociedad Valenciana de Ornitología, comentan para Valencia City los efectos que el confinamiento ocasionado por el Covid-19 está teniendo en las aves urbanas y piden una mayor concienciación a nivel individual, pero también social y político-administrativo, para respetar más la flora y la fauna, y conservarla. Ambas organizaciones, además, han organizado jornadas y maratones de avistamientos desde casa, así como cursos y charlas online, para fomentar la ornitología así como la concienciación ambiental.
En este sentido, Mario Giménez, delegado en Valencia de SEO Birdlife, afirma que ahora “estamos más receptivos, pasamos más tiempo en casa y también nos asomamos más a la ventana buscando esa libertad, o sea, naturaleza. Por otra parte, ahora las aves son más fáciles de detectar porque hay menos ruido y menos molestias para ellas. Pero ellas siempre han estado ahí cantando, solo que ahora las escuchamos y las observamos más”. Él añade que solo en la ciudad de Valencia se han avistado durante el confinamiento más de 100 especies, aunque matiza que viviendo en ella hay entre 15 y 20.
Habitualmente son una veintena las especies que viven en la ciudad: durante el confinamiento se han llegado a ver más de cien.
Este periodo de confinamiento ha coincidido, además, con el de las migraciones hacia el norte de muchas especies y también con el inicio de la temporada de cría. Entre las más visibles se encuentran las golondrinas y los vencejos. Como comenta, Joan Ferré, presidente de la Sociedad Valenciana de Ornitología, lo han podido constatar a lo largo de los cuatro maratones de avistamiento cooperativo desde el confinamiento que ya han organizado: “El primero fue el 14 de marzo, el primer día del confinamiento. Teníamos prevista una salida ornitológica, pero la tuvimos que cancelar y se nos ocurrió organizar este maratón desde casa. Participamos 34 personas y vimos más de 60 especies. Ambas cifras han ido aumentando en cada maratón y también ha sido muy bonito ver cómo cambiaban las especies que se avistaban, las que ya habían migrado se dejaron de ver y empezamos a observar, cada vez más, a otras como las golondrinas y vencejos que ahora ya están en un gran número en nuestras ciudades y pueblos”.
Menores niveles de estrés para las aves
Mario Giménez recalca que es muy pronto para hacer valoraciones fiables, pero sí que plantea que esta temporada de nidificación puede ser mejor que las anteriores, aunque matiza que no será algo que influya en aumentar las poblaciones de aves, pues para ello deberían darse estas condiciones más favorables durante un tiempo más prolongado y tendría que haber un cambio de modos de comportamiento humanos tanto individual como colectivo. Él, junto con su compañero Pablo Vera, comenta que en las últimas décadas se ha dado cierto cambio en las especies que tradicionalmente estaban ligadas a las ciudades. Así, mientras que algunas como el gorrión están sufriendo un claro descenso en Europa y en España, otras como los mirlos o verderones, que antes solían habitar en las zonas periurbanas, han ido encontrando su hueco en ciudades como Valencia. No obstante, matizan que esto no significa que sea el lugar ideal para ellas, y aseguran que sufren, habitualmente, altos niveles de estrés por diversos motivos que afectan a su sistema inmunológico. “Existen estudios de niveles hormonales… que indican que sufren mayor estrés en las ciudades. También hay otros elementos como los nuevos modelos de urbanización o construcción donde desaparecen los huecos en los cuales solían anidar, así como la disminución de los insectos en la ciudad, que les afectan negativamente”, comenta Pablo Vera.
Por su parte, Mario Giménez añade que estas aves que ahora residen más en las ciudades “ganan en algunos aspectos como en tener menos predadores, pero pierden calidad de vida en general”. Algo así como nos sucede a los seres humanos que en las ciudades encontramos más oportunidades en muchos sentidos, pero perdemos la calidad de vida del mundo rural. Él reclama que debemos exigir a las administraciones un cambio de paradigma para que “las ciudades sean un poco más salvajes y no tengan un aspecto como de campo de golf”. Y también que a nivel individual tengamos un buen comportamiento con los seres vivos con los que convivimos en ellas, como las aves.
