Adol­fo Pla­sen­cia, 27 de abril de 2025

Ima­gen  supe­rior: cam­pus del MIT, fren­te a su acce­so prin­ci­pal de Mas­sa­chu­setts Av., con la escul­tu­ra del artis­ta espa­ñol Jau­me Plen­sa dona­da anó­ni­ma­men­te por un ex-alumno del MIT. Foto: Adol­fo Pla­sen­cia

En nin­gu­na de las dis­to­pías ima­gi­na­das por los escri­to­res de cien­cia fic­ción se ha des­cri­to una situa­ción como la que está ocu­rrien­do en el actual momen­to polí­ti­co de EE.UU., en el que pare­ce haber vuel­to a ocu­rrir algo pare­ci­do y de tan infaus­to recuer­do como aque­lla caza de bru­jas del macarthis­ta, entre 1950 y 1956, un epi­so­dio de la his­to­ria de EE.UU. en la que se des­en­ca­de­nó un exten­di­do pro­ce­so polí­ti­co y legal con jui­cios, acu­sa­cio­nes infun­da­das, denun­cias, inte­rro­ga­to­rios, pro­ce­sos irre­gu­la­res y lis­tas negras. Si enton­ces la excu­sa fue­ron las sos­pe­chas acu­sa­to­rias de des­leal­tad, comu­nis­mo, sub­ver­sión o trai­ción a la segu­ri­dad del país, aho­ra, las acu­sa­cio­nes son, entre otras, de anti­se­mi­tis­mo y de wokis­mo, una pala­bra que pro­vie­ne de la expre­sión capi­ta­lis­mo woke, acu­ña­da por el escri­tor Ross Douthat para cali­fi­car a las empre­sas que usa­ban hipó­cri­ta­men­te men­sa­jes pro­gre­sis­tas, para lava­do de su ima­gen cor­po­ra­ti­va. El uso de woke (des­pier­to), sur­gió den­tro de la comu­ni­dad negra de Esta­dos Uni­dos y ori­gi­nal­men­te sig­ni­fi­ca­ba ‘estar aler­ta’ ante la injus­ti­cia racial.

Con esta coar­ta­da, ya en 2020, sec­to­res con­ser­va­do­res y ultra­con­ser­va­do­res de dere­cha y extre­ma dere­cha tan­to en EE.UU. como en otros paí­ses empe­za­ron a usar el tér­mino woke, de mane­ra des­pec­ti­va, den­tro de una bata­lla cul­tu­ral y polí­ti­ca lan­za­da con­tra disi­den­tes, movi­mien­tos e ideo­lo­gías pro­gre­sis­tas, que los actua­les man­da­ta­rios, aho­ra en el poder per­ci­ben gené­ri­ca­men­te como de izquier­da, o como sinó­ni­mo de pro­mo­to­res de medi­das sobre diver­si­dad, equi­dad e inclu­sión (DEI). Sec­to­res a los que el gobierno actual ins­ta­la­do en la Casa Blan­ca ha decla­ra­do, de for­ma atra­bi­lia­ria y surrea­lis­ta, enemi­gos del pro­pio EE.UU. des­de ‘den­tro de casa’.

Es algo que casi resul­ta dis­tó­pi­co en esta socie­dad hiper-tec­­no­­lo­­gi­­za­­da glo­bal, que pare­ce­ría irreal, sino for­ma­ra par­te de la sor­pren­den­te actual reali­dad polí­ti­ca que se impul­sa des­de el pro­pio gobierno de EE.UU., un país que duran­te todo el siglo pasa­do ha sido, y aún sigue sien­do, uno de los más poten­tes sím­bo­los de la demo­cra­cia y de la socie­dad más civi­li­za­da para el mun­do ente­ro; país de aco­gi­da y polo de atrac­ción mun­dial de la mejor inte­li­gen­cia y talen­to cien­tí­fi­co, empre­sa­rial y eco­nó­mi­co. Un Esta­do que ha lide­ra­do has­ta hace muy poco la visión ‘occi­den­tal’ del mun­do como una van­guar­dia demo­crá­ti­ca, des­de la segun­da gue­rra mun­dial. No es ajeno a ello muchas que ins­ti­tu­cio­nes mul­ti­la­te­ra­les mun­dia­les gene­ra­das por Occi­den­te, como las sedes cen­tra­les del sis­te­ma de la ONU y la Unes­co, se ubi­ca­ran de mane­ra obvia en Nue­va York y Washing­ton DC, luga­res sinó­ni­mos duran­te el últi­mo siglo de liber­tad y libre­pen­sa­mien­to, a pesar de todos sus defec­tos polí­ti­cos y socia­les.

