La hostelería y el turismo empiezan a reactivarse con la desescalada progresiva prevista para las próximas semanas. No obstante, este sector, que supone el 15% del PIB y el 14% del empleo, ha sufrido ya graves pérdidas este año que será muy complicado contrarrestar. Aún así, el secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, prefiere ser optimista e insta a la unidad de las instituciones y de la sociedad para ayudar a reflotar un sector que “siempre lo ha dado todo y no ha pedido casi nada”.
El turismo será de los últimos sectores en volver a la llamada nueva normalidad. ¿Cómo cree que será una vez vuelva a reactivarse?
Será un regreso al compás de las decisiones de la autoridad sanitaria. El guion lo marca durante este tiempo Sanidad, lo fundamental es que asumamos con disciplina y responsabilidad lo que indiquen, que nos garantice la seguridad. Ese es el patrón que nos debe guiar. Para el turismo, por sus particularidades, la necesidad de la movilidad, de viajar, del encuentro, del intercambio y la experiencia, este virus ha supuesto la tormenta perfecta para golpear la esencia del sector. Ahora hay que ver cómo evolucionan los protocolos de desescalada, qué suponen al compatibilizar el retorno gradual de la actividad con la seguridad. Será un año complejo y difícil y también será diferente en función de cada modelo de negocio turístico.
¿Qué subsectores serán los más perjudicados y cuáles podrán recuperarse antes?
Será más factible todo aquello que tenga que ver con la baja densidad, la poca masificación… espacios rurales, experiencias minimalistas… Nuestra comunidad es un territorio diverso donde conviven en un acertado equilibro modelos turísticos de diversa índole. Las experiencias desmasificadas pueden tener en este momento una oportunidad. Aquellas experiencias al aire libre, de poca densidad y poco riesgo tendrán un regreso más puntual o precoz. Pero insisto en que habrá que conciliarlo todo muy bien con los protocolos de seguridad y sanidad. Sería un error cometer un traspiés y volver a la casilla de salida por un exceso de anticipación. Debemos tener esperanza y optimismo y pensar que cada día estamos más cerca de la vacuna y de poder regresar a cierta normalidad.
¿Se trata, por tanto, de incentivar la conciencia general?
El problema es de todos y la solución es de todos. Esta es una regla que nos tenemos que grabar a fuego. Saldremos juntos. Será la responsabilidad social la que mitigará y acorralará al virus. Los hallazgos de sanidad serán vitales, pero también la puesta en escena colectiva, y eso incluye al sector turístico.
Ya se perdieron las temporadas de Fallas y Semana Santa, y hay serias sombras sobre la veraniega…
La contracción de la demanda ha sido tan fuerte que hemos pasado de un febrero que era tal vez el mejor de la serie histórica, a un parón total. Esta pandemia nos pilló en un momento dinámico y muy interesante. La lucha por la rentabilidad o la desestacionalización eran retos que nos habíamos propuesto y el sector los estaba sacando bastante bien. Por tanto, el freno de mano ha sido brutal. Las pérdidas y la caída han sido enormes. Este 2020 será muy complejo y de lo que se trata es de resistir y evitar la pérdida del tejido empresarial. El turismo puede vivir sin un secretario autonómico de Turismo y sin otras cosas, pero no puede hacerlo sin las empresas, grandes y pequeñas, sin los proyectos e ideas que toman cuerpo en empresas. Hay que evitar que caigan. Debemos aplicar sacrificio y disciplina para poder regresar, cuando se den las condiciones, de la mejor manera posible. Es un periodo de resistir con los dientes apretados y con todas las herramientas que se pueda en forma de ventajas fiscales, financieras…
“El turismo puede vivir sin un secretario autonómico y sin otras cosas, pero no puede hacerlo sin las empresas, grandes y pequeñas. Hay que evitar que caigan”.
¿Qué medidas han tomado desde la Generalitat y cuáles han solicitado o solicitarán al Gobierno de España o a Europa?