Cambios de comportamiento de las aves
Los tres expertos consultados por Valencia City coinciden en que la retirada del ser humano de sus espacios habituales está cambiando el comportamiento de las aves, pero piden prudencia a la hora de valorarlo. “Hay que tomarlo con precaución”, asevera Mario Giménez. Él comenta que ciertos vídeos en los que se ve a palomas o gaviotas yendo detrás de la gente buscando comida son situaciones puntuales, pero que “sí reflejan cómo algunos grupos de especies se han hecho dependientes del ser humano de manera artificial. En muchos casos existe un exceso de población, un problema que hemos creado nosotros mismos al darles de comer de manera artificial. Ahora se ve que esa dependencia no es nada buena ni conveniente y nos debería hacer reflexionar sobre cómo controlar esas poblaciones, que en gran medida tiene que ver con nuestras acciones cotidianas”.
Giménez sí comenta que las gaviotas, que suelen mantener más las distancias de seguridad con el ser humano, ahora son más fáciles de ver volando por la ciudad, patrullando en busca de carroña o para cazar otras aves como las palomas, así como parándose en semáforos o bajando al suelo en lugares donde antes no solían hacerlo.
“Al no estar tanto en la calle los humanos, y sus mascotas, sí se están dando esos cambios de comportamiento de ciertas especies que ahora bajan más a la calle mientras que antes se mantenían más en los árboles: se muestran de un modo más confiado”, añade Pablo Vera.
En este sentido, Joan Ferre llama a la reflexión: “Al ser los humanos la especie más dañina para el medio ambiente, cuando nos retiramos beneficiamos al resto. Debemos aprender de ello, cuando menor sea nuestro impacto en la naturaleza, mejor. Está bien ir a los parques a correr o a estar con los niños, la familia o las mascotas, pero también podemos ir a observar la naturaleza y a aprender a respetar la fauna y la flora. Hay que poner más hincapié en la cultura ambiental”.
Joan Ferre comenta que las aves durante este confinamiento “se sienten más libres y menos perseguidas. La gente dice que se las oye más cantar, pero no es que canten más, sino que al no haber tanto ruido de fondo nos damos cuenta de que lo único que escuchamos son las aves. Además, ahora no tienen que esforzarse tanto en cantar”.
Gaviotas, golondrinas y vencejos se han convertido en visitantes asiduos del casco urbano de Valencia.
Por su parte, Pablo Vera, reconoce que el canto de las aves no es igual en un entorno urbano que en uno rural, pues varían aspectos como el volumen, la frecuencia o las horas. “Un verdecillo o un jilguero en la ciudad tendrá que cantar más alto, debido al ruido de fondo del tráfico…, debe hacerlo para que la hembra lo escuche y esto le supone un esfuerzo extra. Por tanto, en las ciudades cantan más alto, con mayor frecuencia y en horas en que tienen que evitar el ruido ambiental. Durante estas últimas semanas eso puede haber variado, como haríamos nosotros. Si pueden gastar menos energía y obtener los mismos resultados, lo harán, por lo que pueden dedicar esa energía extra a otras tareas como buscar comida o cuidar de sus crías. Puede ser algo positivo, pero faltan estudios serios que lo analicen y lo contrasten”. En esta línea, Mario Giménez matiza que son adaptaciones individuales, pues una verdadera adaptación o cambio requiere de años e incluso décadas: “Lo que ha ocurrido es que llevamos dos meses molestando menos. Si tenemos en cuenta que somos un factor de amenaza, que haya disminuido durante dos meses es positivo, pero hay que ser cautos. Está empezando la temporada de nidificación. Vamos a ver cómo evoluciona, pero hay que tener claro que es algo puntual y para que fuera beneficioso debería tratarse de fenómenos que se mantuvieran más en el tiempo. Por otra parte, estamos viendo comportamientos en las aves y otros animales que antes no veíamos porque no los mirábamos”.