Qui­zá parez­ca que seña­lo lo más obvio, pero aho­ra creo que hay que hacer­lo con más fuer­za y reite­ra­ción que nun­ca. El más diá­fano sím­bo­lo en ori­gen de cómo se plan­teó en ese país el arti­cu­lar la liber­tad ciu­da­da­na, qui­zá sean las pala­bras con que empie­za el preám­bu­lo de la Cons­ti­tu­ción de EE.UU., que se ini­cia así: «Noso­tros, el pue­blo de los Esta­dos Uni­dos, a fin de for­mar una Unión más per­fec­ta, esta­ble­cer la jus­ti­cia, garan­ti­zar la tran­qui­li­dad nacio­nal, aten­der a la defen­sa común, fomen­tar el bien­es­tar gene­ral y ase­gu­rar los bene­fi­cios de la liber­tad para noso­tros mis­mos y para nues­tra pos­te­ri­dad, por la pre­sen­te pro­mul­ga­mos y esta­ble­ce­mos esta Cons­ti­tu­ción para los Esta­dos Uni­dos de Amé­ri­ca…».

Otro ejem­plo muy cono­ci­do de la mis­ma visión es La Pri­me­ra Enmien­da a la Cons­ti­tu­ción esta­dou­ni­den­se que, en esen­cia, es garan­te de que su Con­gre­so «…no podrá hacer nin­gu­na ley de la reli­gión, ni prohi­bir la libre prác­ti­ca de la mis­ma; ni limi­tar la liber­tad de expre­sión, ni de pren­sa; ni el dere­cho a la asam­blea pací­fi­ca de las per­so­nas, ni de soli­ci­tar al gobierno una com­pen­sa­ción de agra­vios». Y hay muchos más ejem­plos tan­to anti­guos y pio­ne­ros, como nue­vos. Fue tam­bién EE.UU. –esto es algo menos cono­ci­do– quien lide­ró, por ejem­plo, el Tra­ta­do sobre el espa­cio ultra­te­rres­tre. El Tra­ta­do prohí­be explí­ci­ta­men­te a cual­quier gobierno la rei­vin­di­ca­ción de recur­sos celes­tes como la luna o un pla­ne­ta, ya que son patri­mo­nio común de la huma­ni­dad. Es un tra­ta­do que for­ma la base del Dere­cho inter­na­cio­nal acer­ca del espa­cio. Que­dó abier­to a su fir­ma en EE.UU., Rei­no Uni­do y la Unión Sovié­ti­ca el 27 de enero de 1967 y entró en vigor el 10 de octu­bre de ese mis­mo año. Fue pro­mo­vi­do con el lide­raz­go ini­cial de EE.UU. y en enero de 2020 ya había sido rati­fi­ca­do por 110 paí­ses. Con­tra este tra­ta­do ya aten­tó el trum­pis­mo en su pri­me­ra eta­pa, como ya publi­qué hace cin­co años.

El arran­que abier­to de la civi­li­za­ción digi­tal se ini­ció ori­gi­na­ria­men­te des­de la socie­dad civil de EE.UU.

La socie­dad civil nor­te­ame­ri­ca­na siem­pre ha sido muy poten­te y abier­ta. Tam­bién fue en EE.UU. don­de nació la idea de Inter­net. Y don­de Richard Stall­man en 1983, arran­có des­de los labo­ra­to­rios del MIT, cer­ca de Bos­ton, su visión abier­ta de lo digi­tal des­de su pro­yec­to GNU, una ini­cia­ti­va cola­bo­ra­ti­va de soft­wa­re libre inven­ta­do con el obje­ti­vo de crear un sis­te­ma ope­ra­ti­vo com­ple­ta­men­te libre que, des­de enton­ces a hoy, guía deci­si­va­men­te el uso abier­to de la tec­no­lo­gía. Fue lan­za­do al mun­do por Richard Stall­man en 1985, crean­do la Free Soft­wa­re Foun­da­tion (FSF o Fun­da­ción para el Soft­wa­re Libre), des­de la calle Fran­klin, de Bos­ton, jun­to al cam­pus del MIT, gene­ran­do rápi­da­men­te una gran comu­ni­dad mun­dial que sigue com­par­tien­do esos valo­res. En la cabe­ce­ra de su Web se pue­den leer como lema aque­llas sig­ni­fi­ca­ti­vas pala­bras que el gran Ben­ja­mín Fran­klin escri­bió en su auto­bio­gra­fía «Pues­to que obte­ne­mos gran pro­ve­cho de los inven­tos de otras per­so­nasdebe­ría­mos ale­grar­nos de tener la opor­tu­ni­dad de ser­vir a los demás con algu­na inven­ción nues­tra, y esto debe­ría­mos hacer­lo libre y gene­ro­sa­men­te…».

