«Grandissima illusione», una historia obre el amor en tiempos de Apocalipsis, podrá verse en La Mutant los días 29 y 30 de abril

Óscar Bueno y Cris Blan­co, duran­te la repre­sen­ta­ción de «Gran­dis­si­ma illus­sio­ne» (MILA ERCOLI).

La actriz Cris Blan­co rin­de un home­na­je al tea­tro en for­ma de vode­vil de cien­cia fic­ción los pró­xi­mos 29 y 30 de abril en La Mutant. La crea­do­ra e intér­pre­te de per­for­man­ce, dan­za, tea­tro y cine fir­ma en Gran­dis­si­ma illus­sio­ne una pro­pues­ta meta­na­rra­ti­va que con­tie­ne con­ven­cio­nes artís­ti­cas, via­jes en el tiem­po y un amor en tiem­pos del Apo­ca­lip­sis.

La obra es, así mis­mo, un cues­tio­na­mien­to de los para­dig­mas de la pos­mo­der­ni­dad escé­ni­ca don­de se ahon­da en la com­bi­na­ción de for­ma­tos y dis­ci­pli­nas. A Blan­co la acom­pa­ña sobre el esce­na­rio Óscar Bueno. En la dra­ma­tur­gia cuen­ta con la cola­bo­ra­ción de Anto Rodrí­guez, y en los tex­tos, con la de Rocío Bello

Gran­dis­si­ma illu­sio­ne se empe­zó a crear en tiem­pos pan­dé­mi­cos con la volun­tad de home­na­jear el poder del tea­tro para cons­truir fic­cio­nes al mis­mo tiem­po que  pro­du­cir reali­da­des. En esta pro­pues­ta, Cris Blan­co se repre­sen­ta a sí mis­ma como una direc­to­ra escé­ni­ca con la gran­dí­si­ma ilu­sión típi­ca al prin­ci­pio del pro­ce­so de pro­duc­ción de cual­quier obra. El via­je de la pie­za nos pre­sen­ta cómo Cris nego­cia casi siem­pre a la baja con su con­tex­to, con su fuer­za de tra­ba­jo, con el tiem­po y con el dine­ro del que dis­po­ne para pro­du­cir.

«Gran­dis­si­ma illu­sio­ne expo­ne esta nego­cia­ción per­ma­nen­te entre nues­tras expec­ta­ti­vas y la reali­dad. Lo que la crea­do­ra mues­tra es este cons­tan­te movi­mien­to cir­cu­lar en el que fic­ción y reali­dad se afec­tan mutua­men­te», ha des­ta­ca­do la direc­to­ra de La Mutant Tatia­na Cla­vel.

El espec­tácu­lo arran­ca cuan­do un per­so­na­je tea­tral del siglo XVII, una mar­que­sa de Lope de Vega, por ejem­plo, se topa con el téc­ni­co tatua­do del tea­tro y se ena­mo­ra de él. A par­tir de ahí, el caos se apo­de­ra de la obra y todas las con­ven­cio­nes sal­tan por los aires, entran­do y salien­do del tiem­po de la esce­na y el tiem­po de la repre­sen­ta­ción a tra­vés de una espe­cie de agu­je­ro de gusano por el que cir­cu­lan una cria­da, una juglar femi­nis­ta, una ayu­dan­te de direc­ción, un tex­to pro­yec­ta­do, un exper­to, un astró­lo­go cubano, unos extras y un coro grie­go for­ma­do por tres per­so­nas que van detrás de los demás per­so­na­jes repi­tien­do lo que dicen y sien­ten.

El mon­ta­je es el resul­ta­do de un pro­yec­to de inves­ti­ga­ción y crea­ción de una pie­za escé­ni­ca de gran for­ma­to en la que con­vi­ven varios géne­ros escé­ni­cos. Cris Blan­co, abra­za la pre­ca­rie­dad en un diver­ti­do jue­go para­tea­tral don­de inci­ta a espec­ta­do­res y espec­ta­do­ras a que vuel­van a sus­pen­der la incre­du­li­dad median­te las con­ven­cio­nes

Comparte esta publicación

amadomio.jpg

Suscríbete a nuestro boletín

Reci­be toda la actua­li­dad en cul­tu­ra y ocio, de la ciu­dad de Valen­cia