Se podrá ver su ópe­ra pri­ma, «Los due­lis­tas», y los clá­si­cos de la cien­cia fic­ción «Bla­de Run­ner» y «Alien: el octa­vo pasa­je­ro».

 

Cine­ma Jove, el fes­ti­val inter­na­cio­nal de cine orga­ni­za­do por la Con­se­lle­ria de Edu­ca­ción, Cul­tu­ra, Uni­ver­si­da­des y Empleo, a tra­vés del Ins­ti­tut Valen­cià de Cul­tu­ra (IVC), dedi­ca esta edi­ción un ciclo a los ini­cios de la carre­ra cine­ma­to­grá­fi­ca de uno de los gran­des maes­tros del audio­vi­sual con­tem­po­rá­neo, Rid­ley Scott (Ingla­te­rra, 1937).
La retros­pec­ti­va, que se pro­yec­ta­rá en el Octu­bre Cen­tre de Cul­tu­ra Con­tem­po­rà­nia, inclu­ye tres títu­los fun­da­men­ta­les en la evo­lu­ción del len­gua­je cine­ma­to­grá­fi­co de fina­les del siglo XX: su ópe­ra pri­ma, «Los due­lis­tas» (1977), y dos de las obras más influ­yen­tes en la cien­cia fic­ción moder­na, «Alien, el octa­vo pasa­je­ro» (1979) y «Bla­de Run­ner» (1982).
El direc­tor de Cine­ma Jove, Car­los Madrid, ha seña­la­do que este ciclo “for­ma par­te del com­pro­mi­so del fes­ti­val por poner en valor las pri­me­ras obras de gran­des auto­res del cine con­tem­po­rá­neo. Los ini­cios de Rid­ley Scott son qui­zás su épo­ca más bri­llan­te y los temas esco­gi­dos fue­ron un soplo de aire fres­co a fina­les de los seten­ta y prin­ci­pios de los ochen­ta”.
Con «Los due­lis­tas», un dra­ma béli­co ambien­ta­do duran­te las Gue­rras Napo­leó­ni­cas, Scott irrum­pió con fuer­za en el pano­ra­ma cine­ma­to­grá­fi­co inter­na­cio­nal. En este rela­to del enfren­ta­mien­to obse­si­vo entre dos ofi­cia­les fran­ce­ses a los que daban vida Har­vey Kei­tel y Keith Carra­di­ne, el inglés ya dejó entre­ver su capa­ci­dad para com­bi­nar esté­ti­ca visual y ten­sión dra­má­ti­ca.
El ciclo con­ti­núa con «Alien», una obra que rede­fi­nió el géne­ro de terror espa­cial y dejó para la his­to­ria del cine a la pri­me­ra heroí­na del cine de cien­cia fic­ción y de acción, la tenien­te Ripley, inter­pre­ta­da por Sigour­ney Wea­ver. Imá­ge­nes tan impac­tan­tes como la de la cria­tu­ra escu­rri­di­za y letal emer­gien­do del pecho de un astro­nau­ta cam­bia­ron para siem­pre la repre­sen­ta­ción de lo des­co­no­ci­do en el espa­cio.
La selec­ción cul­mi­na con «Bla­de Run­ner», una dis­to­pía urba­na baña­da en llu­via y melan­co­lía que anti­ci­pa­ba un 2019 lúgu­bre, pobla­do de humo y de neo­nes. Basa­da libre­men­te en la nove­la ‘¿Sue­ñan los androi­des con ove­jas eléc­tri­cas?’ de Phi­lip K. Dick, ‘Bla­de Run­ner’ explo­ra cues­tio­nes filo­só­fi­cas como la iden­ti­dad, la con­cien­cia y la mor­ta­li­dad a rit­mo de la músi­ca de Van­ge­lis, que aña­de una capa emo­cio­nal al rela­to. Harri­son Ford inter­pre­ta al pro­ta­go­nis­ta, un caza­dor de cria­tu­ras bio­me­cá­ni­cas lla­ma­das repli­can­tes, que aca­ba enfren­ta­do no solo a sus obje­ti­vos, sino tam­bién a sus pro­pias cer­te­zas como ser humano. El monó­lo­go impro­vi­sa­do por Rut­ger Hauer al final del fil­me, cono­ci­do como ‘Lágri­mas en la llu­via’, ha sido cita­do, ver­sio­na­do y home­na­jea­do has­ta con­ver­tir­se en un sím­bo­lo de la fra­gi­li­dad de la exis­ten­cia y de lo que nos hace huma­nos.

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