¿Recordáis este billete? Es muy antiguo, pero en casa de algún abuelo podrás haberlo visto. La imagen que lo decora es un recorte del cuadro La Fuensanta (1929) de Julio Romero de Torres, quien según la copla: “Julio Romero de Torres pintó a la mujer morena / Con los ojos de misterio y el alma llena de pena”.
Pero, y esto ¿por qué te lo cuento?, porque hoy viajamos a Córdoba, a su ciudad natal. Este y otros cuadros podrás verlos en su casa natal y museo. Se encuentra en la Plaza del Potro. Esta casa natal forma parte del museo de Bellas Artes, ubicado en la misma plaza.
No vamos a demorarnos más y vayamos a disfrutar de la joya absoluta de esta ciudad, su Mezquita-Catedral, en este conjunto arquitectónico podemos observar la evolución de la arquitectura en dos culturas: la omeya y la cristina, desde el s.VI d.C hasta el s. XVIII d.C.
Intentaré resumir todo lo que puedes encontrar dentro de este espacio tan especial.
Todo este recinto tiene sus orígenes en la iglesia visigoda de San Vicente. Desde el 711, año en que los ejércitos árabes y bereberes invaden la península ibérica, hasta el año 780, comparten espacio de culto cristianos y musulmanes, pero poco a poco la población musulmana va creciendo y Abderrám I decide comprar el terreno de la iglesia para ampliar la mezquita.
En el lateral derecho de la mezquita, podrás ver restos de la antigua iglesia. Hay una zona, llamada Museo Visigodo de San Vicente, con vitrinas en la que se exponen capiteles, mosaicos y pilares de la época cristiana, encontrados en 1930 durante unas excavaciones.
El templo que construye Abderramán I, está formado por 11 naves longitudinales y está orientado hacia el sureste no hacia la Meca. Las malas lenguas comentan que es una protesta de los Omeyas por tener que abandonar Damasco.
El hijo y sucesor de Abderraman I, Hixem I, construye el alminar, con forma cuadrangular, las galerías para la oración de las mujeres y la primera pila de abluciones. A partir de ese momento, los siguientes califas amplían la mezquita: Abderramán II añade 8 naves y amplia el patio de abluciones, Abderramán III construye un nuevo minarete de 45 metros de altura, que se toma de modelo para los minaretes de Sevilla, Rabat y Marrakech, en la actualidad puedes ver restos de él en la torre campanario.
Alhakén II realiza la sala de oración y las nuevas maqsura y quibla, reflejando en estas aportaciones todo el esplendor que gozaba el califato cordobés en los ámbitos políticos, económicos y culturales a nivel mundial. Crea 4 lucernarios que dan mayor luz al recinto.
Alhakén II modifica el espacio habitual de oración de los califas e imanes. Convierte la Maqsura, en un espacio de proyección. Este espacio lo transforma en una pequeña estancia cubierta con una cúpula venera.
Para orientarse hacia la quibla hay un exquisito y laborioso diseño con arco de herradura peraltado y decoración de mosaicos estilo bizantino, que tienen una ornamentación geométrica y vegetal, junto con versículos del Corán.
A partir del 1146, cuando el rey Alfonso VII conquista la villa, se realiza en ella por el arzobispo de Toledo Don Raimundo la primera misa y comienza una nueva etapa en el monumento: la etapa cristiana.
En 1236 se la consagra para el culto católico y se erige la primera Capilla Mayor bajo el lucernario de Alhakén II. Hoy la conocemos como Capilla de Villaviciosa.
Enrique II de Trastarama construye una Capilla Real para que acoja los restos de su padre Alfonso XI y abuelo Fernando I, en estos momentos no pueden visitarse. También realiza la decoración mudéjar de la Puerta del Perdón que es el acceso principal a catedral.
La Capilla Real, el crucero y el coro, son la perfecta unión del arte cristiano y musulmán se iniciaron por petición del obispo Alonso de Manrique en 1489, desde ese momento hasta el 1748 que se comienza a construir la sillería del coro, la catedral cristiana va creciendo en opulencia y esplendor dentro de la antigua mezquita, pero siempre respetando su espíritu.
La Mezquita cuenta con 16 capillas de entre ellas las más importantes son: de Santa Inés, Santa teresa, Nuestra Señora de la Concepción, capilla de las Ánimas del Purgatorio, de la Natividad de Nuestra Señora, de San Esteban y San Bartolomé, de la conversión de San Pablo.
Pero no creas que ya has visto todo en este monumental edificio. Veamos su patio interior, el denominado Patio de los Naranjos, que, como todo lo que concierne a este monumento, ha sufrido varias modificaciones a lo largo del tiempo. Comenzó siendo el patio de abluciones en la época califal, pero, a comienzos del 1600, el obispo Francisco Reinoso lo convierte en jardín, plantando 100 naranjos, palmeras y cipreses.
En 1593, tras un terremoto, debió sustituirse el alminar por la Torre Campanario, se reforzaron sus muros y se construye el cuerpo de las campanas, en 1991 comienza un período de restauración integrando los restos del antiguo alminar que finaliza en 2004 permitiendo el acceso al público.
Solo nos quedan dos puntos a admirar, la Puerta del Perdón y las Puertas de Al Hakam II
La Puerta del Perdón, es la puerta de acceso al monumento. Como ya comenté, comenzó su ornamentación Enrique II y se finalizó en la Edad Moderna. Esto hace de ella un punto de unión de diferentes estilos artísticos de diferentes épocas.
Como despedida en el exterior de este monumento, sobre la fachada oeste podremos maravillarnos con lasPuertas de Al Hakam II. Son el resultado de una ampliación del s.X, que permitía el acceso al templo. La decoración de estas dos puertas contiguas es esplendorosa y permanecieron ocultas hasta finales del s. XIX que comenzó su restauración. También se las conoce con los nombres de Puerta del Espíritu Santo y Puerta de San Ildefonso.
Para finalizar, hoy nuestro magnifico recorrido nos acercamos hasta el cercano Puente Romano, y la Puerta de Calahorra.
La Puerta de Calahorra, que es de época medieval, hoy en día es el Museo Vivo de al-Andalus, nos narra la convivencia de las culturas judía, cristiana y musulmana. Su arco de herradura serviría como puerta de acceso al Puente Romano
El Puente Romano o Puente Viejo, desde el s. I a.C con sus 250 metros y sus 16 arcos, nos permite atravesar el rio Guadalquivir. Es curioso saber que fue durante 20 siglos el único puente que tuvo Córdoba, si no debías atravesar el Guadalquivir en barca.
Hemos visto hoy tantas cosas que continuaremos nuestro recorrido por esta magnífica Córdoba en el próximo artículo.
Les dejo el recorrido y la distancia que hemos realizado nosotros.
Nos vemos en nuestro próximo destino, perdón, nos vemos nuevamente en Córdoba.
Fotos: Corvamar
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