“Ramona, “Vrchni, prchni” y “Aguas tranquilas” serán los últimos títulos del ciclo de cine al aire libre.

 

Rus­sian Red en “Ramo­na”

 

El cen­tro cul­tu­ral La Ram­ble­ta pro­yec­ta en pan­ta­lla gran­de y al aire libre los jue­ves y vier­nes del mes de julio un ciclo de come­dia euro­pea y los sába­dos cine asiá­ti­co, con pelí­cu­las impo­si­bles de ras­trear en las parri­llas de las pla­ta­for­mas

A par­tir de las 20:45h (22h pro­yec­ción de la pelí­cu­la), con la posi­bi­li­dad de lle­var la cena de casa. La entra­da inclu­ye una pri­me­ra con­su­mi­ción. Cada pase ven­drá pre­ce­di­do de una pre­sen­ta­ción del crí­ti­co Daniel Gas­có.

Para sellar el cine de verano de Ram­ble­ta de esta tem­po­ra­da, se han esco­gi­do tres joyas, dos come­dias euro­peas y un títu­lo asiá­ti­co. Este jue­ves, 25 de julio, el cen­tro pro­yec­ta­rá Ramo­na, la pelí­cu­la espa­ño­la del ciclo de come­dia euro­pea ‘¿De qué nos reí­mos en Euro­pa?’, de Andrea Bag­ney, que ha cir­cu­la­do por fes­ti­va­les y pla­ta­for­mas. Ramo­na es Lour­des Her­nán­dez, sin duda. La can­tan­te de Rus­sian Red hace una inter­pre­ta­ción tan fres­ca y con­vin­cen­te que es impo­si­ble diso­ciar­la de su per­so­na­je. De hecho, inter­pre­ta a una joven de su edad, 36 años, que sue­ña con ser actriz.

El vier­nes, 26 de julio, será una gra­da­ble sor­pre­sa: Vrch­ni, prch­ni, una obra maes­tra de guión y direc­ción des­de su pro­di­gio­so arran­que, esa enso­ña­ción eró­ti­ca sub­ma­ri­na con ecos de Busby Ber­ke­ley que tan bien defi­ne a su per­so­na­je prin­ci­pal: un libre­ro que debe­rá tomar cual­quier deri­va, excep­to la real.

El sába­do, 27 de julio, ten­dre­mos opor­tu­ni­dad de visio­nar la pro­pues­ta más marí­ti­ma del ciclo de cine asiá­ti­co, ‘El mar que mira­mos’. Aguas tran­qui­las ofre­ce las imá­ge­nes más sen­sua­les que hayan cir­cu­la­do este julio por Ram­ble­ta. Lo curio­so, que no sur­jan úni­ca­men­te como resul­ta­do del amor sino una res­pues­ta lógi­ca a la muer­te y esas cul­tu­ras cha­má­ni­cas que fun­den el cul­to a los dio­ses con la devo­ción y el res­pe­to por la natu­ra­le­za. Su direc­to­ra, Nao­mi Kawa­se, aca­ba­ba de per­der a su madre adop­ti­va y deci­dió fil­mar en la isla de Ama­mi, lugar que des­cu­brió en cuan­to supo que de ahí eran sus ver­da­de­ros ante­pa­sa­dos.

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