La clí­ni­ca nutri­cio­nis­ta Nutt, que diri­ge Eli­sa Esco­rihue­la, cum­ple diez años. Y como la oca­sión la mere­ce tie­ne pre­vis­to cele­brar­lo este miér­co­les 15, a las 19 horas, en el Umbrácu­lo del Jar­dín Botá­ni­co, con un acto que reu­ni­rá a ami­gos y per­so­nas vin­cu­la­das al pro­yec­to duran­te esta déca­da. Una peque­ña fies­ta en la que no fal­ta­rá un vino y sobre todo una pro­pues­ta culi­na­ria salu­da­ble.

Cien­cia y gas­tro­no­mía son las dos gran­des pasio­nes de Esco­rihue­la. La pri­me­ra vez que entró en una coci­na tenía unos ocho años. Des­de enton­ces no ha deja­do de coci­nar y de per­fec­cio­nar esta afi­ción asis­tien­do a múl­ti­ples talle­res y cur­sos impar­ti­dos por los más gran­des, como Ferran Adrià. La cien­cia, por su par­te, le lle­vó a estu­diar Far­ma­cia, pro­fe­sión que ejer­ció duran­te años has­ta que un día deci­dió fun­dir ambas pasio­nes.

El nutri­cio­nis­mo, en el que se intro­du­jo a tra­vés de un más­ter de la Uni­ver­si­tat de Valen­cia, fue el pun­to de encuen­tro. A par­tir de ese momen­to, Eli­sa Esco­rihue­la tuvo cla­ro que que­ría hacer de esta fusión una for­ma de vida. El resul­ta­do fue la clí­ni­ca Nutt.

“Enton­ces mucha gen­te ni sabía lo que era un nutri­cio­nis­ta”, recuer­da Esco­rihue­la. No es extra­ño que muchos con­si­de­ra­ran una locu­ra aquel pro­yec­to que, ade­más, pre­ten­día cam­biar por com­ple­to la rela­ción entre el pro­fe­sio­nal y el pacien­te. “Yo que­ría rom­per la barre­ra que exis­te entre el pacien­te y el espe­cia­lis­ta, hacer­la más diver­ti­da. Así que pen­sé que en lugar de reñir al pacien­te en la con­sul­ta era mejor atraer­le a la coci­na a tra­vés de pla­tos diver­ti­dos”, seña­la.

En estos años han cam­bia­do muchas cosas, empe­zan­do por el mayor reco­no­ci­mien­to que hoy tie­ne el nutri­cio­nis­ta. Tam­bién el per­fil de los pacien­tes que acu­den a la clí­ni­ca Nutt ha evo­lu­cio­na­do: si en un prin­ci­pio lle­ga­ban a la clí­ni­ca para con­se­guir per­der peso, hoy bus­can en la nutri­ción clí­ni­ca solu­cio­nes para dife­ren­tes pato­lo­gías, como las into­le­ran­cias.

Igual­men­te, el tra­ba­jo de Eli­sa Esco­rihue­la se ha diver­si­fi­ca­do en esta déca­da. Aho­ra com­pa­gi­na su labor clí­ni­ca con la docen­cia en cur­sos espe­cia­li­za­dos de la Uni­ver­si­tat de Valen­cia o la Uni­ve­si­dad Juan Car­los I. Pero no solo, des­de hace tiem­po se ha con­ver­ti­do en un refe­ren­te en la divul­ga­ción del nutri­cio­nis­mo en los medios de comu­ni­ca­ción.

En la actua­li­dad, Esco­rihue­la ya pien­sa en nue­vos retos. Entre ellos, acer­car la nutri­ción al mun­do del tra­ba­jo y la empre­sa. Pero antes, este miér­co­les, será el momen­to de una para­da y un reen­cuen­tro con los ami­gos para vol­ver la vis­ta atrás a estos diez años de un pro­yec­to que sur­gió como una peque­ña locu­ra.

Comparte esta publicación

amadomio.jpg

Suscríbete a nuestro boletín

Reci­be toda la actua­li­dad en cul­tu­ra y ocio, de la ciu­dad de Valen­cia