Este fin de semana programa sus piezas «¡AY! ¡YA!», «The Watching Machine» y «COSA. Intervindre un cos»

Maca­re­na Recuer­da, en uno de sus espec­tácu­los (TRISTÁN PÉREZ-MARTÍN).

Las artes vivas son una de las señas de iden­ti­dad de La Mutant. De ahí que el cen­tro muni­ci­pal haya pro­gra­ma­do los días 18, 19 y 20 de mayo a una de las más nota­bles repre­sen­tan­tes de esta dis­ci­pli­na en nues­tro país, Maca­re­na Recuer­da Shepherd. Cada uno de los tres días, la madri­le­ña repre­sen­ta­rá una obra dife­ren­te, ¡AY! ¡YA!, The Wat­ching Machi­ne y COSA. Inter­vin­dre un cos, que con­for­man un tri­ple acer­ca­mien­to a las imá­ge­nes per­cep­ti­vas según la luz, la esce­no­gra­fía y el pro­pio cuer­po.

«La inves­ti­ga­ción escé­ni­ca tie­ne una lógi­ca de los tiem­pos. En la obra de Maca­re­na Recuer­da enten­de­mos este desa­rro­llo y cómo sumar herra­mien­tas y recur­sos escé­ni­cos, pie­za tras pie­za. Pro­gra­mar la tri­lo­gía al com­ple­to nos va a per­mi­tir cono­cer en pro­fun­di­dad su obra y enten­der­la en un con­tex­to con­cre­to, en el mar­co que la artis­ta pro­po­ne, pen­san­do su evo­lu­ción y su bús­que­da. Esta­mos acos­tum­bra­dos a las pro­duc­cio­nes anua­les, pero las crea­do­ras nece­si­tan tiem­po y espa­cio para lle­var a cabo una inves­ti­ga­ción más pro­fun­da, don­de su tra­ba­jo cobre sen­ti­do y no que­de des­di­bu­ja­do», ha argu­men­ta­do la direc­to­ra del cen­tro de artes vivas, Tatia­na Cla­vel.

Con esta ini­cia­ti­va, el públi­co valen­ciano ten­drá la opor­tu­ni­dad de pro­fun­di­zar en la tra­yec­to­ria de Maca­re­na Recuer­da a par­tir de su tri­lo­gía cen­tra­da en el ilu­sio­nis­mo, el tea­tro y la magia. «Esta inves­ti­ga­ción empe­zó en 2017 y me ha lle­va­do a pen­sar cómo conec­ta la ilu­sión con la esen­cia tea­tral, expo­nien­do sobre la esce­na la con­ven­ción y la magia, la reali­dad y su doble, la acción y la fic­ción», resu­me la madri­le­ña.

Maca­re­na Recuer­da Shepherd se for­mó en artes escé­ni­cas, tea­tro y dan­za. Aun­que está licen­cia­da por el Ins­ti­tut del Tea­tre de Bar­ce­lo­na, lo que real­men­te le intere­sa son los pro­yec­tos par­ti­ci­pa­ti­vos que tie­nen como obje­ti­vo crear nue­vas for­mas de encuen­tro con el arte. Des­de el año 2012 su inves­ti­ga­ción gira en torno al rol del espec­ta­dor. Inven­ta nue­vos espa­cios para jugar, crear y pen­sar en com­pa­ñía.

Su inves­ti­ga­ción se abre en dos líneas de tra­ba­jo, una línea de inves­ti­ga­ción sobre el len­gua­je en esce­na y otra línea sobre espa­cios par­ti­ci­pa­ti­vos y peda­gó­gi­cos. Ha rea­li­za­do dife­ren­tes pro­yec­tos en cola­bo­ra­ción con los artis­tas Sofía Asen­cio, Idu­rre Azkue, David Franch, Txa­lo Tolo­za y Vicen­te Arlan­dis.

Cosa. Intervindre un cos

El tri­ple acer­ca­mien­to arran­ca­rá el 18 de mayo con Cosa, inter­vin­dre un cos, una pie­za de dan­za com­pues­ta por un cuer­po de bai­le obje­tual. En este espec­tácu­lo, la artis­ta inves­ti­ga las imá­ge­nes per­cep­ti­vas des­de lo esce­no­grá­fi­co. Esta es la razón por la que el cuer­po se ha pen­sa­do como un mate­rial más, cosi­fi­cán­do­lo has­ta con­ver­tir­lo en atrez­zo. Se tra­ta de la pro­pues­ta que cie­rra la tri­lo­gía y se ha con­ce­bi­do como una coreo­gra­fía de las cosas.

The Watching Machine

En el siglo XIX hubo un apo­geo de obje­tos que a tra­vés de espe­jos y obtu­ra­do­res crea­ban ilu­sio­nes ópti­cas. Reci­bían el nom­bre de La máqui­na de mirar. En la pie­za The Wat­ching Machi­ne (19 de mayo), Recuer­da ima­gi­na que la máqui­na gene­ra­do­ra de ilu­sión es la pro­pia caja escé­ni­ca. En este espec­tácu­lo de 2020, se jue­ga con la luz, las som­bras y los refle­jos para expe­ri­men­tar y refle­xio­nar sobre qué es ilu­sión, qué, repre­sen­ta­ción, y qué, con­ven­ción tea­tral. Esta pie­za para todos los públi­cos es una inves­ti­ga­ción sobre las imá­ge­nes per­cep­ti­vas pen­sa­das des­de la luz, la som­bra y el refle­jo.

¡AY! ¡YA!

La pano­rá­mi­ca fina­li­za con ¡AY! ¡YA! (20 de mayo), una inves­ti­ga­ción sobre las imá­ge­nes per­cep­ti­vas pen­sa­das des­de el cuer­po. La pie­za es una ilu­sión que nos lle­va a aprehen­der la reali­dad de dife­ren­tes for­mas suge­ri­das por la ima­gi­na­ción o cau­sa­das por el enga­ño del sen­ti­do de la vis­ta. Un efec­to que pone de mani­fies­to que nues­tros ojos no son cáma­ras de video que gra­ban todo lo que ocu­rre, sino que nues­tro cere­bro inter­pre­ta y reela­bo­ra la infor­ma­ción que nos pro­por­cio­nan los sen­ti­dos. ¡AY! ¡YA! es un ejer­ci­cio, en suma, sobre la mira­da. Esta ilu­sión que se pro­du­ce cuan­do la ima­gen que tene­mos delan­te nues­tro se trans­for­ma en otra, se mul­ti­pli­ca o adop­ta for­mas impo­si­bles. Cuer­pos con diver­sas extre­mi­da­des, incom­ple­tos, trans­for­ma­bles y mol­dea­bles.

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