*Por su interés, reproducimos esta entrevista de María Vega a José García-Montalvo publicada en El Español.
José García-Montalvo (Valencia, 1964) es un investigador económico de referencia en España. Doctor de Economía por la Universidad de Harvard, primer premio Nacional Fin de Carrera y Premio Jaime I de Economía, en la actualidad es catedrático de Economía Aplicada en la Universidad Pompeu Fabra.
Estudioso de la situación de los jóvenes en el mercado laboral, advierte que quienes tienen entre 23 y 40 años serán el colectivo más golpeado por la crisis del Covid-19. Cree que la Unión Europea está “muy tocada”, que el ‘Small Data’ ha fallado en el control de la epidemia y que los dos grandes partidos no deben enfrentar modelos en este momento de polarización política y crisis social.
¿Qué implicaciones tiene para la economía el hecho de que el crudo haya tocado precios negativos?
Desde que comenzó la crisis financiera de 2008, hemos visto tipos de interés nominales negativos, cosa que era impensable. Ahora, el precio de los productos también podría ser negativo. Estamos viendo una serie de cosas extrañas que cambiarán por completo la perspectiva de cómo vamos a enseñar la economía. Están cambiando las reglas de la economía tal y como las hemos conocido desde el fin de la II Guerra Mundial. Tenemos que repensarlo casi todo desde cero.
¿El coronavirus ha precipitado un proceso de transformación económica que ya estaba en marcha?
Estábamos entrando en una nueva revolución. Habíamos vivido varias revoluciones económicas: la de los ordenadores y el hardware, la del software… Pero su impacto aún no estaba reflejado en las estadísticas de productividad, pese a que las máquinas estaban por todas partes. Esto era algo que a los economistas nos sorprendía. ¿Cómo es posible decir que los robots sean el futuro, pero en las estadísticas de productividad no se vea? Ahora empezaban a verse y el cambio se estaba empezando a producir, pero esta situación produce una disrupción tan clara que va a acelerar mucho el proceso.
Están cambiando las reglas de la economía tal y como las hemos conocido desde la II Guerra Mundial. Tenemos que repensarlo casi todo
¿En qué lo notamos?
Lo podemos ver a escala pequeña en muchas cosas. Por ejemplo, hace tiempo se hablaba del teletrabajo, de la universidad a distancia, de las visitas virtuales a pisos… Las empresas hacían pilotos, pero nadie acababa de meterse en este tema. Esta situación ha producido un cambio absoluto en esa percepción. Después de haber hecho videoconferencias y ver que funcionan y que solo cuando hay que cerrar un negocio, pero ya cerrarlo del todo, hay que darse la mano, no hará falta tanto viaje de negocios. Pasa igual con la formación, en la Pompeu Fabra hicimos exámenes en confinamiento. Estábamos preparados pero no se hacía efectivo, el cambio se estaba retrasando y ha llegado el momento.
Todo esto son pequeñas cosas que nos dan la señal de algo más grande, la robotización, los algoritmos que controlan la economía. Ahora sí se va a producir una entrada en tromba en estos sectores.
En el caso de España, que dependemos tanto de sectores como el turismo o la hostelería, ¿cómo vamos a afrontar ese cambio?
Tenemos las dos caras más negativas. Dependemos de una de las actividades que puede verse más afectada por este cambio estructural, que es el turismo. Pero también tenemos el otro problema, compartido por toda la Unión Europea, aunque más acentuado: no estamos en el nivel de desarrollo que deberíamos estar en robotización y nuevas tecnologías. Tenemos lo peor de los mundos: muchísima hostelería y restauración, mientras no tenemos prácticamente I+D, ni empresas potentes en el mundo de los datos, de la robótica, que pudieran hacer ese tránsito de una economía centrada en lo físico a esta economía más digital.
