Eduard Mira, Sociólogo y escritor

Eduard Mira es doc­tor en Geo­gra­fía e His­to­ria y pro­fe­sor duran­te muchos años en el Depar­ta­men­to de Socio­lo­gía de la Uni­ver­si­dad de Ali­can­te. For­mó par­te del Cole­gio de Exper­tos en Patri­mo­nio Cul­tu­ral del Con­se­jo de Euro­pa y es miem­bro de la Aca­de­mia Valen­cia­na de la Len­gua.

Es usted espe­cia­lis­ta en el desa­rro­llo his­tó­ri­co de la ciu­dad euro­pea. ¿Qué le lle­vó a inte­re­sar­se por la ciu­dad?

A lo lar­go de mi vida he vivi­do en muchí­si­mas ciu­da­des: Bar­ce­lo­na, Lon­dres, París, Tán­ger… Todo lo que vi y apren­dí en cada una de ellas me lle­vó a inte­re­sar­me cada vez más por la ciu­dad, por cómo fun­cio­na­ba el sis­te­ma urbano euro­peo. Poco a poco fui cen­trán­do­me más en la ciu­dad de Valen­cia, por­que en el siglo XV nues­tra ciu­dad era con­si­de­ra­da una de las diez mejo­res ciu­da­des euro­peas. Para mí la ciu­dad es el obje­to más impor­tan­te del genio occi­den­tal. A pesar de que duran­te muchos años me dedi­qué a la pla­ni­fi­ca­ción urba­na, comen­cé a ale­jar­me de lo numé­ri­co y me dedi­qué a escri­bir sobre la ciu­dad.

¿Qué opi­na de nues­tra ciu­dad?

Lo mejor de nues­tra ciu­dad se encuen­tra en el siglo XV. La puer­ta de la ciu­dad, la capi­lla de los Domi­ni­cos, la Lon­ja… en este siglo Valen­cia pasa a ser una de las ciu­da­des más impor­tan­tes de Euro­pa. Cuan­do comien­zo a inte­re­sar­me por la ciu­dad, pro­cu­ro ver cómo Valen­cia con­tri­bu­ye a esa Euro­pa mag­ní­fi­ca del siglo XV. Valen­cia era, y sigue sien­do, una ciu­dad pre­cio­sa, de las más boni­tas de Espa­ña, el pro­ble­ma es que siem­pre ha teni­do muy mala pren­sa, por­que de cara al exte­rior solo se ha ense­ña­do la Espa­ña sim­pá­ti­ca del Porom­pom­pe­ro.

Tam­bién somos muy cono­ci­dos por nues­tras fies­tas popu­la­res…

En mi opi­nión las Fallas han deja­do de ser popu­la­res, ade­más de que cues­tan un dine­ral. Pero aun­que me parez­can abu­rri­das, por­que aho­ra hay Fallas en todas par­tes, he de reco­no­cer que tam­bién tie­nen cosas bue­nas. En pri­mer lugar es que son aso­cia­ti­vas y, en segun­do lugar, es que los tra­jes han mejo­ra­do nota­ble­men­te. Las muje­res han toma­do como mode­lo el esti­lo roco­có fran­cés, los hom­bres con­ti­núan sien­do más rura­les.

¿Y los moros y cris­tia­nos?

Los moros y cris­tia­nos me pare­cen un abso­lu­to car­na­val. En el año 2008 reali­cé una cabal­ga­ta cívi­ca, tra­je más de cien caba­llos, tra­jes y arma­du­ras de la épo­ca. Tra­ba­jé lite­ral­men­te como un burro para hacer una recrea­ción his­tó­ri­ca. Qui­se traer el reta­blo de El Cen­te­nar de la Plo­ma, ubi­ca­do en el Vic­to­ria and Albert Museum de Lon­dres, con la mala for­tu­na de que me atro­pe­lló un taxi. Aho­ra muchos se que­jan por­que cos­tó mucho dine­ro. Si real­men­te quie­res hacer una cabal­ga­ta que merez­ca la pena, no pue­des hacer­la con tres pese­tas… Cuan­do me juz­gan por el dine­ro que se invir­tió siem­pre con­tes­to lo mis­mo: usted con tres veces más no lo hubie­ra hecho igual de bien. Así que nun­ca me he con­si­de­ra­do un hom­bre de par­ti­do. Tra­ba­jé en la épo­ca del PP no tenien­do abso­lu­ta­men­te nada que ver con él. Nun­ca miro quién gobier­na, por­que las cosas no hay que hacer­las por un par­ti­do, hay que hacer­las por tu país, por tu tie­rra.

Háble­nos de su paso por la Aca­de­mia Valen­cia­na de la Len­gua

La Aca­de­mia Valen­cia­na de la Len­gua hace un gran papel en nues­tra comu­ni­dad y ha actua­do como un ente nor­ma­ti­vi­za­dor. Siem­pre ha bus­ca­do un con­sen­so entre los valen­cia­nos y ha ela­bo­ra­do muchí­si­mos tra­ba­jos, entre los que des­ta­can el Dic­cio­na­rio y la Gra­má­ti­ca. Sin embar­go, hacen fal­ta escri­to­res. Está muy bien que ten­ga­mos buró­cra­tas, lin­güis­tas y filó­lo­gos, pero una len­gua se hace sóli­da cuan­do tie­ne bue­na pro­sa. Hace tiem­po escri­bí jun­to a Damià Mollà De Impu­ra Natio­ne, don­de pre­ten­día­mos bus­car el con­sen­so entre valen­cia­nos. Curio­sa­men­te en esa épo­ca, en la que gober­na­ba el PP, hubo más con­cor­dia. Deci­die­ron ele­gir a un con­se­ller de cul­tu­ra razo­na­ble como Fer­nan­do Villa­lon­ga. Es una pena que Fer­nan­do no ten­ga el peso que mere­ce en Valen­cia.

Cuén­te­nos en qué está tra­ba­jan­do aho­ra

Actual­men­te me dedi­co a escri­bir nove­las. Comen­cé a escri­bir una vez pasa­do el perio­do de expo­si­cio­nes. La pri­me­ra que publi­qué fue Escacs de mort, la his­to­ria trans­cu­rre en el Nápo­les del siglo XV. Des­pués de escri­bir sobre la épo­ca dora­da, paso a una épo­ca de con­flic­to con la nove­la El tinent anglés, que ha fun­cio­na­do muy bien. Mi edi­to­rial está aho­ra mis­mo con el edi­ting de la segun­da par­te, mien­tras que yo estoy total­men­te cen­tra­do en la ter­ce­ra.

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