En esta ocasión, los paisajes de José Saborit se inspiran en el conocido pasaje bíblico La escalera de Jacob (Génesis, 28,12), que ha dado lugar a incontables manifestaciones culturales y numerosísimas pinturas, como las de la catacumba de la Vía Latina, Rafael de Sanzio, Rembrandt, Ribera, Michael Wilmann, William Blake, Marc Chagall y otras muchas. Asimismo, se han sucedido las interpretaciones del sueño de Jacob.
Saborit despoja el asunto de anécdotas y lo lleva al territorio del paisaje, donde las formas pictóricas visualizan esa unión entre arriba y abajo sugiriendo a la mirada un recorrido de ascenso y descenso: lluvia, montañas y nubes escalonadas, columnas de humo, haces de luz, formas verticales, rampas, diagonales, zigzagueos y repeticiones sucesivas de horizontales. Formas pictóricas que nos invitan a subir y a bajar, a alzarnos y a descender para afirmar nuestra vertical y buscar nuestras inclinaciones. Poco importa si nunca llegamos a ningún sitio, mientras el movimiento –y su incremento perceptivo– nos mantiene activos en el deseo. La serie consta de dieciséis óleos realizados por el pintor a lo largo de los últimos tres años.
Al mismo tiempo, en el Espai Refugi de la Galería Shiras, se inaugura la exposición Óxido Líquido, con la producción artística de Alicia Torres y la coordinación de montaje de Ana Roca. La obra gira en torno a la investigación y la experimentación con el pan de oro de hace unos años. La exposición invita al espectador a sentirse dentro de la propia pieza, como si el pan de oro se hubiera derramado y la acción del oxígeno hubiera querido dejar huella.
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