Lo primero que hay que tener claro, como ya explicábamos aquí, es que reutilizar una mascarilla pensada para un solo uso no es lo ideal y no hay un método respaldado por instituciones científicas o sanitarias para hacerlo.
Aun así, ante la escasez generalizada de este producto que hemos vivido durante las últimas semanas, científicos de varias universidades y centros de investigación estadounidenses, han reunido el conocimiento disponible sobre la desinfección de mascarillas N95 (similares a las que aquí llamamos FFP2 y FFP3) para elaborar una guía lo más eficaz y segura posible, aunque dejan claro en la presentación de la iniciativa que no respaldan ningún procedimiento en concreto, solo han reunido las evidencias disponibles. Puedes consultar toda la información que han publicado aquí.
Hay que tener en cuenta que los datos a los que se refieren no están especialmente enfocados a este coronavirus sino a otros virus similares, así que hay que aplicar con cautela los resultados. Según estos, hay tres modos especialmente prometedores de desinfectar una mascarilla: utilizando radiación ultravioleta, utilizando vapor de agua oxigenada y, como nos habéis preguntado, utilizando calor.
En este sentido y en relación con los microondas, según este preprint publicado el 25 de abril en Medrxiv (que distribuye manuscritos médicos completos, pero no publicados y que aún deben someterse a una revisión por pares), un grupo de investigadores estadounidense ha conseguido desinfectar mascarillas N95 utilizando este electrodoméstico. “Usando recipientes de vidrio, una bolsa de malla, una banda de goma, y un microondas comercial de 1100 W, construimos un medio eficaz, estandarizado y reproducible para descontaminarlas”, indican.
Por otro lado, según este estudio publicado en la revista Annals of Occupational Hygiene, los métodos de descontaminación deben eliminar la amenaza viral, ser inofensivos para el usuario y no comprometer la integridad de los diversos elementos del respirador. Sin embargo, estas premisas no podrían garantizarse en el caso de decantarnos por el microondas como opción de desinfección.
En primer lugar, como ya te contamos aquí, y en caso de tratarse de mascarillas de protección personal (FFP1 o FFP2), aunque el calor inactive el virus sin alterar la capacidad de filtrado, el proceso puede deformar las mascarillas, haciendo que estas no se ajuste bien a nuestro rostro durante el próximo uso y no cumplan correctamente su función.
Además y como apunta a Maldita Ciencia Mónica Berjón Otero, investigadora especializada en Virología y Biología Molecular en el Max Planck Institute for Medical Research (Heidelberg, Alemania), hay que tener cuidado porque algunas mascarillas llevan un pequeño alambre en el interior por lo que se puede causar un accidente. “Por lo tanto, no recomiendo esa manera de esterilizar”.
Tampoco deberían meterse las mascarillas al horno. En este documento de la Universidad de Standford, los autores inciden en que “no se debe usar nada en casa para desinfectar el equipamiento contaminado” y que “por favor, no se calienten las mascarillas en el horno”.
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