La valenciana Químicas Tamar lidera el mercado global de productos para piscinas

La fir­ma acu­mu­la 25 años de expe­rien­cia en el sec­tor, en el que es un refe­ren­te

Vis­ta gene­ral del exte­rior de la sede de Quí­mi­cas Tamar en Esti­ve­lla (Valen­cia).

 

Con una capa­ci­dad pro­duc­ti­va de 9.000 tone­la­das anua­les, de las cua­les más de 3.500 tone­la­das son deri­va­dos del clo­ro sóli­do, la com­pa­ñía ha logra­do expor­tar a más de 50 paí­ses, inclu­yen­do des­ti­nos tan diver­sos como Ara­bia Sau­dí, Esta­dos Uni­dos, Cana­dá, Aus­tra­lia y Nue­va Cale­do­nia.

La empre­sa valen­cia­na Quí­mi­cas Tamar, con sede en Esti­ve­lla (Valen­cia), se ha con­so­li­da­do como una de las prin­ci­pa­les fabri­can­tes de pro­duc­tos para el man­te­ni­mien­to de pis­ci­nas a nivel mun­dial.

Con más de 25 años de expe­rien­cia en el sec­tor, Quí­mi­cas Tamar ha supe­ra­do los retos que supo­ne la estric­ta nor­ma­ti­va sani­ta­ria y medioam­bien­tal de los mer­ca­dos inter­na­cio­na­les. Su CEO, José Mar­tí, ha sido cla­ve en este éxi­to, super­vi­san­do un con­trol de cali­dad rigu­ro­so y des­ta­can­do la inno­va­ción en sus pro­duc­tos. Entre sus desa­rro­llos más avan­za­dos se encuen­tra la Bica­pa 10 Accio­nes, una table­ta que com­bi­na en un solo pro­duc­to un tra­ta­mien­to de cho­que y una regu­la­ción del pH.

Mar­tí seña­ló que este verano fue “bas­tan­te tran­qui­lo en cuan­to a ven­tas nacio­na­les” debi­do a unas tem­pe­ra­tu­ras menos extre­mas que en años ante­rio­res, pero sub­ra­yó que en el mer­ca­do inter­na­cio­nalno para­mos de cre­cer y está sien­do una ver­da­de­ra vorá­gi­ne”. La com­pa­ñía reci­be cons­tan­te­men­te pedi­dos de gran­des volú­me­nes, lo que refle­ja la fuer­te deman­da glo­bal de sus pro­duc­tos.

Ade­más, Quí­mi­cas Tamar se ha adap­ta­do a las exi­gen­cias de sos­te­ni­bi­li­dad, con pro­duc­tos para la con­ser­va­ción de pis­ci­nas en invierno, per­mi­tien­do a sus clien­tes man­te­ner el agua duran­te todo el año y aho­rrar recur­sos hídri­cos. En línea con las polí­ti­cas de eco­no­mía cir­cu­lar, reuti­li­zan mate­ria­les como el car­tón dese­cha­do para fabri­car pas­ti­llas de fue­go eco­ló­gi­cas y reci­clan el clo­ro que no pasa los con­tro­les de cali­dad.

La segu­ri­dad y pre­ven­ción son prio­ri­ta­rias en su pro­ce­so de fabri­ca­ción, espe­cial­men­te al tra­ba­jar con clo­ro en salas de pro­duc­ción refri­ge­ra­das, lo que garan­ti­za pro­duc­tos de alta cali­dad y un entorno labo­ral segu­ro.

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