La prensa anunció estas Navidades la intención de la alcaldesa Rita Barberá de acudir al COI en Suiza para poner la ciudad a disposición de los deportes olímpicos. Silencioso y liviano, pero inteligente, el movimiento de la alcaldesa en vísperas de iniciar una nueva campaña electoral apenas ha tenido eco en la Generalitat. Ni tampoco en los medios. Supongo que lo de organizar unas Olimpiadas en Valencia se da por imposible.Si la ciudad fracasó con los juegos del Mediterráneo, si pinchó con el Mundial de atletismo, con la capitalidad cultural… ¿a santo de qué vamos a ir a por unas Olimpiadas? Máxime tras las dos frustaciones que ha vivido Madrid. Tan es así, dirán, que incluso la alcaldesa no se ha tirado a la piscina, y apenas se ha limitado a ofrecer Valencia como sede de competiciones para deportes olímpicos menos conocidos: esgrima, piragüismo, badmington, tiro al plato, voleyplaya… Rita Barberá, en cualquier caso, explota –y explora–, el papel de la ciudad como centro de acontecimientos deportivos de primer nivel, algo que le ha ido muy bien en los últimos años con la America’s Cup, el Open 500 de tenis o la Fórmula 1, por citar tres ejemplos, nutriendo a su vez el proyecto de Valencia como Capital Europea del Deporte para este 2011, y a lo que el candidato de la oposición, Joan Calabuig, parece querer sumarse.
En cambio, a un servidor no le parece tan descabellado pensar en una Olimpiada valenciana. ¿Por qué no? ¿Acaso Melbourne en 1956 estaba mejor preparada? ¿O la Atlanta-Coca Cola de 2000?Ahora bien, un proyecto olímpico para Valencia no podría plantearse para antes de 25 años –o sea que podríamos avizorar un horizonte plausible para el 2032 ó 2036–. De aquí a entonces la ciudad debería trazar un plan estratégico ambicioso y no necesariamente con grandes costes, aprovechando, además, la actual crisis para llevar a cabo apuestas tácticas con visión de futuro. Valencia es una perita en dulce, un espacio privilegiado que a cualquier emprendedor, a cualquier investigador y, desde luego, a cualquier deportista de élite, le gustaría para desarrollar su actividad. Falta masa crítica para competir en cantidad, no necesariamente en calidad.
Así que puestos a elucubrar y a tirar de ensoñaciones ahora que todavía tenemos frescos a los Reyes Magos, he aquí unas cuantas actuaciones e infraestructuras que harían de esta ciudad una buena candidata olímpica:l Acabar el estadio de fútbol con todos los lujos previstos: su hotel, su palacio de basquet, su cubierta y sus gradas retráctiles sobre las pistas atléticas.
l Hacer las piscinas retráctiles de las Arenas –aquí, quizás, no haría falta tanto retractilamiento– y diseñar un buen proyecto para una Marina habitable en la dársena del Puerto.l Llevarse la ampliación del Puerto a Sagunto, y transformar el actual en un espacio compartido con la trama urbana.
l Dotar a la ciudad de dos grandes parques: el Central y el Delta, donde también existan centros para la práctica de deportes minoritarios.l Conseguir cuatro o cinco campus de excelencia más para nuestras dos universidades públicas.
l Transformar el Cabanyal en la ciudad olímpica –y después universitaria.l Ubicar la nueva estación del AVE en la Ciudad de las Ciencias, generando una nueva centralidad urbana.
l Fomentar el uso turístico y de ocio en todos los espacios naturales del sur de la ciudad.l Multiplicación de los carriles-bici y de las líneas de tranvía.
l Cierre al tráfico no residencial del centro histórico y de algunas vías estratégicas.l Creación de una administración única en el área metropolitana.
l Creación de un tren-express entre el aeropuerto de Manises y Benidorm, y de un barco-ferry express entre Valencia e Ibiza y Formentera.l Realización del tramo ferroviario Gandia-Dénia.
l Desarrollo del plan Ruta Azul, para la transformación en un Malibú a la valenciana del espacio entre Valencia y Sagunto.l Creación de la “isla de los museos” en el triángulo comprendido entre la Trinidad, el San Pío V, y el IVAM con la Beneficencia.
l Conversión del Ateneo Mercantil en el gran centro cultural de la ciudad.l Desarrollo urbano mediante diseños arquitectónicos de calidad en el Grao.
l Transformación de las naves y harinera del Grao en la ciudad del diseño.l Creación de una marca “valencia” de mobiliario urbano junto a Decaux, Ikea y la Asociación Valenciana de Diseñadores.
l Alta Velocidad y ancho de vía europeo para el Corredor Mediterráneo. Y desarrollo de dos nuevos ejes ferroviarios: hacia Francia por Zaragoza y Somport, y hacia la Bética por Baeza a Sevilla.