Hay más ejem­plos para­dig­má­ti­cos, fru­to del carác­ter abier­to de la cita­da socie­dad civil. Otro sería el del pro­fe­sor de leyes Law­ren­ce Les­sig, naci­do en Dako­ta, fun­da­dor del Cen­tro para Inter­net y la Socie­dad en la Uni­ver­si­dad de Stan­ford, y fun­da­dor e impul­sor de la ini­cia­ti­va Crea­ti­ve Com­mons de ámbi­to mun­dial, con el pro­pó­si­to de pro­mo­ver el acce­so e inter­cam­bio de cul­tu­ra con un con­jun­to de ins­tru­men­tos jurí­di­cos gra­tui­tos que faci­li­tan usar y com­par­tir tan­to la crea­ti­vi­dad como el cono­ci­mien­to. Tam­bién fue un ciu­da­dano de EE.UU., naci­do en Hun­ts­vi­lle, Ala­ba­ma, lla­ma­do Jimmy Wales que, con su cole­ga, el filó­so­fo Larry San­ger, fun­da­ron Wiki­pe­dia, la enci­clo­pe­dia más gran­de del mun­do, que se auto­de­fi­ne como una enci­clo­pe­dia libre, polí­glo­ta, edi­ta­da de mane­ra cola­bo­ra­ti­va y de con­te­ni­do abier­to, que hoy es una ins­ti­tu­ción mun­dial de la cul­tu­ra, y ya inte­gra más de 63 millo­nes de artícu­los en 334 idio­mas redac­ta­dos por volun­ta­rios de todo el mun­do; que suma más de 3.500 millo­nes de edi­cio­nes, y per­mi­te de for­ma abier­ta que cual­quier per­so­na pue­da sumar­se al pro­yec­to y cual­quie­ra en el mun­do ten­ga acce­so libre a su con­te­ni­do, sin publi­ci­dad como prin­ci­pio fun­da­cio­nal, y finan­cia­da ente­ra­men­te por dona­cio­nes des­de hace más de 25 años.

Y fue John Perry Bar­low, un des­ta­ca­do poe­ta y genuino libre­pen­sa­dor esta­dou­ni­den­se naci­do en Wyo­ming quien, en 1996, redac­tó el tex­to de la Decla­ra­ción de Inde­pen­den­cia del Ciber­es­pa­cio, –en cier­to modo un mani­fies­to muy crí­ti­co de la visión abier­ta de inter­net–, de la que algu­nas fra­ses creo que vale la pena recor­dar aquí: «Esta­mos crean­do un mun­do en el que todos pue­den entrar, sin pri­vi­le­gios o pre­jui­cios debi­dos a la raza, el poder eco­nó­mi­co, la fuer­za mili­tar, o el lugar de naci­mien­to. Esta­mos crean­do un mun­do don­de cual­quie­ra, en cual­quier sitio, pue­de expre­sar sus creen­cias, sin impor­tar lo sin­gu­la­res que sean, sin mie­do a ser coac­cio­na­do al silen­cio o al con­for­mis­mo» …En la mis­ma decla­ra­ción se hace una crí­ti­ca direc­ta a una Ley pro­mo­vi­da en EE.UU. en 1996, que es toda una pues­ta en valor polí­ti­ca de inten­cio­nes y filo­so­fía abier­tas: «…En Esta­dos Uni­dos hoy habéis crea­do una ley, el Acta de Refor­ma de las Tele­co­mu­ni­ca­cio­nes, que repu­dia vues­tra pro­pia Cons­ti­tu­ción e insul­ta los sue­ños de Jef­fer­son,  Washing­tonMillMadi­sonDeTo­que­vi­lle y Bran­deis. Estos sue­ños deben rena­cer aho­ra en noso­tros».

Las uni­ver­si­da­des, pilar esen­cial de EE.UU., y ejem­plo de su mejor espí­ri­tu, inte­li­gen­cia y civi­li­za­ción

Pues bien; den­tro de todo el con­tex­to social y civil des­cri­to, el más fir­me pilar y diá­fano sím­bo­lo de la socie­dad libre de EE.UU., –sobre el que sub­ya­ce un cal­do de cul­ti­vo dina­mi­za­dor de lo mejor de su inte­li­gen­cia y civi­li­dad, a pesar de todos sus aspec­tos mejo­ra­bles–, son sus más poten­tes uni­ver­si­da­des. En el Ran­king de Shanghai de este año, como vie­ne ocu­rrien­do des­de hace déca­das, de las doce uni­ver­si­da­des más valo­ra­das del mun­do, diez son de EE.UU. En ese cita­do últi­mo Ran­king, las pri­me­ras son, por este orden, las de Har­vard, Stan­ford, el MIT (Mas­sa­chu­setts Ins­ti­tu­te of Tech­no­logy), al que sigue la Uni­ver­si­dad de Cam­brid­ge en el Rei­no Uni­do y, a con­ti­nua­ción, están las de Ber­ke­ley; Oxford, tam­bién en el Rei­no Uni­do y, des­pués, en los pues­tos del sie­te al doce, por este orden: Prin­ce­ton, Cali­for­nia Ins­ti­tu­te of Tech­no­logy (Cal­tech); Colum­bia; Chica­go; Yale y Cor­nell. Cual­quier país del mun­do soña­ría con tener esta posi­ción en cabe­za de sus uni­ver­si­da­des. Espa­ña, por ejem­plo, no tie­ne nin­gu­na entre las cien pri­me­ras de este selec­to Ran­king. La Uni­ver­si­dad de Bar­ce­lo­na, la pri­me­ra uni­ver­si­dad espa­ño­la en esta cla­si­fi­ca­ción, apa­re­ce en el pues­to 180. Esto nos dará una idea del con­tex­to de su cali­dad, en com­pa­ra­ción con las de nues­tro país.