No estamos en el nivel de desarrollo que deberíamos estar en robotización y nuevas tecnologías
¿Qué podríamos hacer para acelerar esa transformación del tejido productivo? Sobre todo teniendo en cuenta que el Estado español no tiene demasiada fortaleza financiera para afrontar la reconstrucción…
Aquí los recursos públicos tienen muy poco que decir. Hace unos años se impuso el mantra del cambio de la estructura productiva, pero el BOE no cambia la estructura productiva. Se necesita gente con espíritu empresarial, a la que no le importa fracasar, que tiene ímpetu y ganas de hacer cosas. También investigación básica, que ahí el Gobierno sí puede hacer algo. Pero esto es un tema cultural. No se trata de que el Gobierno apueste por determinados sectores porque ya sabemos los errores que cometen los gobiernos cuando apuestan por sectores.
Lo que hace falta es un microambiente de actividad, venture capital, nuevas empresas con gente que no tenga miedo a fracasar y en España, esto es un grave problema porque la gente quiere trabajar para otro y los universitarios quieren ser funcionarios. Así es muy difícil que se produzca un cambio suficiente para estar al día con la velocidad que se está moviendo el mundo. Seguimos anclados en esto, que es un tópico, pero es la realidad.
El BOE no cambia la estructura productiva. Se necesita gente con espíritu empresarial, a la que no le importe fracasar
¿Cree que tras esa decisión de ser funcionario, se esconde el problema del trabajo precario?
Los salarios son bajos, pero son bajos si se trabaja para otro. Si alguien monta una empresa y tiene una visión de futuro y una idea buena, el salario será mayor. El problema es tengo que estar dispuesto a asumir un riesgo, a ir al banco y por la noche, dormir con ese crédito.
¿Cómo va a afectar esta crisis a los jóvenes?
Los jóvenes será el grupo más golpeado por esta crisis porque han sufrido ya dos muy seguidas. Pensemos en un joven que saliera de la universidad con 23 años en 2008 y 12 años después, con cerca de 40 afronta otra crisis. Hay estudios que dicen que los jóvenes que entran en el mercado laboral en situación de crisis o de cambio cíclico importante acaban teniendo una vida laboral mucho peor que el resto porque tienen tasas de desempleo más altas, salarios más bajos, tasas de temporalidad más altas…
Esta generación va a tener una vida laboral bastante dura. Y luego, tienes otro grupo de la población, con nueve millones de personas y una influencia política brutal, que son los pensionistas. La jubilación media es muy superior al salario básico que cobra un joven, lo cual es un contrasentido. Nos vamos a endeudar para pagar las pensiones y dar liquidez a las empresas de hoy y que esos jóvenes en el futuro, con sus impuestos, paguen esa deuda, con lo cual es una combinación explosiva.
La jubilación media es muy superior al salario básico que cobra un joven, lo cual es un contrasentido
Ofrecer una respuesta a los jóvenes, ¿debería ser un pilar de la reconstrucción?
Va a ser fundamental. Se habla de si esta crisis va a provocar una transformación o si va a provocar malestar social. En realidad, el malestar que va a generar va a ser para un grupo particular de personas. Hay gente que seguirá viviendo como siempre, pero hay un grupo de personas, en particular los jóvenes, y en concreto los que han entrado al mercado laboral entre estas dos crisis que no solo no van a vivir mejor que sus padres, sino que vivirán como sus abuelos o sus bisabuelos.
En este contexto, ¿cree que la renta básica es una buena receta y en ese caso, qué tipo de renta básica?
La renta básica ya era necesaria antes de esta crisis por la robotización. Hay mucha gente sin posibilidad de reciclarse, gente que si pierde el puesto de trabajo, no encontrará otro adecuado porque la demanda de esos puestos está desapareciendo. Va a hacer falta sostener la renta de esas familias. Pasaremos por un periodo en el que una parte de la población ni está preparada, ni es flexible desde un punto de vista formativo como para poder hacer frente a este cambio.
El problema es que ahora hace falta dar una solución por el Covid-19. Yo preferiría hacer las cosas bien, si hace falta sostener rentas en esta situación, que se haga de manera temporal. Después, si hay que hacer algo permanente que se piense muy bien cómo hacerlo porque estos mecanismos, si no se hacen bien pueden ser absolutamente desastrosos, en especial, en una cultura como la española. Hay que pensarlo con muchísimo cuidado, sin sacar provecho político y haciendo los cálculos necesarios.
