La ONG valenciana ha distribuido más de 42 toneladas de ayuda, gracias a sus cien voluntarios, en las zonas más afectadas.
La ONGD Esperanza Sin Fronteras (ESF) ha demostrado una vez más su compromiso con la ayuda humanitaria, esta vez en respuesta a la devastadora catástrofe que tuvo lugar el 29 de octubre de 2024, cuando una DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) afectó gravemente a varias localidades. Su presidente, Fernando Darder, relató cómo la organización, junto con la Fundación Mama de Plutón, se movilizó rápidamente para atender las necesidades urgentes de miles de familias afectadas.
Los voluntarios de ESF se distribuyeron en diferentes grupos de apoyo, enfocándose en los municipios de Chiva, Catarroja y Sedaví. Anais Darder, directora de la Fundación Mama de Plutón, destacó la dificultad de atender a todos los afectados, mientras su equipo trabajaba incansablemente coordinando el desalojo de troncos, coches y el barro que habían inundado por completo el colegio Larrodé de Catarroja.
Fernando Darder compartió su experiencia personal al intentar llegar a Sedaví, describiendo el caos y la devastación que encontró en su camino. A pesar de que su hogar también había sufrido daños importantes, se sintió impulsado de inmediato por su cargo en ESF y gran experiencia como Cooperante y técnico en catástrofes. Su meta inmediata era cumplir con su deber cívico y ayudar a los afectados. Con un 4x4, se aventuró por campos de olivos y Viñedos inundados, evocando recuerdos de otras tragedias, como el tsunami de Asia en 2004.
A medida que la situación se desarrollaba, se movilizaron más de 35 voluntarios en Sedaví y 40 en Chiva, con el apoyo de Protección Civil de Macastre y otros equipos de voluntarios. En total, se lograron distribuir más de 42 toneladas de ayuda humanitaria de emergencia lo que demuestra el poder de la solidaridad en momentos de crisis.
Fernando Darder expresó su orgullo por la respuesta comunitaria ante uno de los desastres más graves en la historia de España. A pesar del dolor y la devastación, confía en que la solidaridad de millones de personas ayudará a la comunidad a levantarse y superar esta tragedia. Su mensaje final refleja un sentimiento de esperanza: aunque el camino es largo y difícil, la unidad y la generosidad pueden traer alivio y reconstrucción
Los kilómetros se hacían interminables, el caos era y sigue siendo infernal, pero en ese momento lo principal era llegar a las zonas y poder ubicar los espacios para poder almacenar y después distribuir ordenadamente todo el material donado.
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