Tiene que ser una estrategia multinivel, toda la arquitectura institucional se tiene que comprometer, tanto ayuntamientos, diputaciones, el Estado y será fundamental que Europa, desde arriba, brinde cobertura porque los estados como España están poniendo encima de la mesa muchos recursos. Hay que alinear todas las estrategias. La Generalitat ha puesto ya instrumentos que, junto a otros y mantenidos en el tiempo, darán resultados, pero ninguna medida por sí sola resuelve gran cosa. Aparte de no cancelar ninguna de las líneas de ayuda para 2020, desde la Generalitat Valenciana hemos articulado una línea de ayuda directa a pymes, autónomos, agencias de viaje y festivales no condicionada a nada, sino para ayudar a resistir en los gastos fijos que tienen. Consta de 6 millones y medio de euros y esto los hemos añadido a las líneas de ayuda ya previstas que no hemos cancelado. La medida está destinada, sobre todo, a aquellas empresas que ya habían demostrado ser proactivas en la defensa de programas, que habían participado en Crea Turisme y en otros programas y se habían comprometido en la cualificación y la excelencia…
Por otra parte, desde el Instituto Valenciano de Finanzas también se está apoyando a los autónomos y pymes. La conselleria de Economía también lanzó varias propuestas, la cuestión es que las diversas administraciones deben colaborar y cooperar. El turismo nos ha llevado a ser lo que somos en PIB, empleo, economía, riqueza, vertebración territorial, siempre pidiendo muy poco y dándolo casi todo. Supone el 15% del PIB, el 14% del empleo, pero es mucho más que eso, porque la cantidad de innovación que estimula, de efecto multiplicador en otros sectores, incluso en la industria, es enorme. Insisto, es un sector que nunca ha pedido casi nada y siempre lo ha dado todo. No puedes permitir que la locomotora descarrile porque el resto de carriles van detrás. Por tanto, hay que apoyar a la locomotora. Apoyar ahora al turismo es un deber económico y también de carácter moral por todo lo que ha generado al resto de economía y a la sociedad. Todo el mundo se debe sentir concernido en ello con medidas de tipo financiero, laboral, fiscal, de promoción…
“Apoyar ahora al turismo es un deber económico y también de carácter moral por todo lo que ha generado al resto de economía y a la sociedad”.
La hostelería solicita medidas como permitirles aumentar el espacio de sus terrazas para compensar la reducción de aforo debido a las medidas de distanciamiento social. ¿Deberían facilitarse estas medidas de forma generalizada?
Entiendo que estas cosas requieren consensos, pero estoy absolutamente a favor de estudiarla con la máxima empatía con el sector. Hay que tener comprensión y flexibilidad en esta cuestión. Entre otras cosas, por el mismo razonamiento que comentaba anteriormente, por esa deuda contraída con el turismo que hemos de comenzar a devolver. Hay que fomentar la flexibilidad y todo lo que suponga una oportunidad, siempre dentro del marco de la ley, es positivo. Estoy a favor de esa medida y de cuantas sean necesarias mientras vivamos en este “mientras tanto”.
¿Cómo se puede ayudar a los hoteles y a otros negocios similares de alojamiento?
Existen varias opciones. En este “mientras tanto”, del que hablaba, como aplazar la fiscalidad, los alquileres, el tema de las hipotecas debería repensarse, prolongarse los Erte cuanto tiempo sea necesario hasta el regreso de la actividad… En esto de viajar y del turismo las cosas no funcionan como un dogma. No se puede decir: cuando se acabe el Estado de Alarma ya está todo solucionado. Entran en juego muchas variables, la apertura del espacio aéreo, el pico de la curva en diversos países… hay una asimetría tan grande que es muy complicado. El hecho de que llegue un turista depende de muchos factores. Aquí peleamos con la vacuna del virus y contra el miedo, conciliar todo esto no es fácil. Al hotel se le ayuda trabajando, conseguir que entren clientes, pero, mientras tanto, hay medidas como los Erte, la fiscalidad, dispensas fiscales, renegociar deudas… Los bancos, que todo este país rescató cuando lo necesitaron, ahora deberían dar la cara y ayudar a la sociedad y a la economía, en especial al sector turístico. Deben dar un paso al frente. Ese sistema bancario debe alinearse con todo lo que comentaba antes, porque estamos en deuda con el sector turístico. Hay que tener en cuenta que si gripa la locomotora caerán otros sectores, por tanto, salvarla, apostar por el caballo ganador y que este vuelva a competir y ganar carreras será fundamental y con ello nos irá mejor a todos.
“Los bancos, que todo este país rescató cuando lo necesitaron, ahora deberían dar la cara y ayudar a la sociedad y a la economía, especialmente al sector turístico”
A pesar del cierre obligado, durante estas semanas ha habido hoteles que han ofrecido sus instalaciones a los sanitarios, restaurantes que han elaborado y repartido comida solidaria… ¿Le ha sorprendido esta reacción?