Una vez dicho esto casi resul­tan asom­bro­sas, inve­ro­sí­mi­les, casi increí­bles, la serie de ata­ques, crí­ti­cas, acu­sa­cio­nes e infa­mes decla­ra­cio­nes de des­pre­cio que la actual admi­nis­tra­ción trum­pis­ta de la Casa Blan­ca ha lan­za­do sobre estas ins­ti­tu­cio­nes envi­dia­das en todo el mun­do, y que son cla­ra y obje­ti­va­men­te el prin­ci­pal motor del lide­raz­go en cien­cia bási­ca, y tam­bién de inno­va­ción, que la socie­dad de EE.UU. apor­ta al mun­do des­de hace muchas déca­das. Hay nume­ro­sos memes en la red que seña­lan lo que sig­ni­fi­can esos ata­ques.

La res­pues­ta no se ha hecho espe­rar y estas ins­ti­tu­cio­nes, con las dos pri­me­ras uni­ver­si­da­des más valo­ra­das del mun­do en el cita­do Ran­king en van­guar­dia, son las que han dado un paso al fren­te decla­ran­do que no se van a doble­gar ante estos ata­ques, cons­ti­tu­yen­do de fac­to un fren­te de opo­si­ción cívi­ca y social más allá de ideo­lo­gías. La Uni­ver­si­dad de Har­vard y el MIT han deci­di­do enfren­tar­se legal­men­te y no dejar­se ami­la­nar ante lo que con­si­de­ran acu­sa­cio­nes y ame­na­zas injus­tas por par­te del actual gobierno de EE.UU. cuyo pri­mer man­da­ta­rio mues­tra un odio casi cer­val a estas ins­ti­tu­cio­nes admi­ra­das des­de todo el mun­do por­que, al pare­cer, y sim­pli­fi­can­do mucho, las con­si­de­ra sím­bo­lo y vive­ro de casi todo lo woke a que me refe­ría al prin­ci­pio de este artícu­lo… ade­más de lan­zar sofla­mas cla­ra­men­te popu­lis­tas sobre el cre­ci­mien­to del ‘anti­se­mi­tis­mo’ en sus cam­pus. Sobre todo, con­tra Har­vard que, pre­ci­sa­men­te, hoy lide­ra un Pre­si­den­te, Alan M. Gar­ber, que es judío.

Ima­gen exte­rior del edi­fi­cio North­west Scien­ce Buil­ding en el cam­pus de Har­vard. A la dere­cha, jun­to al edi­fi­cio, sobre el cés­ped se pue­de ver una obra del artis­ta y disi­den­te chino Ai Wei­wei. Foto. Adol­fo Pla­sen­cia.

He teni­do el pri­vi­le­gio de cola­bo­rar y acep­tar fre­cuen­tes invi­ta­cio­nes como pro­fe­sor invi­ta­do a lo lar­go de muchos años, tan­to en el MIT como en Har­vard, y conoz­co bien sus eco­sis­te­mas de cono­ci­mien­to y he cono­ci­do, gra­cias a ello, extra­or­di­na­rios cien­tí­fi­cos. Tan­to el uno como la otra son, para mí, ins­ti­tu­cio­nes ins­ta­la­das des­de hace déca­das en lo mejor de la exce­len­cia, tan­to en docen­cia como en los gran­des logros en inves­ti­ga­ción o des­cu­bri­mien­to. Miem­bros de Har­vard han obte­ni­do has­ta aho­ra, nada menos que 161 pre­mios Nobel, 48 pre­mios Pulitzer, 8 gana­do­res de la Meda­lla Fields (con­si­de­ra­da el Nobel de mate­má­ti­cas), y en sus aulas se han for­ma­do 8 pre­si­den­tes de los Esta­dos Uni­dos. Por su par­te, miem­bros del claus­tro y la inves­ti­ga­ción del MIT han con­se­gui­do has­ta aho­ra 97 Pre­mios Nobel, 58 Natio­nal Medal of Scien­ce, entre otras dis­tin­cio­nes. Sin ir más lejos, en 2024, dos de los tres galar­do­na­dos con el Pre­mio Nobel de Eco­no­mía 2024, Daron Ace­mo­glu y Simon John­son son pro­fe­so­res del MIT. A su vez, y tam­bién, Gary Ruv­kun, bió­lo­go mole­cu­lar y pro­fe­sor de gené­ti­ca de la Escue­la de Medi­ci­na de Har­vard, que es con­si­de­ra­da la mejor del mun­do, ha sido galar­do­na­do con el Nobel de Medi­ci­na 2024.