Adecuada gestión de Parques y Jardines
Otro factor clave para mantener en un buen estado a las aves que viven en las ciudades es la gestión de los árboles y de los parques y jardines. Desde SEO Birdlife reconocen que en Valencia es algo que va mejorando y que ya se van teniendo en cuenta las necesidades de las aves al diseñar los parques o al plantear su conservación y gestión. Por otra parte, desaconsejan que la ciudadanía ponga comederos en sus balcones, pues estos no suelen tener el alimento adecuado para muchos tipos de aves. Por otra parte, sí les animan a instalar bebederos o a dejar macetas en un estado, digamos, de semiabandono, pues ahí, entre lo que llamamos malas hierbas, es donde muchos de ellos encuentran el alimento que necesitan. “Las llamadas malas hierbas son buenas para la biodiversidad: debemos tener un cambio de mentalidad a nivel individual y colectivo”, reclama Pablo Vera.
Mejorar nuestra relación con el entorno
Los expertos coinciden también en valorar que todo esto nos debe llevar a ver que la naturaleza no está en lugares remotos, sino que nos rodea por todas partes. “En las ciudades compartimos nuestro entorno con los seres vivos y si somos capaces de tener una relación más amable con esa naturaleza, de la cual venimos, pero nos hemos alejado, tendremos un futuro mejor como especie. Esta pandemia y otros desastres naturales, tienen mucho que ver con nuestra relación desastrosa y desequilibrada y con la pérdida de biodiversidad. Y solo lograremos afrontarlos si convivimos en armonía con nuestro entorno. Ahora, que estamos confinados obligadamente por este virus que no vemos, podemos empezar esta reflexión de cómo relacionarnos de otra manera con nuestro ecosistema y con los seres vivos que nos rodean. En nuestros comportamientos tenemos las soluciones de cómo vamos a vivir en esta llamada nueva normalidad”, sentencia Mario Giménez.
SEO Birdlife y la Sociedad Valenciana de Ornitología organizan maratones de avistamientos de aves urbanas.
Peque-maratón ornitológica desde casa
Como decíamos al principio de este reportaje, este confinamiento puede ser una oportunidad para pararnos a observar a la fauna que nos rodea, especialmente a las aves. Para facilitar esta labor y para fomentar una actividad que se pueda llevar a cabo en familia, desde SEO Birdlife han organizado un peque-maratón ornitológico desde casa que tendrá lugar del 1 al 3 de mayo. “La idea es aprovechar la situación para sensibilizar y concienciar sobre la biodiversidad urbana que nos rodea. Este tipo de actividades persiguen acercarnos a las aves como una herramienta o aproximación al resto de la biodiversidad”, comenta Pablo Vera. Él insta a las familias a apoyarse en aplicaciones como ebird-org así como en libros especializados o en Internet para saber más sobre las aves que nos rodean. Y añade que aplicaciones como la citada son una forma de fomentar la ciencia ciudadana porque los datos que aporta cada ciudadano, con sus observaciones, son útiles posteriormente para llevar a cabo estudios sobre la biología de las aves y aplicarlos a su conservación.
Para apuntarse a este peque-maratón ornitológico hay que inscribirse en el siguiente link:
https://forms.gle/tELsmGuGUDN9PtPV9
Mientras tanto, el presidente de la Sociedad Valenciana de Ornitología, Joan Ferre, entidad que ya ha organizado cuatro maratones de avistamientos desde casa, anima a la ciudadanía a acercarse, ahora y siempre, a la ornitología. Para ello están ofreciendo también charlas online. “Salir al campo con unos prismáticos, con una guía de campo de aves… te abre una nueva ventana que tenías cerrada. No solo verás más pájaros a los que antes tal vez no prestabas atención, sino que sabrás identificar su especie, si son macho o hembra y mucho más”.
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