Si la renta básica no se hace bien puede ser absolutamente desastrosa, en especial, en una cultura como la española
¿Qué papel va a tener el ‘Big Data’ en la salida de esta crisis, en especial, en la desescalada?
Empezaré primero por el ‘Small Data’. Es increíble cómo se están tomando decisiones sin tener ni idea de los elementos básicos de la dinámica de la pandemia. Ni idea, cero. Con una incertidumbre total. Los expertos utilizan unos modelos matemáticos que un estudiante de primero de económicas podría resolver y que dependen de unas cosas que no sabemos. Desconocemos el número de infectados real, no tenemos ni idea de la tasa de infección, ni de la tasa de mortalidad. En esos modelo, si se meten parámetros equivocados, el resultado puede ser cualquier cosa.
Los supuestos expertos, epidemiólogos, pasan horas y horas discutiendo con matemáticos y economistas para hacer modelos con parámetros que desconocen. Por ejemplo, el Imperial College en Londres dijo que en España había unos siete millones de infectados. Pero en ese informe dijo que las bandas de confianza de sus datos van desde el 3,4% al 41%. Es como decir: esto es una broma. Estamos hablando del ‘Big Data’ y no sabemos los valores básicos de quienes tienen la epidemia y que son los que deben determinar cuándo debe acabar el confinamiento.
La banda de confianza de los datos del estudio del Imperial College va desde el 3,4% al 41%. Esto es una broma.
Ahora, pasemos al ‘Big Data’ que, sin duda, puede jugar un papel importante. Uno de los primeros procedimientos de massive learning que se hizo famoso fue uno de predicción de la gripe normal en EEUU. El estudio se publicó en 2009 en Science y se basaba en las búsquedas a través de Google. Con una bolsa de palabras generada por el usuario con los síntomas de la gripe, se podía determinar con todo detalle, calle a calle, cuántas búsquedas había y era un predictor increíble de cómo se movía la gripe. El centro de control de enfermedades infecciosas de EEUU tardaba como dos semanas y con este procedimiento, se podía hacer instantáneamente la estimación. Fue uno de los mayores éxitos del massive learning.
En la pandemia actual, también se ha utilizado un procedimiento similar buscando síntomas de coronavirus. En concreto, con las búsquedas de la gente sobre la pérdida olfativa. Esto podría unirse al seguimiento de móviles… Son mecanismos muy útiles y ya se utilizan desde una perspectiva comercial, pero que se pueden utilizar para muchas otras cosas, como para hacer un seguimiento de infectados, etc.
Se hace con perspectiva comercial, pero la UE tiene reticencias a que se haga con una perspectiva sanitaria…
Sí en los últimos seis meses. He estado dando conferencias sobre ‘Big Data’ y éste es uno de los puntos que más resalto. Para bajar una linterna en el móvil, el usuario está dispuesto a dar permiso para acceder a sus contactos, a sus imágenes… ¡Para bajarse una linterna! Pero luego, el INE anuncia que va a hacer seguimiento de los móviles agregados, no individualizados, para hacer un estudio de movilidad y la gente salta. Pero, ¿nos hemos vuelto locos? Estamos dando toda la información para bajar una linterna y no queremos contribuir con esto. Esta es una esquizofrenia. No tiene sentido.
Estamos dispuestos a dar toda nuestra información para bajar una linterna en el móvil y no queremos contribuir con el Covid
Es verdad que con la llegada de todos estos mecanismos, empieza a correr esta idea del Gran Hermano, el Estado que lo ve todo, que lo controla todo. Pero no me parece lógico que las empresas privadas puedan hacer un seguimiento de la huella digital sin problema y, sin embargo, pongamos tantas reticencias cuando los resultados tienen una implicación de tipo social y público.
