Com­pues­to por nue­ve lar­go­me­tra­jes recien­te­men­te res­tau­ra­dos.

«El sue­ño de la ser­pien­te» reúne obras y artis­tas de dife­ren­tes eta­pas de la gale­ría.

La Revis­ta de Navi­dad de Mer­ca­do­na ya está dis­po­ni­ble en tien­das y en ver­sión digi­tal, con menús fes­ti­vos rápi­dos, con­se­jos de deco­ra­ción, pro­pues­tas de belle­za y rega­los, den­tro de su estra­te­gia de sur­ti­do efi­cien­te para «El Jefe».

El hotel bou­ti­que Villa Emi­lia abre sus puer­tas en Oli­va con un even­to inau­gu­ral para más de 300 per­so­nas, impul­sa­do por Cris­ti­na Bai­xau­li y Samuel Cata­là, y se posi­cio­na como nue­vo espa­cio exclu­si­vo para even­tos y estan­cias con encan­to en la Comu­ni­tat Valen­cia­na.

Muy Scien­ce Fest Madrid 2025 reco­no­ce a la valen­cia­na Anna Lluch por sus avan­ces en el cán­cer de mama den­tro de los Pre­mios Muy Intere­san­te a Muje­res Cien­tí­fi­cas, jun­to a otras inves­ti­ga­do­ras de áreas cla­ve como gené­ti­ca, robó­ti­ca médi­ca o con­ta­mi­na­ción atmos­fé­ri­ca.

El Hos­pi­tal Vithas Valen­cia Turia estre­na la tec­no­lo­gía MyoS­train, una reso­nan­cia mag­né­ti­ca ultra­rrá­pi­da que detec­ta dis­fun­cio­nes car­dia­cas invi­si­bles en 10 minu­tos y bene­fi­cia espe­cial­men­te a pacien­tes con fac­to­res de ries­go.

Per­zon se alza ven­ce­do­ra de The Ter­mi­nal Cha­llen­ge tras com­pe­tir con 45 pro­yec­tos y con­si­gue estan­cia de un año y men­to­ría per­so­na­li­za­da en The Ter­mi­nal Hub.

El ITE desa­rro­lla HELIOS, un pro­yec­to pio­ne­ro en la Comu­ni­tat Valen­cia­na que inte­gra bate­rías de litio y pilas de hidró­geno para alar­gar la auto­no­mía de dro­nes y vehícu­los eléc­tri­cos lige­ros.

Al nave­gar por las encan­ta­do­ras calles de ciu­da­des his­tó­ri­cas como Valen­cia, el sis­te­ma de sus­pen­sión de su vehícu­lo se pone a prue­ba. La nece­si­dad de un sis­te­ma de sus­pen­sión fia­ble se con­vier­te en pri­mor­dial con carri­les estre­chos, calles ado­qui­na­das y cur­vas cerra­das.

Hay luga­res que dejan hue­lla en la his­to­ria y el pai­sa­je de una ciu­dad. En Valen­cia, ese pun­to está cla­ro: una línea blan­ca que se refle­ja en el agua y que todo el mun­do reco­no­ce.