José Luis Pérez Pont, director del Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana
José Luis Pérez Pont dirige el Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana desde que accediera a la plaza por concurso tras ser, durante años, el azote de los gestores culturales. Su objetivo principal es democratizar el acceso a los artistas y poner la institución al servicio de la gente.
Lleva un año y algunos meses al frente del Consorcio de Museos ¿Cómo ve usted el Centro del Carmen en la actualidad?
Hemos sido capaces en un tiempo récord en darle la vuelta al centro, que estaba desnortado. Hemos definido su uso como un centro de cultura contemporánea y abrirlo a un amplio espectro de artistas, a aquellos que están construyendo el relato artístico en la actualidad. Queremos ser un apoyo a los creadores valencianos para, justamente, compensar el tiempo en el que no ha habido líneas claras de apoyo a ellos. Hemos realizado trece convocatorias públicas dirigidas a diferentes segmentos de la creación. El objetivo del Centro del Carmen es abrirse a diferentes tipos de público, tanto al más especialista y conceptual como a otros de voluntad más didáctica o divulgativa.
¿Qué le gustaría que percibiese el ciudadano de a pie? ¿Cree que es un sitio cercano para los valencianos? Siempre ha parecido un poco el patito feo frente al San Pío V y el IVAM …
Yo creo que la apuesta es decidida y clara, y la respuesta del publico también. Desde el principio de este año está establecido un sistema de estadísticas que nos dan datos precisos de una forma sencilla. El incremento es brutal, la respuesta del público es inmejorable: hemos pasado de los 75.000 del año pasado a los 118.000 de este. Lo bueno es que la respuesta es muy variada de perfiles. Con el mismo presupuesto y el mismo personal, ha cambiado la dirección y el proyecto del museo, se ha conseguido un aumento brutal de visitas. La programación, la línea de trabajo y la energía invertida han sido las necesarias para darle la vuelta a este museo. Nuestra función es complementaria a la de otros centros de la ciudad, lo que pasa aquí no pasa en los otros, y todos deben contribuir a dar una imagen positiva de Valencia, que falta hacía.
El Consorcio de Museos ya tiene veintiún años, ¿cree que cuenta con un presupuesto adecuado para sus necesidades?
Necesitamos más presupuesto si realmente queremos diseñar la programación museística de la Comunitat Valenciana, hace falta más. Desde la conselleria de Cultura hay buena disposición y se valora bien lo que hacemos con el mismo presupuesto que tenemos. Yo no tengo un equipo formado por mi, es el equipo que había, que es estupendo, y el presupuesto que había. Hacemos economía de guerra para utilizar con inteligencia ese dinero, pero el Consorcio necesitaría una ampliación económica para poder desarrollar todos los objetivos. Estamos generando el modelo de gestión que queremos pero hacen falta más recursos para cubrir todo lo previsto. Lo importante es que, en este año y pico, hemos construido un nuevo modelo de planteamiento de gestión. Hemos impulsado, por ejemplo, el Espai de Telles, dedicado a los más pequeños y por el que han pasado más de 14.000 bebés solo en unos meses. Es un espacio pionero, un lugar permanente en un museo dedicado a la primera infancia, que desarrolla sus estímulos. No solo está el centro comercial, también está el centro cultural. Queremos que, quien quiera, pueda venir con niños a un espacio como este. Eso nos lleva a cambiar la concepción de los espacios culturales, queremos que sea un lugar cotidiano, donde visitar exposiciones, leer un libro en el claustro, visitar el espacio para bebés… todo eso forma parte de la vida cultural de una ciudad, y a Valencia le faltaba esto.
¿Cuál cree que es su mayor logro en el Consorcio?
Ha sido resetear la institución, ponerla en el siglo XXI, al servicio de la ciudadanía, poder garantizar la igualdad de oportunidades, democratizar el acceso (hemos eliminado el precio de entrada) y garantizar la igualdad de oportunidades a la hora de participar en la programación a través de las convocatorias públicas. Quería romper con la dinámica jerárquica que, a su vez, genera círculos concéntricos de poder. Para mi era importante hacer una puerta ancha de acceso que garantizara la independencia de cada convocatoria.
Ley de Mecenazgo…
Yo creo que hace falta una cultura del mecenazgo, además de la ley. Ejemplos como el de Bombas Gens o la Fundación Hortensia Herrero ponen de manifiesto cómo el amor por la cultura revierte en la sociedad. Hay muchos más potenciales mecenas.
Pero esos empresarios con potencial, quizá no tengan esa conexión con el arte por desconocimiento.
Por eso falta cultura de mecenazgo. Eso tiene un proceso y tiene que ver con cómo la cultura es interpretada desde la sociedad y desde la política. El arte y la cultura cumplen la función de activar las mentes y sacarlas del sopor del consumismo desbocado. Es una herramienta de transformación social, entendida la cultura en el sentido más amplio. Eso a veces, desde los ámbitos de poder, no ha sido bien visto, ya que el resultado es que se construyen ciudadanos libres.
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