Hay otro debate interesante sobre la mesa que es el del control de la información y los bulos…
La proporción de fake news está disminuyendo en esta crisis. Cuando hay algo de verdad importante, la gente no presta tanta atención a las fake news y demanda información de medios serios y científicos. Esto es interesante si cuando acabe la crisis, esa tendencia sigue, cosa que no ocurrirá. Sabemos que la gente se siente atraída por la novedad de las fake news y hay varios artículos en Science sobre esto.
Una fake news es una novedad segura porque es mentira, pero a la gente le llama la atención. Sin embargo, cuando las cosas se ponen mal, la gente sí que intenta buscar información más veraz en los medios tradicionales. Todos los procedimientos de comprobación de noticias están en un momento álgido. Los fake checkers, que no eran de utilización generalizada, se van a utilizar cada vez más por parte de Facebook y de todas las empresas que tienen que ver con contenidos. Esto es importante porque íbamos hacia una tendencia suicida.
Cuando hay algo de verdad importante, la gente no presta tanta atención a las ‘fake news’ y demanda información de medios serios y científicos
Ese entorno está relacionado con la polarización política, ¿cómo podemos afrontar la reconstrucción desde esa división?
Los muros de Facebook han hecho mucho daño porque el usuario capa al que piensa distinto. Hay mucha gente que se informa en esos muros y piensa que tiene la razón porque solo ve a los que piensan como él. A su opuesto, le pasa lo mismo. Esto produce una mayor polarización.
Sería un poco tonto pensar que en una situación como la que tenemos en España sea posible reeditar unos nuevos Pactos de la Moncloa. No son lo que necesitamos porque no se puede alcanzar un acuerdo de ese calado ahora. Primero, porque el momento no tiene nada que ver con el de entonces. Y segundo, no hay forma de que esos dos mundos se entiendan.
Cuando alguien lleva la Constitución y solo lee dos artículos, esa Constitución no es la misma que tienen los otros que leen más artículos. Entonces, no se van a poner de acuerdo: para unos existen unos artículos y para otros, los otros. Sin embargo, dada la situación sí debería hacerse algo de mínimos. Pero de mínimos, muy mínimos. Lleguemos a esos mínimos para poder poner las bases de la recuperación.
Cuando alguien lleva la Constitución y solo lee dos artículos, esa Constitución no es la misma que tienen los otros. No se van a poner de acuerdo
Después, otra de las cosas que sobrevuela por esta crisis es la democracia frente a la autocracia. Esa visión de que China lo ha hecho tan bien frente a otros países democráticos, cuando realmente lo de China ha sido desastroso. Estamos aquí porque China no quiso decir al principio lo que estaba pasando. Pero se está expandiendo esa idea frente a la otra que dice que Corea del Sur es una democracia y sí que lo ha hecho bien. Suecia es una democracia y también lo ha hecho bien. La autocracia no funciona mejor. Tenemos que seguir en un sistema democrático, polarizado, como está, pero democrático.
¿En qué aspectos se puede llegar a esos acuerdos de mínimos?
Por ejemplo, en la renta básica, con la excepción de Vox. Todo el mundo está de acuerdo en ayudar a las familias que han perdido el trabajo con una base mínima. Cojamos eso hasta llegar a un acuerdo, pero no enfrentemos modelos porque si nos ponemos a enfrentar dos artículos de la Constitución frente al resto, vamos a acabar mal.
No es el momento para eso, aunque la tentación es grande. Si quieres un cambio de régimen, el momento actual es de mucha disrupción. Justamente, esto es lo que hay que evitar.
¿Está en juego la globalización?
Es importante oponerse a los argumentos de que necesitamos producir nosotros respiradores y mascarillas. Haga usted reservas estratégicas, igual que hace con el petróleo. Sabemos desde 2007 que íbamos a tener pandemias. Lo dijo Bill Gates en 2011. Haga usted una reserva estratégica de todos esos bienes que son necesarios.