La liber­tad de pen­sa­mien­to e inves­ti­ga­ción y el res­pe­to a la disi­den­cia son algo irre­nun­cia­ble

En su inten­to de embri­dar ideo­ló­gi­ca y eco­nó­mi­ca­men­te a las prin­ci­pa­les uni­ver­si­da­des de EE.UU., el actual poder de la Casa Blan­ca, ha lan­za­do ata­ques ver­ba­les y medi­das admi­nis­tra­ti­vas con­tra Har­vard y el MIT en Bos­ton; Cor­nell, en Nue­va York; North­wes­tern en Chica­go; y Prin­ce­ton en New Jer­sey. Y, por exten­sión, las ocho que com­po­nen la pres­ti­gio­sa Ivy Lea­gue, (o Liga de la Hie­dra): Brown, Colum­bia, Cor­nell, Dart­mouth, Har­vard, Pen­sil­va­nia, Prin­ce­ton y Yale, que son sím­bo­lo de la éli­te inte­lec­tual uni­ver­si­ta­ria del país, acu­sán­do­las de pro­mo­ver en sus cam­pus ideo­lo­gía anti­se­mi­ta y ‘pro­gre­sis­ta’ –dicho en sen­ti­do nega­ti­vo–, rela­cio­na­da con pro­mo­ver cosas como la diver­si­dad, la equi­dad y la inclu­sión, acti­vi­da­des que el actual man­da­ta­rio del máxi­mo poder esta­tal en Washing­ton, al pare­cer, con­si­de­ra inad­mi­si­bles para él mis­mo como diri­gen­te y para sus corre­li­gio­na­rios.

Estos ata­ques han pro­vo­ca­do una reac­ción en cade­na en todo el mun­do de la edu­ca­ción supe­rior esta­dou­ni­den­se. Ted Mit­chell, pre­si­den­te del Con­se­jo Ame­ri­cano de Edu­ca­ción, orga­ni­za­ción sin fines de lucro con más de 1.600 uni­ver­si­da­des afi­lia­das de todo EE.UU., ha mani­fes­ta­do su apo­yo expre­so a uni­ver­si­da­des como Har­vard y el MIT que han deci­di­do enfren­tar­se a la inje­ren­cia del gobierno trum­pis­ta que ha foca­li­za­do en ellas sus ata­ques, segu­ra­men­te por la posi­ción sim­bó­li­ca de su pres­ti­gio.

Hay muchí­si­ma infor­ma­ción ya en los medios sobre los deta­lles de este enfren­ta­mien­to a gran esca­la y no hay aquí espa­cio, ni siquie­ra para reu­nir todos los deta­lles sig­ni­fi­ca­ti­vos, pero sí me gus­ta­ría seña­lar el esti­lo de los ata­ques a las uni­ver­si­da­des. Por una par­te, se tra­ta de decla­ra­cio­nes públi­cas de un esti­lo ver­bal y escri­to soez y des­len­gua­do y popu­lis­ta, com­bi­na­dos con insul­tos de la peor ralea en redes socia­les. Una mues­tra es que, al día siguien­te de que Har­vard mani­fes­ta­ra su opo­si­ción a las ame­na­zas, el pre­si­den­te Trump, a tra­vés de su pla­ta­for­ma Truth Social, ‘dejó caer’ que esta uni­ver­si­dad debe­ría per­der su exen­ción de impues­tos –«si sigue pro­mo­vien­do la ‘enfer­me­dad’, ins­pi­ra­da en la polí­ti­ca, la ideo­lo­gía y el terro­ris­mo»–.  Del esti­lo de estas ame­na­zas, se dedu­ce la visión que hay detrás, ya que todas ellas se basan, apar­te de los insul­tos, en la pre­sión del dine­ro y la finan­cia­ción, como si la efi­ca­cia para con­se­guir doble­gar a estas ins­ti­tu­cio­nes depen­die­ra casi exclu­si­va­men­te del uso de armas eco­nó­mi­cas para derri­bar su resis­ten­cia y hacer­las clau­di­car.

Pero los tér­mi­nos de las con­se­cuen­cias para el con­jun­to de los ciu­da­da­nos que ten­dría el que el gobierno de la Casa Blan­ca cum­plie­ra sus ame­na­zas, creo que van mucho más allá de lo eco­nó­mi­co, ya que tie­nen que ver con la visión sobre de la fun­ción que la ense­ñan­za supe­rior uni­ver­si­ta­ria tie­ne para la socie­dad y las con­se­cuen­cias reales que ten­drían para las vidas y la salud los de los ciu­da­da­nos de EE.UU. Acep­tar que las ins­ti­tu­cio­nes uni­ver­si­ta­rias renun­cia­rán a su liber­tad e inde­pen­den­cia y a la diver­si­dad de sus visio­nes del mun­do o del cono­ci­mien­to podría afec­tar muy nega­ti­va­men­te a los cami­nos de per­fec­cio­na­mien­to hacia una socie­dad más jus­ta y más prós­pe­ra, en sen­ti­do amplio.