Me consta que desde el minuto cero se fomentaron todo tipo de iniciativas solidarias. También nuestros centros de formación están colaborando con la ONG World Central Kitchen (WCK), del chef José Andrés, que lleva muchos años afincado en EEUU y es un influencerglobal. Están haciendo una gran labor solidaria. Pero hay muchos ejemplos solidarios de restaurantes, chefs, proveedores, así como hoteles medicalizados, otros que ofrecen sus habitaciones, de forma gratuita, a sanitarios, así como los hoteles refugios para transportistas que permanecen abiertos… Se están dando grandes gestos de solidaridad en el sector.
¿Cree que lo estará, a partir de ahora, la ciudadanía con ellos? Es decir, en un escenario con una movilidad muy reducida, tendrán que ser los autóctonos los que tiren del carro.
Circula un vídeo de unos publicistas que es como el mapamundi pero a escala española que es muy revelador. A escala de la Comunidad Valenciana, hay que tener claro que este será nuestro primer mercado turístico a disposición. Hay que hacer un esfuerzo de dinamización, de consumir lo nuestro y de redescubrir nuestra Comunidad. Hay que estimular el mercado autonómico. Por otra parte, el 51% de nuestro mercado nacional es valenciano, así que ya es una fuente y un potencial enorme, pero tenemos que profundizar en él. Yo mismo, que normalmente no paro de recorrer la Comunidad, me doy cuenta de que ésta no es una foto fija. No se trata ya de descubrir, sino de redescubrir, porque en los últimos años, gracias al esfuerzo de muchos, se han dado muchos cambios, se han abierto nuevos negocios de hostelería, se han rehabilitado monumentos, es un transformar permanente… Hay una propuesta de ocio muy diversa y cambiante que merece la pena redescubrir. Estoy seguro de que mucha gente se quedará maravillada, otra vez, de viajar por su propia Comunidad.
En los últimos días surgieron ciertas tensiones con Mónica Oltra por las declaraciones de la vicepresidenta del Consell en las que indicaba que tal vez habría que cambiar el modelo turístico de masas. ¿Cuál cree que es el camino que debe seguir el sector a partir de ahora?
La Comunidad Valenciana es un espacio de enormes diversidades, en el que conviven en un ponderado equilibrio diversos modelos turísticos. He hablado con mucha gente, como siempre, pero más ahora, tal vez: Existen todo tipo de experiencias posibles, urbanas, rurales, culturales.., es un modelo desescalable y modulable. Nos tiene que unir la persecución de la calidad, la excelencia, la mejora capital humano… Nuestro modelo está definido en la Ley de Turismo Ocio y Hospitalidad de 2018, no es algo que nos inventemos. Nuestro relato de lo que queremos ser lo tenemos aplicado en ley. Es, además, la última ley en España sobre turismo y está inspirada en el código ético del turismo, la sostenibilidad, los ODS… Siempre habrá que repensar cuestiones, aplicar el conocimiento, mejorar el capital humano, apostar por la gobernanza participativa… y Mónica Oltra habló de ello también en su intervención. Creo que en el concepto de turismo de masas hay un error de percepción. Hay que tener en cuenta que el hecho de que la gente haga turismo es una de las grandes conquistas de la humanidad desde la segunda mitad del siglo XX. Que las clases medias y trabajadoras hayan podido hacer turismo es sensacional, cada vez hay que tener más calidad, es cierto, pero esto es compatible con el turismo. Usar el concepto turismo de masas de un modo despectivo no es correcto.
“En el concepto de turismo de masas hay un error de percepción. Que la gente haga turismo es una de las grandes conquistas de la humanidad desde la segunda mitad del siglo XX”
¿Puede ser una buena oportunidad para desestacionalizar, así como para fomentar el turismo de interior y dar vida a las poblaciones más pequeñas y rurales?
Ya habíamos activado 20 planes de gobernanza turística en 20 mancomunidades de interior, junto con las diputaciones. El desarrollo del turismo rural es una cuestión de vertebración territorial y de esperanza, y ahora más todavía. Es cierto que ahí se abre una oportunidad, pero hay que hacerlo con cabeza y con capacidad de planificación.
Fue alcalde de Benicàssim hasta en tres ocasiones, ¿cómo afectará esta crisis a las ciudades que son eminentemente turísticas?
