Hasta el 12 de enero, con función especial por Nochevieja, invita al público a viajar a principios del s. XX para celebrar El día de San Judas, con una comedia negra y bárbara que algunos querrían censurar.
A unas horas del arranque oficial de las navidades, cuando se aceleran los pasos en las tiendas y los indecisos aún repasan sus cartas para Papá Noel o los Reyes Magos, Sala Russafa encara la tercera semana en cartel de El día de San Judas animando a regalar teatro estas fiestas. Una opción para brindar creatividad, belleza y experiencias, además de contribuir al dinamismo de la escena valenciana.
El centro de creación, formación y exhibición de artes escénicas apuesta por la Navidad como una ocasión en la que ofrecer una programación especial. Además, pone a disposición del público diferentes alternativas para hacer de las artes escénicas un regalo. Un ejemplo son sus abonos para 4 espectáculos por 48€ o para 6 espectáculos por 72€. Con validez hasta junio de 2025, incluyen tanto la programación escénica regular para adultos como la familiar. Y el destinatario puede gastarlos unipersonalmente o sacar varias entradas para invitar a quien desee.
Otra opción es el abono específico que Sala Russafa ha creado para su XIV Cicle de Companyies Valencianes. Por 55€ incluye una entrada para cinco espectáculos programados en febrero y marzo. Se trata de la comedia La decisió de Lola, interpretada por Carme Juan para Elcoshow; de la tragicomedia acerca de la necesidad de comunicar Stellae, nueva creación de Iria Márquez en la formación Vivirei; de la comedia de L’Horta Teatre L’últim ball, con Alfred Picó y Carles Alberola; de Rob, una coproducción de Teatre de l’Abast y Zero en Conducta inspirada por el mito de Robinson Crusoe; y de la comedia alrededor del hecho escénico Hoy no estrenamos, de L’Om-Imprebís. Una selección que incluye piezas de compañías más emergentes junto a otras totalmente consolidadas dentro de la escena autonómica y nacional, todas ellas con propuestas interesantes y a un precio especial, gracias al abono que, en este caso, sí es de uso unipersonal.
También está el abono para la programación familiar, que incluye por 35€ cinco espectáculos programados en febrero y marzo: Pinocho, vamos a contar mentiras, de Teatre de La Caixeta; Sherezade, de Contrahecho Producciones; Boreal, de La Família Política; Martina i el bosc de paper, de L’Horta Teatre; y Lluna dos i tres, de Teatre de L’Abast.
“En una época en la que es tan difícil sorprender, este tipo de regalos permite generar vivencias. La persona que lo recibe va a tener varias ocasiones en las que salir de casa y ver una propuesta escénica de calidad, cada una con su historia, sus emociones y reflexiones, su estética… son estímulos que nos sacan de la cotidianidad para proponernos algo nuevo”, explica Juan Carlos Garés, director de Sala Russafa.
Desde el teatro, señalan que hay mucha tradición en regalar libros, por ejemplo. O música, aunque el uso de plataformas en streaming haya afectado a la venta de discos. Sin embargo, otras expresiones culturales como el teatro todavía no se han posicionado como alternativa a la hora de ofrecer un presente. Algo que desde ellos tratan de fomentar aportando facilidades, tanto para quien brinda el regalo como para quien lo recibe.
Desde la web del teatro se puede escoger la fórmula de abono que mejor se ajuste al presupuesto. En el mail de confirmación de compra se recibe un código alfanumérico que es lo que se regala al destinatario. Y cuando éste quiera ver un espectáculo, no tendrá más que acceder online a Sala Russafa, elegir el día, hora y número de entradas, e introducirlo durante el proceso de compra para recibirlas sin coste alguno. Además, en la taquilla del teatro se puede adquirir el abono en persona y recibir una tarjeta regalo física con el código, si se prefiere.
“Lo importante es que la gente sea consciente de hay opciones más allá de la caja de bombones o el balón de fútbol. En esta época en que lo que ocurre en vivo adquiere un valor casi por contraste, necesitamos vías de escape. Las artes escénicas ofrecen evasión, despiertan aprendizajes, estimulan el corazón y la mente… Tanto para los más pequeños como para los adultos, siempre les van a aportar algo distinto, único e irrepetible”, afirma el director de Sala Russafa.
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