Es importante oponerse a los argumentos de que necesitamos producir nosotros respiradores y mascarillas. Haga usted reservas estratégicas
Luego, habrá que tener en cuenta que si la producción de una empresa viene del sudeste asiático, se tendrá que cubrir de alguna manera porque las pandemias vienen de allí. Ya no será tan barato producir en China porque puede haber un momento en que se rompa la cadena de producción.
¿Sería necesario regular a las grandes tecnológicas?
Ya antes de esta crisis veíamos una concentración muy importante de estos sectores en los que the winner takes all, el que gana se lo lleva todo, y la empresa dominante, es dominante al 80 o 90%. El coronavirus ha acelerado eso todavía más porque Amazon se lo está comiendo todo. Esta situación viene muy bien a Google, Facebook… a todas las empresas que tienen que ver con tecnología.
Por desgracia, vamos a necesitar un regulador más duro con estas empresas, que si es necesario, las parta. Va a llegar un momento en que el control que van a tener va a ser tan alto que harán lo que quieran con los precios.
Amazon se lo está comiendo todo. Vamos a necesitar un regulador más duro con estas empresas, que si es necesario, las parta
¿Una regulación global?
Como mínimo a nivel americano, como cuando partieron la Bell en distintas ‘baby Bells’. En Europa hay ganas de hacerlo, lo que no hay es capacidad para ello. Esto enlaza con otra cosa relevante que es la inversión en I+D. Es lo que en el futuro puede ayudarnos a hacer frente a shocks de este tipo. Tenernos que estar preparados para esta situación porque ya sabemos que habrá más pandemias, terrorismo… Y es necesario contar con investigación en todos los ámbitos, médicos, tecnológicos…
También investigación económica sobre cómo debemos responder porque ahora se está haciendo en base a lo que hicimos en 2008 con alguna ocurrencia más. Habría que estar preparados con un plan de contingencia y esto no se puede hacer en dos meses. Hay que hacerlo bien. Tengo dudas de que acabemos felices después de esta crisis.
Estamos respondiendo a esta crisis con lo que hicimos en 2008 y alguna ocurrencia más. Hace falta investigación económica para la próxima
¿Qué opina del papel de la Unión Europea en esta crisis?
La UE llega tarde y con pocas medidas. Ahora intenta resolver la situación, pero está muy tocada desde 2008. Luego está el tema de cómo gestionamos la deuda que todos los países van a tener y si hay alguna forma de evitar que sea un lastre. Las medidas que se han propuesto son difíciles de aplicar.
Un asunto importante es el de la monetización de la deuda: imprimir dinero y eliminar la deuda, eso es un apunte contable. En el corto plazo no es posible, pero en el medio plazo sí sería importante tenerlo en cuenta si la cosa se complica.
Dice que la UE está muy tocada, ¿pero todavía tiene margen de maniobra?
Creo que ha quedado muy tocada. Si se refiere a la posibilidad de que pueda emitir deuda perpetua, para eso necesitaría capacidad de recaudar y se la tienen que otorgar los países, que no van querer ceder sus bases impositivas. Con nuevos impuestos al CO2, etc., no es posible levantar la financiación que se necesita, ni siquiera en deuda perpetua.
Además, el impacto de las declaraciones del premiere de Holanda sobre los países del sur y el hecho de que Alemania estuviera de acuerdo, tiene un impacto psicológico muy difícil de batir. Lo dicen porque es lo que piensan de verdad sobre nosotros y sobre los italianos. Ojo, que pueden tener razón, puede ser que nos estén enfrentando a la realidad, pero me da lo mismo, crea un mal rollo que es muy difícil de recuperar. La UE está muy tocada y de aquí saldrá más tocada.
Lo primero que hicieron fue cerrar fronteras, fuera el Acuerdo de Schengen. Si ante la llegada de una crisis lo primero que hacemos es no ponernos de acuerdo y cerrar fronteras, pues esto de la UE no parece que esté funcionando.
Comparte esta publicación
Suscríbete a nuestro boletín
Recibe toda la actualidad en cultura y ocio, de la ciudad de Valencia