Que salgamos de ésta es una cuestión de tiempo. Pero, como decía anteriormente, lo que más me preocupa es que resistamos, que se mantenga el tejido empresarial. Las personas, los negocios familiares, las pymes, son las que, construyendo sus ideas, aportan valor. Son los que construyen ese aliciente turístico a elementos como las playas, el clima, los espacios naturales… luego está el talento de la gente en forma de empresas, de proyectos e ideas. En esta travesía, que éstos resistan es lo más importante. Luego nos quedará la gran lección de la fragilidad, de la importancia de transmitir seguridad y de que elementos como contar con un modelo sanitario fuerte son una garantía fundamental. Espero que esa lección la hayamos aprendido bien y que construyamos en nuestra marca el concepto de la seguridad en todos los sentidos: alimentaria, sanitaria… la marca turística es aquello que vive en la intención del mercado y de la gente, y preservarla será muy importante. No sé lo que nos durará esta cura de humildad, vamos a ver la memoria lo frágil que es.
Usted es doctor en Filosofía, ¿qué podemos aprender de ella para superar situaciones tan complicadas como esta?
Dos cuestiones fundamentales. Una sería la importancia de lo público, del hecho social de que una cosa es el respeto cultural al individuo, que es una conquista de la modernidad occidental, el de las individuales libertades, pero existe también la necesidad de construir Estados que nos protejan: El concepto de equipo, de una sociedad donde lo público es muy importante, para protegernos y para crear un escudo social porque al final somos muy frágiles. Otra cuestión es avanzar en la globalización y la internacionalización. Se habla mucho ahora del repliegue a lo nacional, pero hay que reconciliar lo local con lo global, porque solo nos salvaremos todos si tenemos en cuenta a todo el planeta. Lo que ocurra en cualquier lugar del mundo es importante; si nos volvemos a cerrar no vamos bien. Pero debe ser una globalización humanizada, en donde la condición humana guíe los propósitos. Es la lección más filosófica de reflexión y pensamiento. Por otra parte, está el tema de la transformación digital. La tecnología y la inteligencia artificial se han constatado como factores fundamentales. De hecho, en la gestión de la crisis cobra tanta importancia el médico como el tecnólogo, las app, los algoritmos, la monitorización de la pandemia… En Asia han logrado combatir este virus así, desde la inteligencia artificial. La aceleración de la transformación digital dará un subidón total, pero no hay que perder la condición humana. El cantautor Silvio Rodríguez dice que la herramienta tecnológica del futuro es el humanismo. Sí a la cuarta revolución industrial, pero hay que ponerle el sesgo humanista a los algoritmos. Hay que aceptar que nos va a pilotar la inteligencia artificial, pero el sesgo humanista tiene que estar ahí.
“Debemos avanzar en la globalización y la internacionalización. Se habla mucho ahora del repliegue a lo nacional, pero hay que reconciliar lo local con lo global, solo nos salvaremos todos si tenemos en cuenta a todo el planeta”.
¿Qué le diría, a modo de eslogan, a un turista internacional que pueda leer esta entrevista?
Que le esperamos para volver a hacerle feliz, que le esperamos seguros, para que redescubra la felicidad y que nos retenga en sus afectos, porque volveremos a ser una fábrica de felicidad y de emociones. Estoy convencido de que al turismo le espera un porvenir bueno; la gente necesitará viajar, romper con sus rutinas, tener vacaciones. El concepto del viaje seguirá fluyendo.
¿Y a un turista nacional y, sobre todo, regional o local?
Que consuma Comunidad Valenciana porque así se ayudará a él mismo y a toda la sociedad; que la redescubra, porque aquí lo puede encontrar todo y puede colmar sus ganas de felicidad, de reconectar con la vida, estando aquí.
“Al turista internacional le diría que nos retenga en sus afectos porque volveremos a ser una fábrica de felicidad y de emociones. Y al local, que redescubra su Comunidad porque así se ayudará a sí mismo y a la sociedad”.
Y usted, acostumbrado a viajar continuamente por su trabajo, ¿cómo está viviendo el confinamiento?
Mitad en la angustia y mitad en la esperanza; no hay que perderle la cara al futuro. Debemos construir siempre el relato optimista de la vida y de un sector tan importante como es el turismo. Un pie, el que va por delante, está en la esperanza, trato de vivirlo así y de militar en el optimismo.
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