Barcelona y las Islas Baleares han colapsado turísticamente. Valencia anda buscando su destino en esa materia y no sabe muy bien por dónde debe tirar. Francesc Colomer, al frente de la Agencia Valenciana de Turisme parece que tiene algunas ideas claras. Nada de tasas y mucha planificación, potenciación de la calidad gastronómica y de las rutas culturales pero manteniendo y mejorando el clásico turismo de sol y playa.
Colomer viene de Benicàssim, una ciudad balneario de costa desde el siglo xix, así que en ese aspecto tiene convicciones claras. Como las tienen en Benidorm, el gran yacimiento turístico de nuestra Comunidad que, a veces, se menosprecia desde el desconocimiento y al que se ayuda poco desde las administraciones públicas. Hace tiempo que Benidorm y su hinterland merecerían un plan paisajístico integral, un sistema de transporte público metropolitano, una lanzadera con el aeropuerto del Altet, el desarrollo de actividades náuticas, etc. Pero si a Benidorm apenas se le hace caso, mucho peor parece la situación de nuestra ciudad Valencia, cuyo potencial turístico es innegable. Una ciudad de tamaño medio de las grandes de Europa pero con todos los servicios metroplitanos en curso, desde una ópera a dos grandes equipos de fútbol… con dos universidades públicas y otras dos privadas más otra multitud de centros educativos superiores…, con nueve kilómetros de playas urbanas, un puerto deportivo, museos prestigiosos, grandes restaurantes, el plato gastronómico por excelencia de nuestro país, el clima perfecto incluso para la práctica del running a través de esa joya ciudadana que es el Jardín del Turia… hospitales en primera línea de investigación y práctica médica… sede y centro expansivo de la segunda empresa en facturación de nuestro país, con un puerto interoceánico, varias navieras punteras… ¿No sé a qué estamos esperando?
Ángela Pla
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