Recorremos el casco histórico a través de una selección de locales con cocina destacada.
Por: David Blay Tapia
Durante años, el centro de Valencia se ha convertido en un recurso sencillo para el creciente número de turistas que visitaba la ciudad. Franquicias variadas o locales clásicos de tapas saciaban la rapidez e inmediatez que exige este tipo de público.
A pesar de ello, la creciente apuesta por la gastronomía de calidad en la urbe ha ido dibujando pequeñas islas en torno al Ayuntamiento y sus alrededores. Y, previendo la visita con cierta antelación, permite disfrutar de una enorme diversidad de propuestas.

Arroz meloso en El Espolín.
Posiblemente uno de los lugares más cercanos al epicentro de la fiesta sea El Espolín, con una apuesta por la cocina tradicional valenciana con un giro contemporáneo. Si bien se encuentra inmerso en obras de mejora, servirá durante todas las fiestas un menú especial al precio de 30 euros, que incluirá platos como el pepito de pan brioche relleno de pisto y con bonito en conserva o la fideuà de panceta, butifarra blanca y calabaza.
Para aquellos que buscan la esencia del tapeo español Volapié ofrece el sabor de una taberna tradicional. Productos de la huerta, huevos rotos, croquetas, molletes, mariscos y pescados de lonja y carnes diversas componen una oferta variada para cualquier tipo de comensal.

Gran variedad de tapas de calidad en Volapie.
Con miras directas a la mascletà, Puerta del Mar ofrece una experiencia culinaria que fusiona la tradición valenciana con toques de innovación. Ha pasado de servir almuerzos de alto nivel a destacar por sus arroces y pescados frescos, convirtiendo su amplia sala en una de las posibilidades de proximidad (en todos los aspectos) más destacables de la zona.

La cocina de Only You es uno de los secretos mejor guardados.
Para quien busque combinar cocina con vistas panorámicas, dos edificios emblemáticos ofrecen la opción completa, El Mirador de Only You oferta desde la terraza del hotel creaciones culinarias de vanguardia con vistas al casco histórico.
Otro punto alto, literalmente, es Atenea Sky. Su propuesta gastronómica mezcla sabores locales con técnicas internacionales y se complementa con una vista 360º de todo lo que ocurre en la zona más concurrida de la ciudad durante los festejos.

Vistas excepcionales desde Atenea Sky.
Para los paladares más aventureros, Manaw ofrece una fusión única entre la cocina asiática y la peruana, con la ventaja de situarse junto al Palacio del Marqués de Dos Aguas, una más que posible parada durante los días de asueto.
Muy cerca, Los Gómez representan la esencia de la cocina valenciana de toda la vida. Sus platos caseros y su ambiente familiar lo convierten en un oasis de autenticidad en medio de la fiesta, con cocina abierta prácticamente todo el día.
Inspirado en las barras del mejor producto, Barrafina ofrece una experiencia culinaria que combina lo mejor de la cocina española con un toque de sofisticación. Con mesas altas y decoración neoclásica, es uno de los lugares idóneos para combinar vinos con comida ligera de calidad
Justo al lado, Q’Tomas sube el nivel para ofertas mesas con mantel, una sobremesa sin prisas, carnes, pescados y arroces de gran nivel y una propuesta líquida que se sitúa entre las mejores de la ciudad.
En el mismo triángulo se sitúa una reciente apertura, la de Hiro, que llega a solventar la ausencia de restaurantes japoneses en el entorno más céntrico. Sushi tradicional, sakes muy diversos y una barra tranquila permiten mirar más allá del recetario nacional.
En esta línea, mezclando recetas internacionales con producto de la tierra se sitúa el concepto creado por Quique Dacosta Vuelve Carolina, que no solo aporta gastronomía sino también una carta de cócteles idóneos para alargar la tarde con la llegada de la Primavera.
También en el ámbito de la fusión se sitúa Kaikaya, con un local sorprendente por su decoración y oferta, basada en una mezcla de las culturas niponas y brasileñas, que alumbran platos como las gyoza de feijoada.
Y para los amantes de la tradición, desde desayunos a esmorzarets pasando por arroces y cenas sitúan a Casa Baldo como uno de los referentes de comida tradicional de la zona. Merced, además, a su reciente renovación interior y a los dos espacios de que dispone en las zonas peatonales más transitadas durante las fiestas.
De este modo, comer en el centro de Valencia durante las Fallas se ha convertido por fin en una parte integral de la experiencia, tanto para visitantes como para ciudadanos. Permitiendo antes, durante o después de la Mascletà disponer de una variedad culinaria amplia para todos los gustos y bolsillos.
Es clave, aunque parezca de perogrullo, reservar con antelación. Al tiempo que ser conscientes de que muchos restaurantes disponen de menús especiales ante la avalancha de visitantes que se recibe cada mes de marzo.
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