Todo ello se pue­de ver en los tér­mi­nos de las Car­tas opo­nién­do­se a sus recor­tes que han diri­gi­do al Gobierno, tan­to el pre­si­den­te de la Uni­ver­si­dad de Har­vard, el médi­co, eco­no­mis­ta y doc­tor en filo­so­fía, Alan Gar­ber; como la Pre­si­den­ta del MIT, la bió­lo­ga mole­cu­lar Sally Korn­bluth. Y tam­bién en las car­tas que han diri­gi­do a sus comu­ni­da­des uni­ver­si­ta­rias, y que he reci­bi­do por estar aso­cia­do a ellas.

Ima­gen de la Memo­rial Church, un edi­fi­cio emble­má­ti­co del cam­pus de Har­vard. Foto. Adol­fo Pla­sen­cia.

El Pre­si­den­te de Har­vard, tras reci­bir una Car­ta de la Casa Blan­ca con sus exi­gen­cias a la uni­ver­si­dad y una lis­ta de ame­na­zas en caso de no obe­de­cer, envió a su comu­ni­dad uni­ver­si­ta­ria una decla­ra­ción de la que des­ta­co algu­nas fra­ses:

«… Duran­te tres cuar­tos de siglo, el gobierno fede­ral ha otor­ga­do sub­ven­cio­nes y con­tra­tos a Har­vard y otras uni­ver­si­da­des para finan­ciar tra­ba­jos que, jun­to con las inver­sio­nes de las pro­pias uni­ver­si­da­des, han dado lugar a inno­va­cio­nes revo­lu­cio­na­rias en una amplia gama de cam­pos médi­cos, de inge­nie­ría y cien­tí­fi­cos. Estas inno­va­cio­nes han mejo­ra­do la salud y la segu­ri­dad de innu­me­ra­bles per­so­nas en nues­tro país y en todo el mun­do. En las últi­mas sema­nas, el gobierno fede­ral ha ame­na­za­do sus alian­zas con varias uni­ver­si­da­des, inclui­da Har­vard, debi­do a acu­sa­cio­nes de anti­se­mi­tis­mo en nues­tros cam­pus… Pero estas alian­zas se encuen­tran entre las más pro­duc­ti­vas y bene­fi­cio­sas de la his­to­ria de Esta­dos Uni­dos. Nos espe­ran nue­vas fron­te­ras con la pers­pec­ti­va de avan­ces trans­for­ma­do­res, des­de tra­ta­mien­tos para enfer­me­da­des como el Alzhei­mer, el Par­kin­son y la dia­be­tes, has­ta avan­ces en inte­li­gen­cia arti­fi­cial, cien­cia e inge­nie­ría cuán­ti­cas, y muchas otras áreas de gran poten­cial. Si el gobierno se reti­ra aho­ra de estas alian­zas, pone en ries­go no solo la salud y el bien­es­tar de millo­nes de per­so­nas, sino tam­bién la segu­ri­dad eco­nó­mi­ca y la vita­li­dad de nues­tra nación».

… «Si bien algu­nas de las exi­gen­cias del gobierno dicen tener como obje­ti­vo com­ba­tir el anti­se­mi­tis­mo, la mayo­ría impli­ca una regu­la­ción guber­na­men­tal direc­ta de las con­di­cio­nes inte­lec­tua­les en Har­vard». 

Y, decla­ra:

…«Hemos infor­ma­do a la admi­nis­tra­ción, a tra­vés de nues­tro ase­sor legal, que no acep­ta­re­mos el acuer­do pro­pues­to. La Uni­ver­si­dad no renun­cia­rá a su inde­pen­den­cia ni a sus dere­chos cons­ti­tu­cio­na­les… La pres­crip­ción de la admi­nis­tra­ción exce­de las facul­ta­des del gobierno fede­ral. Vio­la los dere­chos de Har­vard ampa­ra­dos por la Pri­me­ra Enmien­da y exce­de los lími­tes lega­les de la auto­ri­dad guber­na­men­tal bajo el Títu­lo VI. Ade­más, ame­na­za nues­tros valo­res como ins­ti­tu­ción pri­va­da dedi­ca­da a la bús­que­da, pro­duc­ción y difu­sión del cono­ci­mien­to. Nin­gún gobierno, inde­pen­dien­te­men­te del par­ti­do que haya en el poder, debe­ría dic­tar qué pue­den ense­ñar las uni­ver­si­da­des pri­va­das, a quié­nes pue­den admi­tir y con­tra­tar, y qué áreas de estu­dio e inves­ti­ga­ción pue­den desa­rro­llar».

