Lo nue­vo de ZETA es una clá­si­ca Pale Ale en su ver­sión ame­ri­ca­na. Una rece­ta a base de la afa­ma­da mal­ta páli­da Maris Otter, de ori­gen inglés, com­bi­na­da con la poten­cia de dos lúpu­los ame­ri­ca­nos como el Cas­ca­de y el Mosaic. El resul­ta­do es la Mala­broc­ca, una cer­ve­za de alta fer­men­ta­ción y baja gra­dua­ción alcohó­li­ca, fácil de beber, seca, refres­can­te, con tonos a cereal, nuez y galle­ta carac­te­rís­ti­cos de la Maris Otter y, en aro­ma, las pode­ro­sas notas cítri­cas de los lúpu­los ame­ri­ca­nos.

Mala­broc­ca se pre­sen­tó en Valen­cia en Las Cer­ve­zas del Mer­ca­do by BWK. El espa­cio, ubi­ca­do en la plan­ta baja del emble­má­ti­co Mer­ca­do de Colón, ha con­fi­gu­ra­do toda una sema­na con lo mejor del catá­lo­go de ZETA en sus gri­fos. Ocho de los gran­des éxi­tos cer­ve­ce­ros de los valen­cia­nos (Hell, Hop, Zen­dra, Nublar…) ser­vi­dos en barril, pre­si­di­dos por la nue­va Mala­broc­ca, que has­ta el 23 de noviem­bre, ven­drán acom­pa­ña­dos por los mejo­res mon­ta­di­tos de la casa: la clá­si­ca titai­na del Caban­yal, espen­cats, chis­to­rras, sal­mo­re­jo con caba­lla, ensa­la­di­llas… Una sema­na gran­de de “Zele­bra­ción” para con­me­mo­rar la lle­ga­da de un esti­lo tan clá­si­co, tan entron­ca­do en la matriz cer­ve­ce­ra como el Pale Ale.

El nom­bre de Mala­broc­ca no es casual. Se tra­ta de un corre­dor en la Ita­lia de la post­gue­rra, que has­ta se escon­día en los bares para lle­gar el últi­mo, pues la “maglia negra” supo­nía una retri­bu­ción eco­nó­mi­ca. Pero los que no se escon­die­ron para diver­tir­se en la pre­sen­ta­ción de esta nue­va cer­ve­za valen­cia­na fue­ron 4 gran­des ciclis­tas: Qui­que Gutié­rrez, segun­do en el Giro en 2006 y en gran­des vuel­tas; Ángel Case­ro, gana­dor de la vuel­ta a Espa­ña y de muchas más entre el 95 y el 2005; Ste­fano Gar­ze­lli, tam­bién gana­dor del Giro en el 2000 o Fran­cis­co Bení­tez e Iván Herre­ro, todos corre­do­res de gran­des vuel­tas inter­na­cio­na­les. Acom­pa­ñán­do­les: el Dr. Mira y Sil­via Par­do, Juan Car­bo­nell, Paco Valls, Txe­ma Millán, Ximo Ber­lan­ga o la pin­to­ra Vir­gi­nia Kelle y la direc­to­ra de la Fun­da­ción Caña­da Blanch, Pau­la Sán­chez.

Pocos esti­los de cer­ve­za se aso­cian tan­to a una geo­gra­fía como las Pale Ale a las Islas Bri­tá­ni­cas. Es emble­ma entrar a cual­quier pub y cal­zar­se una pin­ta sin pes­ta­ñear a tem­pe­ra­tu­ra de bode­ga. El gus­to fru­tal, lige­ra­men­te amar­go y la baja car­bo­na­ta­ción. El ser­vi­cio des­de los clá­si­cos y tra­di­cio­na­les cask que impul­san manual­men­te la cer­ve­za del barril a la copa… Toda una colec­ción de par­ti­cu­la­ri­da­des que for­man par­te de la cos­mo­go­nía mis­ma de la cer­ve­za.

Las Pale Ale son bebi­bles, refres­can­te y car­ga­das de tra­di­ción. Garan­tes de la famo­sa y ansia­da drin­ka­bi­lity y pre­cur­so­ras de todo el aba­ni­co de cer­ve­zas amar­gas y lupu­la­das que vie­nen cau­san­do furor en las últi­mas déca­das. Con este nue­vo esti­lo, la fábri­ca con sede en Albo­ra­ya recu­pe­ra la mira­da sobre una fami­lia de cer­ve­zas con poca inci­den­cia en su catá­lo­go (cons­te­la­do de cer­ve­zas de baja fer­men­ta­ción), que por pri­me­ra vez, esta­rá acce­si­ble y ser­vi­do en barril bajo un mis­mo espa­cio tan cer­ve­ce­ro como Las Cer­ve­zas del Mer­ca­do.

Vol­ver a la Pale Ale más clá­si­ca es virar hacia la fami­lia de cer­ve­zas que, con segu­ri­dad, ha des­per­ta­do en una legión de con­su­mi­do­res el ger­men del cono­ci­mien­to cer­ve­ce­ro. Mala­broc­ca es un home­na­je, sin ton­te­rías ni aña­di­dos, a los ini­cios de la cer­ve­za craft. Una rece­ta que nace de la cola­bo­ra­ción de ZETA con la cer­ve­ce­ría madri­le­ña El Pedal, ubi­ca­da en Lava­piés, que tam­bién explo­ra la ela­bo­ra­ción bajo el nom­bre de Cer­ve­za Sin Freno, y se incor­po­ra a la línea de cer­ve­zas cola­bo­ra­ti­vas de los de Albo­ra­ya, las Bre­wing With Bros Series.

El nom­bre y la eti­que­ta de esta Ame­ri­can Pale Ale se ins­pi­ran en el uni­ver­so de las dos rue­das, rin­dien­do tri­bu­to a uno de los pri­me­ros gran­des mitos del ciclis­mo: Lui­gi Mala­broc­ca. Corre­dor entu­sias­ta de la déca­da de los 40, sin nin­gu­na gran vic­to­ria en su pal­ma­rés, la fama alcan­zó a Mala­broc­ca por sus enco­na­das luchas por la maglia nera del Giro de Ita­lia. Una dis­tin­ción pri­mi­ti­va (remu­ne­ra­da, ade­más), que acre­di­ta­ba, por enton­ces, como últi­mo cla­si­fi­ca­do de la Gran Vuel­ta ita­lia­na.

(Fotos de Con­sue­lo Cham­bó)

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