La prensa anunció estas Navidades la intención de la alcaldesa Rita Barberá de acudir al COI en Suiza para poner la ciudad a disposición de los deportes olímpicos. Silencioso y liviano, pero inteligente, el movimiento de la alcaldesa en vísperas de iniciar una nueva campaña electoral apenas ha tenido eco en la Generalitat. Ni tampoco en los medios. Supongo que lo de organizar unas Olimpiadas en Valencia se da por imposible.Si la ciudad fracasó con los juegos del Mediterráneo, si pinchó con el Mundial de atletismo, con la capitalidad cultural… ¿a santo de qué vamos a ir a por unas Olimpiadas? Máxime tras las dos frustaciones que ha vivido Madrid. Tan es así, dirán, que incluso la alcaldesa no se ha tirado a la piscina, y apenas se ha limitado a ofrecer Valencia como sede de competiciones para deportes olímpicos menos conocidos: esgrima, piragüismo, badmington, tiro al plato, voleyplaya… Rita Barberá, en cualquier caso, explota –y explora–, el papel de la ciudad como centro de acontecimientos deportivos de primer nivel, algo que le ha ido muy bien en los últimos años con la America’s Cup, el Open 500 de tenis o la Fórmula 1, por citar tres ejemplos, nutriendo a su vez el proyecto de Valencia como Capital Europea del Deporte para este 2011, y a lo que el candidato de la oposición, Joan Calabuig, parece querer sumarse.
En cambio, a un servidor no le parece tan descabellado pensar en una Olimpiada valenciana. ¿Por qué no? ¿Acaso Melbourne en 1956 estaba mejor preparada? ¿O la Atlanta-Coca Cola de 2000?Ahora bien, un proyecto olímpico para Valencia no podría plantearse para antes de 25 años –o sea que podríamos avizorar un horizonte plausible para el 2032 ó 2036–. De aquí a entonces la ciudad debería trazar un plan estratégico ambicioso y no necesariamente con grandes costes, aprovechando, además, la actual crisis para llevar a cabo apuestas tácticas con visión de futuro. Valencia es una perita en dulce, un espacio privilegiado que a cualquier emprendedor, a cualquier investigador y, desde luego, a cualquier deportista de élite, le gustaría para desarrollar su actividad. Falta masa crítica para competir en cantidad, no necesariamente en calidad.
Así que puestos a elucubrar y a tirar de ensoñaciones ahora que todavía tenemos frescos a los Reyes Magos, he aquí unas cuantas actuaciones e infraestructuras que harían de esta ciudad una buena candidata olímpica:l Acabar el estadio de fútbol con todos los lujos previstos: su hotel, su palacio de basquet, su cubierta y sus gradas retráctiles sobre las pistas atléticas.
l Hacer las piscinas retráctiles de las Arenas –aquí, quizás, no haría falta tanto retractilamiento– y diseñar un buen proyecto para una Marina habitable en la dársena del Puerto.l Llevarse la ampliación del Puerto a Sagunto, y transformar el actual en un espacio compartido con la trama urbana.
l Dotar a la ciudad de dos grandes parques: el Central y el Delta, donde también existan centros para la práctica de deportes minoritarios.l Conseguir cuatro o cinco campus de excelencia más para nuestras dos universidades públicas.
l Transformar el Cabanyal en la ciudad olímpica –y después universitaria.l Ubicar la nueva estación del AVE en la Ciudad de las Ciencias, generando una nueva centralidad urbana.
l Fomentar el uso turístico y de ocio en todos los espacios naturales del sur de la ciudad.l Multiplicación de los carriles-bici y de las líneas de tranvía.
l Cierre al tráfico no residencial del centro histórico y de algunas vías estratégicas.l Creación de una administración única en el área metropolitana.
l Creación de un tren-express entre el aeropuerto de Manises y Benidorm, y de un barco-ferry express entre Valencia e Ibiza y Formentera.l Realización del tramo ferroviario Gandia-Dénia.
l Desarrollo del plan Ruta Azul, para la transformación en un Malibú a la valenciana del espacio entre Valencia y Sagunto.l Creación de la “isla de los museos” en el triángulo comprendido entre la Trinidad, el San Pío V, y el IVAM con la Beneficencia.
l Conversión del Ateneo Mercantil en el gran centro cultural de la ciudad.l Desarrollo urbano mediante diseños arquitectónicos de calidad en el Grao.
l Transformación de las naves y harinera del Grao en la ciudad del diseño.l Creación de una marca “valencia” de mobiliario urbano junto a Decaux, Ikea y la Asociación Valenciana de Diseñadores.
l Alta Velocidad y ancho de vía europeo para el Corredor Mediterráneo. Y desarrollo de dos nuevos ejes ferroviarios: hacia Francia por Zaragoza y Somport, y hacia la Bética por Baeza a Sevilla.