El cautivador perfil de Nobosudru, mujer de una tribu congoleña, ha devenido con el tiempo en un icono de África. La exposición que se puede ver en el IVAM sobre la utilización de esta mujer en la publicidad y los mass media ofrece la ocasión de comprender mejor la injusticia del colonialismo de las potencias europeas a principios del siglo XX.
Una visitante en la exposición del IVAM.
Como se corta una tarta de cumpleaños las potencias occidentales se repartieron África en la conferencia de Berlín convocada por el canciller Bismarck que tuvo lugar el siglo XIX (1884–1885). En ese encuentro de naciones se establecieron las reglas de juego del reparto colonial, la explotación de recursos y la sumisión de sus habitantes. No es una historia para olvidar porque ese reparto podría considerarse desde una perspectiva actual como el segundo gran crimen contra el continente tras la trata de esclavos de los siglos anteriores. Borges sabe algo de eso en su magnífico libro Historia universal de la Infamia.
Asistieron 15 estados y ningún representante africano: Gran Bretaña, Francia, Alemania, Portugal, Asociación Internacional del Congo, Austro Hungria, Bélgica, Dinamarca, USA, España, Holanda, Italia, Noruega, Suecia, Rusia y Turquía. Como siniestro colofón se ofreció el Congo entero al rey Leopoldo II de Bélgica quien, como es sabido, convirtió el país en un gran campo de concentración y matadero. Engañó a medio mundo hasta que periodistas y escritores como Mark Twain y Joseph Conrad denunciaron esa situación terrible; sin muchas consecuencias, por cierto.
Una vez repartido el pastel, las tres primeras décadas del siglo XX fueron la época de las grandes expediciones a lo largo y ancho del África colonial. Expediciones que tenían como objetivo no tanto la exploración de espacios ignotos sino el trazado de vías de comunicación y la cartografía para la explotación económica.
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Con estos datos históricos inician los profesores Nicolás Sánchez Durá y Hasan G. López Sanz el contenido de la exposición que comisarían en el IVAM. Una investigación exhaustiva sobre el devenir de la imagen de una mujer negra: Nobosudru, la mujer mangbetu. Un personaje convertido en un icono de África y que ha servido para cosificar la idea eurocentrista y racista sobre el continente negro y lo más sorprendente, ha sido utilizada en el pasado hasta para la publicidad de cigarrillos y negocios varios.
Los diferentes usos que se dio a la imagen de esa mujer a partir de los años 30 es el recorrido que puede alucinar al visitante. Fotos, cuadros, libros, carteles, afiches y hasta ceniceros, vasijas de terracota y esculturas reproducen la imagen de una cabeza femenina con un cuello alargado y un tocado espectacular en forma de pata de elefante invertida. También se exhiben pendientes, collares, cuadros a todo color y vídeos que aluden a la utilización de la negritud en la publicidad y el cine. Objetos e imágenes con una exclusiva protagonista, el perfil de la dama Nobosudru, la mujer enigmática mujer de la tribu mangbetu que los dos investigadores ofrecen al público en una recoleta pero jugosa sala del museo.
En su explicación sobre “el proceso de estetización” de la imagen los comisarios señalan que la época de principios de siglo que populariza a la dama es también las de las primeras travesías automovilísticas que recorren el continente, precursoras del Paris-Dakar moderno. Las travesías de las empresas Renault en 1927 y Peugeot en 1929, rastreadas por los autores de la muestra para contextualizar el tema.
Una de las salas de la exposición.
Pero la información crucial la ofrece la más famosa conocida como La Croisiere Noire Citröen (1924–25). En su texto del catálogo, El viaje de Nobosudru, icono de la mujer mangbetu, los autores ofrecen datos espectaculares: 28.000 kilómetros de norte a sur, desde Argelia a Ciudad del Cabo, y final en Madagascar.
En su recorrido se hicieron 8.000 fotos, 27.000 mil metros de película, se capturaron 300 mamíferos, luego disecados, 800 pájaros y 15.000 insectos.
“Es en esta misma crónica en la que figura la imagen fotográfica cuya cadena visual y deriva semántica posterior queremos analizar: la imagen de Nobosudru. Una mujer mangbetu, tribu del Congo belga. En el libro El crucero negro, se encuentra la primera fotografía de la imagen de la mujer manghetu”, escriben los comisarios.
“En esta imagen de la caja de juegos se expresa de forma sintética hasta qué punto el icono de la mujer mangbetu se convierte no solo en un estereotipo étnico, sino, en última instancia, en un icono del África entera. La imagen también se utilizó con motivo de la Expo Colonial de París de 1931 para anunciar tabaco de la marca Congo, producto que los visitantes de la expo podían comprar como recuerdo”.
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Con no poca ironía los comisarios recuerdan como el comentario de la diseñadora Agnes: “He pensado que si estas negras, a menudo tan feas, se embellecen con esos atractivos peinados, que encantadoras estarán nuestras parisinas cuando estos peinados sean atenuados y adaptados a su tipo”. Y así un tocado similar al de Josephine Baker luce la actriz francesa Marthe Régnier en la revista Modes de la femme de France de 1927.
Nicolás Sánchez explica que ese retrato de la mujer africana tuvo, tras su intención etnológica, “un significado propagandístico del colonialismo además de publicitario, un significado derivado de la apropiación de esa imagen por parte del arte contemporáneo, incluso usos que tienen que ver con la afirmación política anticolonial”.
El catedrático de Metafísica de la Universidad de Valencia ha sido un viajero tenaz en busca de la cultura y el arte africanos. Su colección de objetos, esculturas y pinturas del África subsahariana fue expuesta hace unos años en La Nau. Esta muestra del IVAM funciona como catarsis para el espectador y permite recordar hasta qué punto se ha manipulado y explotado la llamada África negra, expresión hoy en desuso.
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