Y, en sín­te­sis, seña­la entre sus pro­pó­si­tos ins­ti­tu­cio­na­les:

…«En defen­sa de Har­vard, con­ti­nua­re­mos… amplian­do la diver­si­dad inte­lec­tual y de pun­tos de vis­ta den­tro de nues­tra comu­ni­dad; …Afir­mar los dere­chos y res­pon­sa­bi­li­da­des que com­par­ti­mos; res­pe­tar la liber­tad de expre­sión y la disi­den­cia; …Tra­ba­jar jun­tos para encon­trar mane­ras, con­for­me a la ley, de fomen­tar y apo­yar una comu­ni­dad vibran­te que ejem­pli­fi­que, res­pe­te y acep­te la dife­ren­cia…».

Y, con­clu­ye:

...«Estos fines no se logra­rán median­te la impo­si­ción de pode­res, aje­nos a la ley, para con­tro­lar la ense­ñan­za y el apren­di­za­je en Har­vard y dic­tar cómo ope­ra­mos… La liber­tad de pen­sa­mien­to e inves­ti­ga­ción, jun­to con el com­pro­mi­so per­ma­nen­te del gobierno de res­pe­tar­la y pro­te­ger­la, ha per­mi­ti­do a las uni­ver­si­da­des con­tri­buir de mane­ra vital a una socie­dad libre y a una vida más sana y prós­pe­ra para per­so­nas de todo el mun­do...».

Por su par­te, Sally Korn­bluth, la Pre­si­den­ta del MIT, en tér­mi­nos pare­ci­dos a la de Har­vard, ha infor­ma­do a en una Car­ta la comu­ni­dad uni­ver­si­ta­ria del MIT que se opo­ne a las exi­gen­cias de la Casa Blan­ca ya que, rela­ta:

…«las recien­tes medi­das guber­na­men­ta­les inter­fie­ren con el fun­cio­na­mien­to nor­mal del MIT, lo que dis­mi­nu­ye nues­tra capa­ci­dad de ser­vir a la nación y de atraer al mejor talen­to del mun­do…».  E infor­ma que «…como ya les he comu­ni­ca­do antes, esta­mos res­pon­dien­do a cier­tas medi­das fede­ra­les recu­rrien­do a los tri­bu­na­les…». Y expli­ca: «En febre­ro, cuan­do los Ins­ti­tu­tos Nacio­na­les de la Salud (NIH) impu­sie­ron un lími­te repen­tino a los reem­bol­sos de cos­tos indi­rec­tos nece­sa­rios para rea­li­zar nues­tra inves­ti­ga­ción, nos uni­mos a varias uni­ver­si­da­des y aso­cia­cio­nes simi­la­res para pre­sen­tar una deman­da. El tri­bu­nal otor­gó una orden judi­cial per­ma­nen­te, que per­ma­ne­ce vigen­te mien­tras el gobierno ape­la».

Infor­man­do que el MIT se va a opo­ner legal­men­te a lo que con­si­de­ra un abu­so de inje­ren­cia del Gobierno:

…«Hoy, nos uni­mos a varias escue­las pares y aso­cia­cio­nes de edu­ca­ción supe­rior para pre­sen­tar una deman­da con el pro­pó­si­to de dete­ner esta acción…».

La pre­si­den­ta del MIT, con­clu­ye su car­ta a la comu­ni­dad con una rotun­da decla­ra­ción de inten­cio­nes sobre una de las carac­te­rís­ti­cas vita­les del MIT que es la atrac­ción del mejor talen­to que acu­de des­de todo el mun­do:

…«Para cum­plir con nues­tra gran misión, el MIT se com­pro­me­te a alcan­zar los más altos están­da­res de exce­len­cia inte­lec­tual y crea­ti­va. Esto sig­ni­fi­ca que nos dedi­ca­mos, y debe­mos dedi­car­nos, a atraer y apo­yar a per­so­nas con un talen­to excep­cio­nal, per­so­nas con el empu­je, la habi­li­dad y la auda­cia para ver, des­cu­brir e inven­tar cosas que nadie más pue­de…

…Para encon­trar a esas per­so­nas excep­cio­na­les, nos abri­mos a talen­to de todos los rin­co­nes de Esta­dos Uni­dos y del mun­do. El MIT es una uni­ver­si­dad esta­dou­ni­den­se, y nos enor­gu­lle­ce ser­lo, pero nos vería­mos gra­ve­men­te afec­ta­dos sin los estu­dian­tes y aca­dé­mi­cos que se unen a noso­tros des­de otros paí­ses.

…La ame­na­za de revo­ca­cio­nes ines­pe­ra­das de visas redu­ci­rá la pro­ba­bi­li­dad de que los mejo­res talen­tos de todo el mun­do ven­gan a Esta­dos Uni­dos, lo que per­ju­di­ca­rá la com­pe­ti­ti­vi­dad y el actual lide­raz­go cien­tí­fi­co esta­dou­ni­den­ses en los pró­xi­mos años».

