La dise­ña­do­ra valen­cia­na ha pre­sen­ta­do su colec­ción para el pró­xi­mo año en el mar­co de Día Mági­co by FIMI, la úni­ca feria espe­cia­li­za­da en moda de comu­nión y cere­mo­nia que tie­ne lugar en Feria Valen­cia has­ta el 6 de mayo. En su opi­nión, “los tra­jes de mari­ne­ro no son solo para los chi­cos”.

Solo podía ser ella. Des­pués de incor­po­rar el vaque­ro a la cere­mo­nia, de pro­po­ner el lino para reci­bir el sacra­men­to, de con­se­guir la comu­nión reci­cla­ble o en tres pie­zas y de pro­pul­sar la ver­sión en cor­to, lle­ga el momen­to de ves­tir­las a ellas de mari­ne­ro. Y no lo hace de un modo trans­gre­sor, sino con esti­lo, como todo lo que vie­ne toca­do por la mano de Hor­ten­sia Mae­so. Así, las muje­res se con­vier­ten en las capi­ta­nas de un bar­co que nave­ga entre la moda y el esti­lo. Sin olvi­dar uno de los argu­men­tos de peso: el del Géne­sis. Es la vuel­ta a la natu­ra­le­za, al prin­ci­pio.

Esta es la pre­mi­sa de la últi­ma colec­ción de la dise­ña­do­ra valen­cia­na, com­pues­ta de tra­jes esti­lo mari­ne­ro tan­to para niños como para niñas. Cuer­das blan­cas deco­ran la peche­ra, vue­lo en los bajos de las cami­sas y boto­nes de ancla. Mari­ne­ro para ellos, pero no el mis­mo que para ellas. Con los mari­ne­ros feme­ni­nos, la dise­ña­do­ra res­pon­de retó­ri­ca­men­te a la pre­gun­ta: ¿si los pan­ta­lo­nes lle­van años en los arma­rios feme­ni­nos por qué no van a tener un hue­co en el mun­do de la comu­nión?

Sus pan­ta­lo­nes baggy sí que viven de la calle. Han sor­bi­do la ten­den­cia que saca el depor­te a la ace­ra e incor­po­ra los cin­tu­ro­nes que imi­tan las dobles líneas de las pie­zas depor­ti­vas. Ade­más, encon­tra­mos pie­zas de lino en colo­res cla­ros, neu­tros y natu­ra­les. Cami­sas blan­cas que para rom­per la sim­pli­ci­dad se alar­gan en cho­rre­ras y se revis­ten de cha­le­cos negros. Y el algo­dón, como ele­men­to natu­ral­men­te pri­mi­ge­nio.

Los esco­tes, las man­gas y las cin­tu­ras suben y bajan en per­fec­ta armo­nía. Des­ta­can los volú­me­nes carac­te­rís­ti­cos de la fir­ma, naci­dos del tra­ba­jo de mou­la­ge rea­li­za­do por la dise­ña­do­ra sobre el mani­quí de su estu­dio.

Ofre­ce, al mis­mo tiem­po, una alter­na­ti­va a los ves­ti­dos de comu­nión que se pre­sen­tan con el amplio aba­ni­co de for­mas, tex­tu­ras y volú­me­nes carac­te­rís­ti­cos de la fir­ma. Fal­das azul tur­que­sa o cie­lo, según la luz con qué se mire, con luna­res en relie­ve y pun­ti­llas en tonos natu­ra­les que rom­pen la armo­nía. Un pro­ce­so arte­sa­nal que se refle­ja en cada una de las finas capas de tul, bam­bu­la y lino, que con­for­man la colec­ción, y que nos trans­por­tan a un mar­co idí­li­co; don­de ves­ti­dos de ensue­ño con­vi­ven con tra­jes mari­ne­ros de ins­pi­ra­ción mili­tar, dise­ña­dos tan­to para ellos como para ellas.

Des­cu­bri­mos bor­da­dos que nos tras­la­dan al naci­mien­to de las pri­me­ras flo­res; colo­res terro­sos sur­gi­dos de las pri­me­ras mon­ta­ñas, y blan­cos algo­do­na­dos de aque­llas pri­me­ras nubes que cubrie­ron el cie­lo del edén. Ador­nos como redes que van a la deri­va entre lo mari­ne­ro y lo flo­ral, entre el cam­po y el mar, como si la pes­ca no enten­die­ra entre agua y aire. Rafia, yute, cuer­das, flo­res de fiel­tro o cual­quier ele­men­to natu­ral que enri­quez­ca el ves­tua­rio.

Pero no pode­mos olvi­dar que uno de los éxi­tos o mar­ca de la casa de Hor­ten­sia Mae­so es ese “total look” que con­si­gue a tra­vés de los com­ple­men­tos: gorras de lino, alpar­ga­tas con cin­tas de ter­cio­pe­lo y cuer­da (una com­bi­na­ción arries­ga­da, pero cer­te­ra), dia­de­mas de rafia y bugan­vi­llas, capa­zos redon­dos como los que pue­blan los vera­nos jun­to al mar, cru­ci­fi­jos de todos los esti­los, botas de lino y cue­ro tan­to para niñas como para niños…

El resul­ta­do es una colec­ción Made in Spain lle­na de fuer­za y posi­bi­li­da­des, que real­za la per­so­na­li­dad y el caris­ma de cada niño y niña, que bus­ca sen­tir­se úni­co y espe­cial. Una colec­ción veni­da del ori­gen de los tiem­pos a enfren­tar las nece­si­da­des del pre­sen­te, con el len­gua­je que mejor domi­na la dise­ña­do­ra valen­cia­na, el de la moda.

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