Can Lluc Bou­ti­que Country Hotel & Villas

Can Lluc Bou­ti­que Country Hotel & Villas ha comen­za­do 2020 con un galar­dón: en con­cre­to, el pre­mio a Mejor Pro­duc­to Inter­na­cio­nal del club de hote­les bou­ti­que Rus­ti­cae, que ha que­ri­do reco­no­cer los esfuer­zos de este peque­ño hotel fami­liar para dar a cono­cer la esen­cia de Ibi­za fue­ra de Espa­ña.

Un pre­mio muy espe­cial para el hotel ibi­cen­co, ya que sitúa a Can Lluc en una posi­ción de refe­ren­cia entre los esta­ble­ci­mien­tos turís­ti­cos inde­pen­dien­tes. Rus­ti­cae, que nació en 1997 de la mano de Isa­bel Llo­rens y Car­lo­ta Mateos, pone en valor la labor de los peque­ños hote­les inde­pen­dien­tes fren­te a las gran­des cade­nas.

Actual­men­te, Rus­ti­cae cuen­ta con más de 200 hote­les entre Por­tu­gal, Espa­ña, Marrue­cos y Argen­ti­na, selec­cio­na­dos con minu­cio­si­dad por su impre­sio­nan­te arqui­tec­tu­ra, el entorno natu­ral que les rodea o su minu­cio­sa aten­ción al deta­lle, entre otras carac­te­rís­ti­cas que per­mi­ten brin­dar al hués­ped una expe­rien­cia cul­tu­ral e his­tó­ri­ca úni­ca.

Llo­rens y Mateos lan­za­ron en 2015 los pre­mios Rus­ti­cae, que reco­no­cen los esfuer­zos de estos esta­ble­ci­mien­tos inde­pen­dien­tes para alcan­zar la exce­len­cia. En esta V edi­ción, los galar­do­nes fue­ron entre­ga­dos en el mar­co de Fitur. Lucía Prats Soriano y sus her­ma­nas Car­men y Blan­ca, hijas del matri­mo­nio for­ma­do por Lucas Prats y Tina Soriano, fun­da­do­res de Can Lluc, fue­ron las encar­ga­das de reco­ger el pre­mio a Mejor Pro­duc­to Inter­na­cio­nal.

La rela­ción de Can Lluc con Rus­ti­cae se remon­ta a la aper­tu­ra del esta­ble­ci­mien­to, en 2003. El reco­no­ci­do club inter­na­cio­nal vio todo el poten­cial de este hotel fami­liar, empla­za­do en la anti­gua fin­ca que los actua­les ges­to­res here­da­ron de su abue­lo y carac­te­ri­za­do por su aten­ción al deta­lle.

La casa prin­ci­pal y los ane­xos del hotel, rodea­dos por fron­do­sos bos­ques, datan de hace más de 300 años; una his­to­ria que los due­ños qui­sie­ron man­te­ner en la res­tau­ra­ción, que les lle­vó más de tres años. Sus muros de pie­dra, sus mue­bles de esti­lo medi­te­rrá­neo y sus gran­des ven­ta­na­les, bajo altos techos de made­ra, remi­ten a la his­to­ria de la fin­ca, que aúna moder­ni­dad y tra­di­ción.

Ubi­ca­do en el cora­zón de la isla que no des­can­sa nun­ca, este agro­tu­ris­mo ofre­ce a sus hués­pe­des lo mejor de la his­to­ria, la natu­ra­le­za y gas­tro­no­mía ibi­cen­cas, así como una zona well­ness, un espa­cio infan­til y algu­nos de los mejo­res espa­cios para dis­fru­tar de las espec­ta­cu­la­res pues­tas de sol de la isla. Un espa­cio, en defi­ni­ti­va, para acti­var los cin­co sen­ti­dos y dis­fru­tar de lo mejor de Ibi­za.

Blan­ca, Lucía y Car­men Prats Soriano, reco­gien­do el pre­mio de Rus­ti­cae

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