Pano­rá­mi­ca des­de el sur del edi­fi­cio del MIT CSAIL (MIT Comou­ter Scien­ce and Arti­fi­cial Inte­lli­gen­ce Labo­ra­tory), obra del arqui­tec­to Frank Gerhy en el cam­pus del MIT. Foto: Adol­fo Pla­sen­cia

Ade­más, Sally Korn­bluth ha envia­do una car­ta a alum­nos y a ex-alu­m­­nos del Mas­sa­chu­setts Ins­ti­tu­te of Tech­no­logy (MIT) en la que les soli­ci­ta que pidan a sus repre­sen­tan­tes en Washing­ton que defien­dan «la edu­ca­ción, la inves­ti­ga­ción y la liber­tad de cáte­dra».

La bata­lla legal está en mar­cha. Y aun­que pare­ce­ría, reite­ro, que en el cen­tro de todo ello son dine­ro y finan­cia­ción; en reali­dad, lo más cru­cial de lo que suce­de es que el gobierno trum­pis­ta pare­ce que quie­re impo­ner a las mejo­res uni­ver­si­da­des de EE.UU., –que son las pri­me­ras del mun­do–, una suer­te de pen­sa­mien­to úni­co polí­ti­ca­men­te casi mono­te­má­ti­co y esco­ra­do hacia la ideo­lo­gía popu­lis­ta de extre­ma dere­cha, dis­fra­za­do con miles de sub­ter­fu­gios popu­lis­tas por­que con­si­de­ra lite­ral­men­te según sus pro­pios men­sa­jes a Har­vard y otras uni­ver­si­da­des (tam­bién cita­das expre­sa­men­te: Colum­bia, Cor­nell, North­wes­tern y Prin­ce­ton, entre otras), como sitios lle­nos de «buró­cra­tas sobre­pa­ga­dos con el dine­ro de los impues­tos de las fami­lias esta­dou­ni­den­ses en difi­cul­ta­des».

Pero esta bata­lla no solo va de dine­ro y finan­cia­ción. En ella, lo que está en jue­go prin­ci­pal­men­te es la liber­tad en la ense­ñan­za, la inves­ti­ga­ción, la inven­ción, el des­cu­bri­mien­to y el impac­to de todo ello en la socie­dad, que es mucho mayor de lo que la gen­te ima­gi­na. Esta ‘dispu­ta’ va esen­cial­men­te de liber­tad y civi­li­za­ción más que de dine­ro. En su deman­da de 51 pági­nas, Har­vard acu­sa a la admi­nis­tra­ción Trump de vio­lar la Pri­me­ra Enmien­da al inten­tar res­trin­gir lo que el pro­fe­so­ra­do de Har­vard pue­de ense­ñar a sus estu­dian­tes. El tex­to deman­dan­te cita expre­sa­men­te un dic­ta­men del Tri­bu­nal Supre­mo de EE.UU., de 1969: «El aula es, pecu­liar­men­te, el ‘mer­ca­do de ideas’ que pro­te­ge la Pri­me­ra Enmien­da de la Cons­ti­tu­ción de EE.UU., dise­ña­da asi­mis­mo para sal­va­guar­dar los dere­chos de los estu­dian­tes»…Y, tam­bién, argu­men­ta, que el gobierno «no pue­de iden­ti­fi­car nin­gu­na cone­xión racio­nal entre preo­cu­pa­cio­nes por el anti­se­mi­tis­mo y la inves­ti­ga­ción médi­ca, cien­tí­fi­ca, tec­no­ló­gi­ca y de otro tipo de cosas que ha con­ge­la­do, cuyo obje­ti­vo es sal­var vidas esta­dou­ni­den­ses»El mun­do de las tec­no­lo­gías y de las empre­sas debe­ría tam­bién dar­se por alu­di­do. Esto no sólo afec­ta al mun­do aca­dé­mi­co. Gran par­te de la rique­za y los nego­cios que gene­ra la tec­no­lo­gía pro­ce­de ini­cial­men­te en ori­gen, de manan­tia­les uni­ver­si­ta­rios.

Augu­ro que esta con­tien­da va a ser lar­ga, y no solo en lo legal, sino tam­bién en otros ámbi­tos como la pro­ble­má­ti­ca de la vida coti­dia­na de ciu­da­da­nos aman­tes de la socie­dad abier­ta, demo­crá­ti­ca y diver­sa. Las espa­das están en todo lo alto. Esto no ha hecho más que empe­zar. Pero ten­go cla­ro que esa es la socie­dad que pre­fie­ro y la que creo que debe­mos defen­der. Acep­tar lo con­tra­rio, lo aso­cio con un mun­do que no me gus­ta y quie­ro evi­tar rotun­da­men­te.,

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